Miedo al fracaso [2º parte]

Capítulo 2

Dash

Vaya mierda de día. Mi madre me hizo la encerrona del siglo y jamás se lo perdonaré. Bueno, es mi madre, sé que nunca se lo tendré en cuenta. Y las indirectas de mi hermana la superaron. Gema es una zorra asquerosa que solo sabe tocar los cojones. Mi madre no se merece sus gilipolleces de niña pequeña. Me dio pena su marido cuando se casó, menos mal que salió corriendo, de lo contrario ya estaría muerto.

Ashley me apoyó en todo lo malo que ha pasado. Si no la tuviera conmigo, seguramente habría explotado y decirle las cosas a Gema con dignidad y a la cara, no cuchicheando y poniéndola verde por las esquinas, y, un día se las diré.

Porque no quiero que mi madre sufra por sus comentarios, porque una de las personas que más quiero en la vida es a mi madre y como se le ocurra echarle en cara algo más, juro que la reviento y se me olvida que es mi hermana.

No sé cómo mis sobrinos son tan educados con una madre como ella, menos mal que se fueron con su padre un par de meses a estudiar fuera hace tiempo. Suelen venir de vez en cuando, pero tengo claro que con su padre pueden estar mejor que con ella.

La semana que viene es la graduación de Ash y estoy muy nervioso porque le voy a pedir que se case conmigo. Suena a locura, lo sé, pero es una mujer increíble y quiero estar con ella el resto de mi vida. Simplemente me sale, y la quiero. No puedo decir nada más, siempre me deja sin palabras cada vez que hablo de ella.

Llamo a Oliver para que me ayude a elegir. No se lo he dicho a nadie más porque si no llegará a la boca de Isy y no quiero que se lo cuente porque es una bocazas. Solo lo sabe mi amigo, ni se lo ha dicho a su novia.

Es mi mejor amigo desde el desgraciado de Logan se mudó a Alemania. Ni se despidió de nosotros, solo de mi novia. No sé qué cojones llegó a pasar, pero prefiero no saberlo. No quiero imaginar estupideces que pueden ser o no ciertas. Sus palabras fueron: Me mudo a Alemania por trabajos. En parte lo entiendo, pero que no dijera ni una puta palabra me molestó igual que a Oliver. Ellos dos eran uña y carne. Los tres lo éramos, pero se fue hace casi un año, y si vuelve no se lo perdonaremos nunca, o por lo menos yo. Oliver se quedó destrozado durante unos meses, pero el cambio de humor de su novia le ayudó en recuperarse antes.

Mi mente maquina escenas que no quiero imaginarme, pero es que no puedo parar de pensar en eso. Logan y mi novia, solo con decir eso, mi mente me la juega. No le pregunté a Ashley si habían tenido algo porque sabía que se iba a enfadar y era lo que menos quería, pero ya no estoy tan seguro de tener sus pensamientos. ¿Y si seguía hablando con él? ¿Se ven en secreto? ¿Me está engañando?

Para ya.

Confío en ella, confío en ella más que en nadie. Si hubieran tenido algo me lo habría dicho. Confío en Ashley, confío en mi Heidi.

Ningún pensamiento o estupidez me va a distraer por culpa de un traidor.

Llegamos a la tienda y, como no sabemos mucho sobre anillos, la chica nos recomienda un anillo pequeño, que dice que es más bonito y sencillo. Le digo que mi novia es muy sencilla, su estilo me refiero. Nos deja elegir la piedra del anillo.

—¿Cuál te gusta más?—me pregunta Oliver.

Yo lo tengo claro.

—La verde—señalo la piedra enana.

Es el verde de sus ojos, clavado además. Esos ojos que tanto me hacen sentir…

—Voy a coger un collar para Mónica—mi amigo detallista se va a la sección de collares.

Es demasiado bueno para ella, pero si es feliz no soy quien para decirle nada, así que me callo.

La chica me dice que estará para mañana.

—Perfecto. Muchas gracias—le doy una sonrisa y me voy con mi amigo que le ha comprado un collar con una M a su novia.

Cuando llego a mi casa, guardo la cajita en el cajón de la mesilla. Esto de ir de compras cansa, enserio.

Me acuesto en mi cama para descansar un poco, pero me quedo dormido sin querer.

***

Pongo las noticias de antes de irse a dormir mientras hago la cena.

—Se confirma el asesinato del chico de dieciocho años encontrado en el bosque de Olivedale. La policía mueve cielo y tierra para encontrar al culpable.

Joder, pobre chaval.

No jodas, ¿dónde ha dicho?

—¡Mamá!

Desconocido

—¿A quién tenemos por aquí?

El chico atado al árbol no dijo nada, solo gesticuló una mueca de odio hacia mí. Y eso me gustaba.

—¿No me vas a decir nada? ¿Ni una súplica?

Tenía cara de querer matarme, pero yo lo iba a hacer primero. Este no se da de largas conmigo.

Saqué el cuchillo del pantalón para rajarle el cuello. Cerró los ojos para no mirar.

—Abre los ojos.

No lo hizo, me ignoró básicamente.

Si eso quería…

—¿Dónde está?

—No te lo diré—me espetó.

—No te lo voy a repetir ni una vez más. ¿Dónde cojones está ella?

—Jamás la traicionaría.

—Buena suerte, Liam Quinn, la vas a necesitar.

Y le rajé el cuello, dejándolo tirado en el suelo desangrado. Se retorció por el suelo de dolor, por falta de respiración y le dejé ahí tirado como a un indigente, pero mi mente hizo clin.

Cogí mi cuerda y la amarré a un árbol. Con mucho cuidado le desaté para atarlo del cuello y dejarlo ahorcado. Un suicidio está bien en medio de un bosque en el que nadie va, uno abandonado.

Busqué el río para que la sangre se borrara de mi ropa. Sin sangre no hay pruebas. ¿Retorcido? Siempre. ¿Despiadado? Puede ser. ¿Disfruto? Muchísimo.

Vuelvo a mi casa a por el equipo de espionaje. Cojo el rastreador. Está yendo al centro.

¿Vamos a asustarla un poquito?

Ya veréis que es muy divertido.

Oliver

Estaba yendo para mi casa tan contento y eufórico por darle a Mónica mi collar. Ella dice que nunca nos hacemos regalos, y, en ese momento el universo me habló para regalarle el collar a mi novia.



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En el texto hay: asesinatos, amor, suspenso

Editado: 25.07.2023

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