Miedo al fracaso [2º parte]

Capítulo 12

Ashley

Dash se fue, que agradecí a todos los ángeles por su presencia inexistente. Estaba tan de mal humor porque no iba a quedar esta tarde. ¿Qué más le da? Hay veces que me pregunto por qué es así de crío.

Arrastré Logan a la pista de baile para disimular y tapar lo que ya habíamos hecho hace un año. Somos dos viejos amigos en un reencuentro, nada más. O eso queríamos aparentar. Porque no lo éramos, somos dos asesinos psicópatas que matan a su presa sin ningún tipo de miedo.

Isa y Mónica se unieron, después vino Oliver, que me abrazó con fuerza. Es demasiado tierno para estas situaciones, le duele más a él que a mí.

—No te preocupes. Ya se le pasará.

—Eso espero.

—Siempre pasa lo mismo, tú tranquilo, ¿vale?

Me miró con una sonrisa y me estrechó con más fuerza. A la hora de confesar cosas que no nos gustaban, nos poníamos muy sentimentales.

Isa se fue a buscar al susodicho de nuevo. Ella dijo de quedar aquí, ella nunca es tonta. Me senté en una banqueta y Logan a mi lado.

Su mano cogió el borde de mi vestido.

—Para.

—¿por qué?

—Tengo novio.

—¿Y?

—¿Cómo qué y? No me toques y menos aquí.

—Pero admites que quieres que te toque.

—Yo no he dicho eso. No te confundas, querido.

Su sonrisa me puso los pelos de punta, yo creo que a todo el mundo le pasó igual porque se nos quedaron mirando como si fuéramos idiotas. ¿Hola? ¿Qué me he perdido?

—Chicos—la voz de Oliver estaba susurrando. Nos miró con confusión—. Tenéis que ir al escenario.

—¿Por qué?

—Yo no voy a ningún sitio—dijo Logan con enfado.

—El foco—señaló la luz d arriba. El foco nos estaba iluminando a nosotros.

Por un momento pensé en que era la policía, en que nos habían pillado, pero no lo era. Cada noche encendían el foco y a quien le diera tenía que salir a hacer algo en el escenario. No me acuerdo muy bien qué era.

—¿Y si nos fugamos?—pregunto.

—¿Qué pasa, fiera? ¿Te dan miedo las lucecitas? ¿No te gustan? Ah, es verdad… que te gustan más apagadas.

—Eres un idiota.

—Lo que tú digas. Vamos, que antes me he muerto y tú no has subido.

Me puso la mano en mi espalda para empujarme con la fuerza suficiente para que me levantara. Me agotaba, enserio.

Primero no, luego sí, pero es que no me gusta, pero ahora sí.

¡Me iba a volver más loca de lo que ya estaba!

Subimos y Marc estaba ahí con un micrófono en la mano. Se le veía nervioso.

Es lo que hay. Sise cuela en mi casa la siguiente vez no me lo pienso dos veces en rajarle el cuello hasta que se quede sin sangre.

—Bueno, chicos. El foco os ha señalado, entonces tenemos cosas interesantes por hacer durante lo que queda de noche.

El público aplaudió. Vi a Isa en la primera fila, comiéndose con los ojos a Marc. Lo que faltaba.

—Esta noche el tema es de miedo. Y, contarme, ¿cuál es vuestro mayor miedo?

Miré a Logan de reojo. Se iba a hacer el chulito, yo lo sabía, pero al final contestó algo que me hizo estremecer.

—A fracasar.

—¿Y tú, guapa? ¿A qué le tienes miedo?

Me puso el micrófono cerca de la cara. No quería contestar. Logan ya sabía la respuesta obviamente, pero no dije a lo que en realidad tengo miedo.

—Tengo miedo a los… a las… alturas.

—No se te ve muy convencida, pero vale, lo daremos por bueno—dijo Marc—. Ahora que ya habéis dicho vuestra peor pesadilla, os vais a enfrentar a otra.

—¿Cómo?

—Tranquila, o no, quién sabe. Tenéis que pasar por ahí—señaló un pasillo oscuro—. Quizá os llevéis algún susto. Tenéis que seguirme.

Las cámaras nos enfocaron y la gente lo vio a través de la pantalla gigante. Marc nos indicó que esperáramos aquí un momento. No quería hablar, ya que no era lo mío ser el puto centro de atención. Me molestaba que alguien escuchase nuestra conversación pendiente.

Marc nos dio unos antifaces negros. Esto no me gusta nada. Nada de nada. Logan me echó una última mirada antes de ponérselo. Yo dudé en si hacerlo o no, pero esto era un puto juego al final, así que me tapé los ojos con la tela.

Nos empujaron a no sé dónde y cerraron con llave, supongo que sería una habitación.

La voz del primo de Isa sonó como en el aire.

—Muy bien, valientes. Quitaros el antifaz.

Lo hicimos y estábamos encerrados en una jaula. Lo que me faltaba.

—La fiera en su jaula… me gusta—me vaciló Logan.

—Muy gracioso—le saqué la lengua.

—Ahora os toca salir de ahí y resolver un misterio. Solo os diré los datos una vez. ¿Preparados?

Nos miramos de reojo antes de escuchar con atención.

—Atentos. Un muerto en la calle de al lado, un cuerpo en la de enfrente, caminos distintos, entonces diferentes. Escapa, escapa, que corre prisa tener a un muerto entre las zarpas. No digas nada, a lo mejor se queda una mancha tintada o tentada por el rojo o naranja. Una hora solo queda para que no se estrelle en la morada. Podéis empezar.

Miré hacia el frente, viendo todos los utensilios en la pared para poder escapar. Logan le pega, agita los barrotes de la jaula.

—Espera.

Cogí la famosa horquilla para abrir el candado. Cuando hizo clic, todas las luces se encendieron. La sala era de una recreación de un bosque cualquiera con una caseta de madera. Nos metimos ahí y buscamos algo, lo que fuera.

Un muerto en la calle de al lado.

Salí de la cabaña y giré a mi derecha. Había un cuerpo de mentira en medio del camino.

Un cuerpo en la de enfrente.

Miré hacia atrás, había otro cuerpo en medio de la sala. Le cogí la mano a Logan para llegar al otro cuerpo hinchable.

—Escapa, escapa. No creo que se refiera a nada—dice Logan en un susurro, ya que todo el mundo nos estaba viendo.

—Que corre prisa tener a un muerto entre las zarpas. ¿Unas manos grandes quizá?



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En el texto hay: asesinatos, amor, suspenso

Editado: 25.07.2023

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