Miedo al amor

Parte 1

Nachimi era una dependienta en una tienda de libros, que gustaba de usar vestidos anchos, siempre en tonos oscuros o plomos, un día entró en el lugar un hombre muy alto, tuvo que agacharse para poder pasar por la puerta de entrada, vestía un jeans y una camiseta amarilla con las mangas moradas, su cabeza estaba cubierta por un gorro con la visera para atrás, con expresión seria, que se volvió insegura cuando no supo qué libro llevar.

— ¿No es para usted? ¿Verdad? — ella muchas veces ayudaba a los varones a comprar para su familia o amigos.

— No, es para una niña de 14 años.

— ¿Qué intereses tiene?

— Le gustan las artes marciales... — y le contó resumidamente sobre la muchachita.

— Mmmm... venga por acá, llegaron unos nuevos libros tipo Diario de vida

— ¿Diario de vida?

— Un diario de vida es donde las jovencitas escriben las cosas que quieran, desde cómo le fue en el día, a quien... le gusta — cuando lo miró él le sonrió de lado, se veía encantador, ella se sonrojó — en este caso además tiene pequeños artículos que pueden interesarle, desde ejercicios de yoga a consejos de belleza básicos.

El hombre lo tomó y lo hojeó un poco, no estaba convencido, la dependiente le mostró un par más de fantasía, o aventura, pero todavía no sabía cuál llevar.

— ¿Cuándo es el cumpleaños?

— Mañana domingo.

— Hagamos esto, lleve el diario de vida, le aseguro que a la jovencita le gustara, y si no es así puede traerlo y se lo cambio por algo que le interese del mismo valor.

— Gracias — el gigante se despidió luego de pagar.

A la dependienta le pareció curioso que guardará su dinero en una bolsita de tela en su bolsillo.

El domingo pasó como siempre para la mujer, estuvo leyendo en la Plaza del Mall donde trabajaba que daba al mar, al lado de un puerto, el sonido de las bocinas de las naves era relajante para ella, ya al anochecer se encaminó a su casa para preparar sus cosas para la semana laboral.

Unos meses después una persona entró en la tienda, Namichi estaba atrás del mostrador recogiendo un libro que se le había caído.

— Hola, bienvenido a la librería La Cruzada ¿En qué puedo ayudarle? — saludó mientras se levantaba.

Cuando se alzó, se encontró con el mismo hombre alto con la camiseta amarilla y morada estaba frente a ella.

— Vine hace un tiempo, no sé si me recuerda.

— Si lo recuerdo — tomó el libro y lo tiró con algo de furia sobre el mostrador.

— Una biografía del Rey Piccolo Daimaku ¡Qué curioso!

— Deberían olvidarse de ese maldito demonio — miró molesta — disculpe mi exabrupto. Llevó un diario de vida para su hija ¿Le gustó?

— Le encantó, pero no tengo hijos ni esposa, era para la de un amigo, justamente es por el que quiero pedirle su consejo. A Gohan le gusta la investigación de insectos.

— ¿Es por su trabajo o hobbies?

— Trabajo.

— Entonces para él sería algo cómo... esto, es la última edición del manual de insectos, con fotos actualizadas, seguramente le encantará y le servirá para su trabajo. De todas maneras, si no es así, tráigalo y se lo cambiaré como le indique la otra vez.

— Gracias — se fue luego de pagar con el dinero que sacó del saquito de antes.

El siguiente sábado ella cerró al medio día, antes de irse a casa la muchacha fue a tomar unos licuados a la tienda de al lado de donde trabajaba.

— Hola ¿Cómo está?

La muchacha se sorprendió al escuchar el saludo, era el gigante, con la misma ropa de siempre.

— Hola — la vendedora se puso nerviosa ¿Sería una coincidencia? se preguntó algo angustiada.

— ¿Le importaría si comparto la mesa con usted?

— Siéntese.

A Namichi no le gustaba conocer gente nueva, por eso las pocas veces que le pasó algo como esto, usaba el Plan A, que era dar cualquier excusa y se iría; si no resultaba sería el Plan B, se iría con la excusa del baño y no volvería. No le interesaba tener amigos nuevos. 

Estaban donde el ruido de la gente y la música ambiental era muy suave.

— Hola Nachimi ¿Lo de siempre para ti? — ofreció el mozo — y para...

— Soy... Majunia...

— ¿Qué le gustaría tomar señor?

— ¿Tiene agua mineral sin gas?

— De la mejor, les traigo su orden enseguida.

Mientras esperaban ambos siguieron guardaron silencio.

— Acá tienen — se fue a atender otra mesa.

— Debería probar uno de estos — le dijo Nachimi al ver que tomó toda su agua de un trago.

— Bueno — cuando llegó el nuevo pedido lo tomó lento — tiene razón, esta exquisito, a todo esto, disculpe por no haberme presentado antes, siempre olvidó las costumbres humanas.

"¿Humanas? Que extraño como se expresa".

— Lo siento, pero debo volver a mi casa, me esperan — la muchacha se levantó.

— Fue un placer señorita Nachimi — lo vio dirigirse a la caja, seguramente para pagar lo que consumió pensó.

Ella más serena se sentó y término de tomar su jugo, cuando fue a cancelar se llevó una grata sorpresa.

— ¿Pagó todo?

— Incluso me dejó una buena propina — estaba muy alegre el garzón.

Por los siguientes tres sábados Nachimi descubrió que el mismo hombre le había dejado pagado un jugo en el local. Al mes de conocerse, estaba cerrando la tienda de libros se encontró con el hombre de piel verde, esperándola algo nervioso.

— ¿Podría ir a caminar con usted en este mall? — ella no sabía que pensar de la petición que le hizo, lo miraba entre asustada y confundida — sé que debe parece extraña mi petición, pero... no tengo tacto para estas situaciones... — el hombre se sonrojó un poco — me gustaría conocerla más, pero si no lo desea solo dígame y no volveré a molestarla.

Nachimi se dijo interiormente que hasta ahora había sido muy amable, así que acepto, fueron a un sector concurrido, pero a ambos les molestó el ruido, así que al final fueron a un lugar tranquilo. Estuvieron dos horas conversando, siguieron por el sector de los animales, acuarios, y artículos de relajación.



#9837 en Novela romántica

En el texto hay: inseguridad, celos

Editado: 14.07.2023

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