Miente hasta que te lo creas

3.La enemiga

Se suponía que nuestra fiesta de graduación sería e inigualable. Algo de lo que siempre hablaríamos sin importar cuanto tiempo hubiese pasado luego de ese día.

Pero ahora había sido arruinado. Y la causante de todo aquello, de haber convertido un día que debía ser perfecto en una verdadera pesadilla, era nadie más ni nadie menos que Emery Raven Harlingan.

Esa era la ventaja de haber sido su amiga durante mucho tiempo. Que sabía todo sobre ella.

En especial su primer nombre. Ese que ella tanto odiaba. Y que tantas veces intentó eliminar.

Recuerdo una vez que me obligó a acompañarla a hablar con un abogado para que la ayudara a cambiarlo o por lo menos eliminarlo de una buena vez por todas.

Lamentablemente no obtuvo la respuesta que esperaba, y eso la sacó de sus casillas. Si había algo que Emery no podía soportar era que la gente le dijese que no.

Era capaz de utilizar todos y cada uno de los trucos de manipulación alguna vez inventados por el hombre. Pero claro, aquellos solamente funcionaban con chicos de nuestra edad , que serían capaces de tirarse debajo de un tren si ella se los pedía solo por obtener la satisfacción de saber que hicieron algo por Raven Harlingan.

Si. Ella había decidido luego de nuestra charla con el abogado, que dejaría de llamarse Emery , para utilizar su segundo nombre.

Nombre que se podría hacer oficial de una sola manera.

-Solo podrías cambiarte tu nombre , sin el consentimiento de tus padres, si tienes los medios y me pruebas que eres una mujer independiente y capaz , emancipándote de ellos. De otra manera , solo tendrás que hacer de cuenta a partir de ahora que tu primer nombre nunca existió.-dijo el abogado mirándonos seriamente.

-Es lo único que puede hacer por mí?-respondíó ella , desprendiéndose sutilmente uno de los botones de la camisa que llevaba puesta aquel día.

-Es lo que puedo ofrecer. Y voy a ignorar que hiciste eso. Ahora les pediré que se retiren de mi oficina antes de que llame a tus padres.Y les cuente no solo que quieres cambiarte el nombre que si mal no recuerdo pertenecía a tu abuela. –enarcó una ceja- O prefieres que les cuente como intentabas hacer un striptease aquí enfrente de tu amiga a un hombre que te duplica la edad?

-Siempre supe que eras un aguafiestas ,Clyde. Hagamos de cuenta que nunca estuve aquí y dejemos esto en el pasado-dijo levantandosé de la silla de cuero-Vámonos Hanna. Tenemos que ir por un batido.

“Batido” , era la palabra clave para que fuésemos a ahogar penas en montañas de grasa , calorías y aceite , disfrazadas de hamburguesas , patatas fritas y Coca-Cola. Si la situación lo requería , sumábamos a esa terrible ecuación un poco de helado.

-Está bien-respondí insegura mientras me levantaba con dificultad de aquellos incómodos sillones.

Haberme puesto pantalones de cuero , y sentarme en pantalones del mismo material , era una muy mala combinación.

Cuando llegamos al centro comercial , nos dirigimos al primer McDonalds que se cruzó por nuestro camino.

La verdad es que tampoco fue una tarea tan ardua, ya que había uno en cada esquina , y habían más centros comerciales en este lugar que consultorios médicos o escuelas.

Era el lugar perfecto para Emery, y también era la razón por la cuál yo quería irme a otro lugar , apenas terminara de cursar el último año en la escuela.

Quizás una ciudad  que fuese igual de cosmopolita que esta, pero el triple de grande para que las personas que allí viviesen no conocieran quien era yo.

No supieran mi historia de memoria. Que no tuvieran idea que en jardín de infantes tuve la mala suerte de interpretar el papel de pasto, mientras que Emery quien en aquel momento no era mi amiga, fue la Rapunzel, quien se quedaba con el príncipe azul.

Adivinen qué? El príncipe azul de la obra , era ni más ni menos el niño del que yo estaba enamorada.

Desde ese momento comenzó una especie de competencia entre las dos.

Una iniciada por supuesto por mí y debido a la envidia y los celos que tenía hacia ella.

Porque para mí, era sumamente injusto que ella obtuviera todo lo que quería, solamente por el simple hecho de ser más bella que yo.

-Sabes una cosa?- preguntó antes de llevarse la hamburguesa a la boca para poder probarla.

A veces me preguntaba como era posible que ella comiera de aquella manera y siguiera manteniendo una figura digna de aparecer en un catálogo de ropa para chicas increíblemente delgadas, mientras que yo comí la tercer parte de lo que ella pedía y engordaba el triple.

-Qué cosa?- respondí eliminado esos pensamientos de mi cabeza mientras pinchaba mi ensalada con desagrado.

-Ya que el estúpido de mis abogados de mis padres no fue capaz de ayudarme ni un poco, decidí que haré de cuenta que el horrible nombre “Emery” nunca existió. A partir de ahora todos deberán llamarme Raven.

La miré sorprendida ante su determinación, aún sabiendo que eso haría sentir mal a sus padres , ella estaba dispuesta a hacerlo sin ningún tipo de remordimiento.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.