Miedo al fracaso [2º parte]

Capítulo 5

Ashley

Era la hora de salir a la pista de fútbol de la universidad.

Me acuerdo perfectamente del día que quedé allí con Logan, pero fue debajo de las gradas. Es un lugar en el que no he vuelto a estar, no he pisado ese terreno desde que nos reunimos los dos solos, sin nadie. Me sentí protegida, pero era un tira y afloja. Me dio miedo tirar demasiado por si se iba de la lengua, pero no aflojé mucho para no morir delante de él.

Isa estaba durmiendo. Salí sin hacer ruido y me encaminé a las escaleras.

Bajé muy rápido porque me daba miedo llegar tarde o que no estuviera allí y me diera el susto del siglo. Corrí todo lo rápido que pude. Cuanto antes empecemos, antes acabamos.

Una sombra estaba plantada en el centro de la pista. La altura me decía quién era.

—¿Qué quieres de mí, Zack?

Se dio la vuelta con una sonrisa siniestra. Caminó hacia mí con lentitud.

—Mi Eryx, llevo mucho tiempo sin verte. Echaba de menos a mi asesina preferida.

—Eres un imbécil. ¿Cuándo piensas dejarme en paz?

—Los asesinos nunca se dejan en paz.

Espera un momento.

—¿Eres tú el asesino de Olivedale?

—Puede que sí, puede que no.

—¡No me jodas, Zack! ¡Dímelo!

—No puedo decirte nada.

Entonces no es él. Vaya patético de mierda, le falta un tornillo si se cree que es un asesino.

—¿Has visto quién es la víctima número uno?—me pregunta con malicia.

Yo frunzo el ceño, pues no tengo mucha pinta de saberlo. Me tiende el periódico de esta mañana.

La víctima encontrada ya tiene identidad. El chico de dieciocho años llamado Liam Quinn. Nuestro más sentido pésame a la familia y amigos. La policía está investigando a fondo para encontrar al responsable de esta desgracia.

No puedo seguir leyendo porque las lágrimas salen como chorros por mis ojos. Liam no, no puede ser.

—¿Nada que añadir?

—¡Te odio!

Me derrumbo cayendo contra el césped de la pista a llorar a moco tendido. No puede ser Liam, no me lo creo. Mi Liam, tan inocente como siempre, tan alegre, esa sonrisa…

Joder, ¡yo le quería! ¡Con todo mi jodido corazón que ahora está hecho pedazos por culpa de un gilipollas!

—Juro que lo encontraré y mataré a ese hijo de puta.

—No le encontrarás jamás. Se mueve mucho por los barrios de aquí—dijo con ironía.

—Y tú serás el siguiente, eso tenlo claro.

Esa mirada burlona lo dejó todo claro.

—Sería un honor morir al lado de mi novia.

—Exnovia, querido. Jamás te quise y jamás te querré. Así que tienes dos opciones. O me dices dónde cojones está ese cabrón o te torturo hasta que me aburra.

—Pues te acabarás aburriendo porque no pienso decir nada.

—Muy bien—dije irónica—. Conociéndote, algún día lo soltarás.

Le pegué puñetazos, rodillazos, patadas hasta dejarlo inconsciente. Claro que yo también me llevé unos cuantos, pero yo siempre gano.

Y no hay excepciones.

Lo dejé ahí medio tonto, no sin antes darle un pisotón en las costillas cortándole la respiración.

—Como vuelvas por aquí te corto las pelotas—le escupí en la cara y me largué.

Estaba hasta el mismísimo de que la gente se burlara de mí, que me vacilara como si nada. Esto ya ha acabado, la siguiente vez el que me toque la moral acaba muerto.

Y no me va a temblar el pulso, y menos con gilipollas como ellos.

Aunque en una cosa tenía razón. Entre asesinos nos entendemos.

Porque estamos locos, somos unos psicópatas que no dudamos en clavar el cuchillo, en disparar con una pistola o en torturar hasta cansarnos.

Nosotros siempre ganamos.

***

No dormí en todas las noches, ni un solo segundo cerré los ojos por miedo a que alguien apareciese por esa puerta a matarnos, torturarnos o quién sabe qué.

Isa seguía dormida en un profundo sueño que no tenía pinta de madrugar. Era sábado, así que no había mucha prisa por levantarse.

Ayer dijo mi amiga que habían quedado en casa de Mónica para hacer una reunión de amigos (Según ella, claro está). Dash me llamó millones de veces, pero le dije que estaba enferma, que no me sentía muy bien y quería quedarme en casa a descansar. Por supuesto que no le iba a contar la verdad, quería estar yo sola hundida en mis pensamientos que no dan tregua a la hora de intentar despejar la mente. Yo lo único que pido en esta vida es que me dejen tranquila. ¿Qué le he hecho yo a las personas que van detrás de mí? Personas que ni conozco ni me interesa conocer. Las únicas personas que pueden estar cabreadas conmigo son mis antiguos compañeros de instituto, pero nadie más.

A la hora de pararse a pensar, no le encuentro mucho sentido a esta situación, si siquiera yo la entiendo. Con todo lo que ha pasado y con lo que está pasando… Que alguien me despierte de esta pesadilla.

Repaso todo lo que me ha pasado desde hace casi un año. Planes con Logan, gente intentando matarme, tendencias suicidas, Logan muerto, Liam muerto…

No es fácil llevar esto a rastras. Saber que tu mejor amigo del instituto ha sido asesinado duele más que cualquier navajazo en la piel. Es como un puñal clavado en el corazón.

Quería ir al funeral, pero mi coche no da para tanto, y, sabía que la iba a fastidiar yendo, descubriendo mi postura. Mi Liam no se merece esto. Nunca se lo ha merecido.

Isa empieza a moverse de un lado a otro. Grita noes aterradores que la dejan sin aliento. Automáticamente me levanto para ir hacia ella y agitarla por los hombros para que despierte.

Me mira con cara de puro horror cuando consigue abrir los ojos, ahora dilatados, y abrazarme como si no hubiera un mañana.

—Tranquila—le acaricio el pelo diciendo esa palabra una y otra vez hasta que se calma—. ¿Qué has soñado?

—Con el asesino de Olivedale. Aparecía por aquí y…



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En el texto hay: asesinatos, amor, suspenso

Editado: 25.07.2023

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