Miente hasta que te lo creas

4. Deja de engañarte

Los días pasaban tan rápido como llegaban . A veces deseaba poder tener una máquina que pudiera detener el tiempo.

Simplemente si pudiera tener más tiempo en este lugar, sería realmente feliz.

Y sé que antes había dicho que esta escuela me había hecho una persona realmente infeliz.

Pero en realidad , lo que me había hecho infeliz aquí no era el lugar en sí, sino las personas que se encontraban dentro. Y por personas hablaba de mis compañeros. No de mis profesores.

Supongo que eso elevaba mi status de ñoña aún más, o no? Pero no podía evitarlo. Era parte de mí y no podía sacarlo de mi sistema y tampoco quería.

Realmente me hacía feliz ser de esta manera. Sacar buenas calificaciones, encabezar el equipo de debate y estar en la espera de la respuesta de una de las universidades más importantes , sin dudas me hacía muy feliz.

Y era motivo de orgullo para mis padres quienes me consideraban un modelo a seguir para mi pequeña hermana, Mona.

-Algún día serás como ella?- le preguntó mamá una noche en la mesa mientras comíamos su famoso guisado.

Mamá era buena en casi todo, pero a la hora de crear comidas , su imaginación se limitaba a comidas de ollas , llenas de calorías y si teníamos suerte una que otra vez a la semana preparaba hamburguesas , pizzas y reservaba para las ocasiones especiales , las comidas como tacos.

Y por ocasiones especiales me refería a cumpleaños, aniversarios o lo que ella consideraba “días felices”, que se trataban ni más ni menos recibir buenas noticias, como una buena calificación en matemática por parte de mi hermana, un buen día en el trabajo de mi padre o que me hubiesen aceptado algún proyecto en la escuela por el que ella sabía que yo había trabajado realmente duro.

Y en esos días , por supuesto , no podía faltar Jeremy en la mesa. Era como ese hijo varón que nunca pudieron tener .

Compartía recetas con mi madre y hablaba de negocios y fútbol con mi padre. Afortunadamente para mí, Mona era demasiado tímida a su alrededor y evitaba estar cerca de él a toda costa.

Sabía que al igual que yo se sentía intimidada y enamorada del carisma de Jeremy.

Mamá solía bromear con que algún día nos batiríamos a duelo para ver con el corazón de quién se quedaría mi amigo.

Era una lástima que mi pequeña hermana fuese 10 años menor que él, porque no había manera de que pudieran estar juntos. No , por ahora. Tal vez esa posibilidad fuera factible cuando ella tuviera 25 años y el 35 y la diferencia de edad no fuese demasiado notable.

Por ahora , la situación se veía imposible y por más ilegal.

-No quiero ser una ñoña sin amigos-respondió mi adorable hermana a la propuesta de mi madre.

-Mona-la reprendió mi padre.

-Qué?-respondió limpiando su boca con una servilleta.

-Tu hermana tiene amigos.

Una risa sarcástica salió de su boca.

-Amigos? Quién? Jeremy? El chico por el que suspira?

-Ya es suficiente-mascullé entre dientes.

Odiaba discutir con mi hermana frente a mis padres. Ellos ya tenían suficientes problemas y cosas en sus mentes con sus trabajos y la ardua tarea de sacar una familia y un hogar adelante como para preocuparse por la disputa entre dos niñas que sienten atracción por la misma persona.

-Basta Mona-esta vez fue mi madre quien la mandó a callar ganándose una sonrisa de mi parte.-Pídele disculpas a tu hermana.

-Y si no quiero?

Juro que amaba a mi hermana. Lo hacía. Después de todo éramos familia. Y sé que uno está obligado a amar a alguien porque era tenía su misma sangre. Eso era algo que había aprendido de la peor manera , luego de sufrir varias decepciones por parte de mis tíos y primos, pero ella era mi hermana y no importaba lo insoportable que pudiese ser o lo desagradable que se ponía conmigo, realmente no imaginaba mi vida sin ella.

Aunque en ese momento , si hubiese podido saltar sobre ella para hacerla entrar en razón lo hubiese hecho.

Sin importar las consecuencias.

-Porque si no dejas de comportarte de esa manera , no irás a la fogata.

-Está bien-respondió resignada.

La fogata que organizaba a principio de año mi escuela era una de las mejores cosas que podían pasarle a las personas de la edad de mi hermana.

Si bien no tenía la edad suficiente para asistir a la escuela, les daban una especie de permiso de probar por una noche lo que era relacionarse con gente mayor.

Por supuesto que habrían chaperones, profesores vigilando que nadie echara alcohol al ponche , ni que los chicos mayores intentaran propasarse con las niñas más pequeñas.

Porque eso es lo que eran… niñas.

-Ahora podemos terminar de comer en paz?-preguntó esperanzada mamá intentando dejar este enfrentamiento en paz?

-Claro-respondí obligándome a poner una sonrisa en mi rostro.

Luego de la cena me fui directo a mi habitación.

Estaba demasiado cansada como para formar parte del ritual de “vamos a ver alguna cursi novela en la televisión”.

Realmente prefería pasar mi tiempo libre frente a la computadora, navegando en internet. Escribiendo.

O en su defecto viendo alguna película o una serie.

Si de algo podía sentirme orgullosa era de que tenía la capacidad intelectual suficiente como para poder prestar la atención necesaria en más de una serie , por lo tanto estaba viendo en este momento, 3 a la misma vez.

Tenía una para cada estado de ánimo.

Si me sentía feliz y tenía más ganas de reir , seguramente miraba “Gilmore Girls”, realmente envidiaba la relación entre Lorelai y Rory. Amaba a mi madre, realmente lo hacía, solamente que a veces deseaba poder ser asi de cercana.

Si estaba triste veía “The O.C” . Ya saben lo que dicen de las canciones tristes, si estas triste, de alguna manera son la solución a esa tristeza, pues para mí , esta historia tenía el mismo efecto que la canción más triste del mundo. De alguna manera enfocarme en los dramas de Marissa y Ryan , hacía que me olvidara de los míos .




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