En su desesperación, solo y sin guía, se enfrenta valiente a su propio destino cada día. En la oscuridad de su ser, luchas sin tregua, en busca de la luz que su alma anhela y sigue.
Sus pasos inciertos, en un camino sin certeza, se adentra en la incertidumbre, sin miedo ni tristeza. Cada obstáculo enfrenta con coraje y determinación, sabriendo que su destino depende de su propia acción.
En su soledad, encuentra fuerzas inesperadas, se levanta con valentía, no se deja vencer por nada. Aunque las sombras amenacen su camino, él se aferra a la esperanza, su faro más divino.
En cada paso que da, se despoja del miedo, conquistando su destino, sin importar lo que pueda suceder.