Miedo al fracaso [2º parte]

Capítulo 19

Ashley

Dash se pegó por detrás para moverme las caderas y pegarme a su cuerpo. Logan nos observaba con mucha atención desde la barra. Yo estaba nerviosa por Isa. ¿Dónde se habría ido? ¿Estará bien?

Mientras tanto el asesino de Olivedale estaba libre, matando a gente a diestro y siniestro. Zack me las iba a pagar.

Dash me dijo que estaba cansado, que si nos podíamos ir a beber algo. Le dije que no, yo lo único que quería era vigilar mis alrededores por intuición. Tenía un mal presentimiento.

Mi novio se fue con cara de estar enfadado, pero se calmó cuando me dio un beso en la mejilla antes de irse. Estaba empezando a confiar, eso estaba bien. De momento.

Me quedé mirando hacia todos los lados. ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué quería controlar esta situación estúpida?

La cara de Zack entró en mi campo de visión. Fue entonces cuando giré la cabeza hacia Logan que me estaba sonriendo con malicia. Le mandé un mensaje diciendo que se lo llevara detrás del recinto y meternos en el campo. Él me echó la última mirada, sádica, antes de irse a por el siguiente.

Me fui por la puerta de atrás para esperarlos allí. Justo cuando cerré la puerta, me entró una llamada de Dash.

Me preguntó dónde estaba, yo le contesté que tenía una llamada importante de mi jefa, que había tenido una emergencia. Él dijo que Logan no estaba, yo me hice la loca.

—No me acuses sin pruebas, Dash. Te dejo.

Le colgué el teléfono porque se estaba poniendo histérico. Me estaba acusando de estar con Logan. Técnicamente era cierto, más cierto de lo que quería admitir.

Lo malo es que a mí me gustaba. Era estúpida al pensar en que Logan podría llegar a replantearse mi muerte. Si hubiera querido ya estaría enterrada.

Un grito ahogado me sacó de mis pensamientos. Logan tenía atado a mi antigua pareja, llevaba un ojo hinchado y un corte en la frente.

—¿Tú quién eres, hijo de puta?

—Oh, siento haberte robado a tu ligue—le dijo irónico. Cuando Logan se proponía ser así era exasperante.

—Te he hecho una pregunta y quiero que me la respondas—las cuerdas que le rodeaban las manos estaban tan apretadas que seguramente le dejarían marca. Pero ¡qué más da si iba a morir!

—Es mi compañero—aparecí de entre las sombras y Zack se quedó descolocado al verme.

—Eres patética, Eryx, eres demasiado patética.

—Quiero que me digas quién es el asesino de Olivedale—me agaché hasta quedar delante de su cara.

—Me niego a decírtelo.

—Muy bien—me levanté del suelo y le pedí a Logan su navaja—. Quítale los zapatos—le dije.

Logan le desabrochó los zapatos mientras afilaba la navaja.

—¿No irás…?—preguntó Zack asustado.

—Los calcetines—ordené. Logan se los sacó de un tirón.

—No hay valor—me miró con una sonrisa siniestra.

—Sabes de lo que soy capaz de hacer—me volví a sentar en el suelo y le pasé la navaja afilada por la barbilla sin llegar a hacerle nada—. ¿Por dónde empezamos? ¿Por el dedo grande o el pequeño?

—No pienso decir nada—dijo serio.

—Muy bien—sonreí con malicia. Le corté poco a poco el dedo grande del pie derecho. Gritó tanto que Logan tuvo que darle una patada en la cabeza para que se callara—. Dime quién es.

Negó. Y le corté el siguiente dedo. Mis manos se llenaron de sangre que tuve que limpiarme en el suelo.

—¡Dímelo, joder!

—Mátame—me suplicó.

—¡Que me lo digas!—empecé a pegarle puñetazos en la cara, llenándome más de sangre.

Creo que le rompí la nariz, le partí el labio y le dejé la cara morada. Logan me cogió de la cintura para dejar de pegarle. Zack tosió sangre hasta atragantarse con ella.

—A la dama no le gustará eso—dijo en su último suspiro.

—¿La dama?

—Y el rey te matará—se tumbó en el suelo para cerrar los ojos y no volver a abrirlos—. Morir con el secreto, ese es nuestro lema.

Y dejó de respirar.

Logan me soltó y nos quedamos mirando el cuerpo de Zack sin decir ni una palabra.

A la dama no le gustará eso

Y el rey te matará

Morir con el secreto, ese es nuestro lema

—¿Quién es la dama?—pregunto.

—¿Y quién es el rey?—preguntó Logan.

Teníamos pistas, pero no respuestas. Arrastré el cuerpo de Zack para dejarlo en los cubos de basura. Lo tiré dentro e intenté taparlo con las bolsas grandes. Cuando lo tapamos, Logan se ofreció a llevarme a casa. Acepté porque esto estaba en el quinto pino de mi casa. El viaje fue en silencio. Logan no hizo ningún comentario y en parte se lo agradecí. No sabía qué decir.

Cuando llegamos a la puerta del portal de mi piso, me desabroché el cinturón para irme, pero la mano de Logan me retuvo.

No supe qué decir, y parece ser que él tampoco, solo se acercó a darme un beso en la mejilla y después lamerse los labios. Ese gesto tan… me hizo perder un poco los papeles porque le planté un beso que deseaba desde hace tiempo.

Claro que él no lo paró y al final acabamos tumbados en mi cama desnudos.

—Fiera… no te puedo traer la luna, pero te puedo hacer ver las estrellas.

—Átame a la cama y no me sueltes nunca. Joder, Logan, mátame. Mátame de una puta vez.

Sacó las cuerdas con las que había atado a Zack y las enganchó al cabecero de la cama. Me ató por el cuello como si fuera la correa de un perro, ató mis manos al cabecero de la cama y me dejó libres los pies. Me enganché en su cintura para atraerlo más de lo que ya lo tenía.

—No sabes lo que me gusta tenerte atada.

No sé en qué momento pasó en el que empecé a estirar tanto las cuerdas de mis manos que se partieron y acabé yo encima con las manos ensangrentadas. No sé en qué momento Logan cogió la cuerda de mi cuello para tirar con fuerza y dejarme sin aire.

—Joder, fiera…

No sé en qué momento el cabecero de la cama se partió por la mitad y una pata de la cama hizo cric. Los muelles se rompieron y las plumas de la almohada volaron por la habitación.



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En el texto hay: asesinatos, amor, suspenso

Editado: 25.07.2023

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