A pesar de que pasamos el resto de la noche divirtiéndonos, y pasando el rato, la idea no podía salir de mi cabeza.
Era como si se hubiese instalado allí y no quisiera salir aunque le suplicara por favor que lo hiciese. Pero no, parecía que se había puesto un sofá, había tejido una mantita y estaba muy cómoda leyendo un libro mientras me dejaba en claro que pasaría dentro mío mucho tiempo más.
Pero no le daría el poder de arruinarme la noche, sobre todo porque estaba debatiéndose a duelo con mi imaginación, que plantaba en mi cabeza imágenes en las que Jeremy y Raven hacían cosas que hubiese preferido que las hiciese conmigo.
Desafortunadamente no era la elegida aquella noche, y no lo sería por un largo tiempo.
Había una manera de lograr aquello y era instalándome en un gimnasio, teñir mi cabello, aprender a maquillarme y dejar a un lado mis libros, y experimentos, para dedicarme a hablar sobre moda, actores famosos, películas que no tenían sentido para mí y tendría que escuchar esa música aburrida y repetitiva.
Y hacer eso sería algo terrible , ya que me estaría traicionando a mi misma. Siempre juzgue a esas chicas que hacían eso y no lo entendía. Realmente no comprendía porque teníamos que cambiar quienes eran solamente para poder agradarles a los chicos que nos gustaban.
Haciéndome algo así, estaría siendo una hipócrita de nivel mundial, y ni siquiera Jeremy valía la pena.
-Te gustaría ir al arcade?
-Y qué haríamos ahí?
-Jugar , podemos hacer una competencia.
-Y que apostaríamos?
-Mmm- dijo llevándose una mano al mentón- Déjame pensar.
Se quedó quieto en el mismo lugar por un buen rato, moviéndose para un lado y para el otro. Parecía que había olvidado que yo me encontraba allí.
Por un minuto me recordaba a Jeremy con sus extraños bailes a la hora de pensar.
Y ahí estaba de nuevo. Me odiaba a mi misma por siempre sacarlo a colación. No importaba que pasara , su nombre siempre salía de mi boca.
El cielo estaba azul. Mi boca “ a Jeremy le gustan los días así”.
El cielo estaba nublado . Mi boca “ Jeremy detesta estos días”.
Pasaban alguna canción en la radio o en la televisión que me recordara a él . Mi boca “ Es su canción favorita”.
Alguien hacía una cosa buena, yo “ Jeremy lo hizo mejor”. “Jeremy lo hace mejor”.
Algunas personas pensarían que estaba obsesionada con él o algo así. Otras personas pensarían algo peor.
Algo como que estaba enamorada de él. Y odiaba darles la razón pero tan equivocadas no estaban.
Pero eso era un asunto para hablarlo luego, tal vez con un café de por medio o mejor en el consultorio de mi psicóloga . Lugar que hacía mucho tiempo que no visitaba.
Y no estaba en mis planes hacerlo , por lo menos no prontamente.
Dejé que mi cabeza vagara unos momentos más mientras Matthew decidía que íbamos a apostar.
Esperaba que no fuese nada que pusiera en riesgo mi bienestar físico, ni mental o mi dignidad.
Aunque de la última no quedaba demasiado.
-Lo tengo- dijo de repente levantando un dedo en el aire.
-Qué se te ocurrió?
-El que gane en el Pac-Man , pagará los helados.
-Sólo eso?
-Esperabas algo más?
-Pensé que serías un poco más arriesgado.
-No esta noche. Quiero hacer algo que te haga sentir cómoda.
-Y lo aprecio demasiado-respondí .
Y lo hacía de verdad.
-Entonces…nos vamos?- me extendió su mano para que la agarrara y saliéramos de allí.
Un viaje de 15 minutos en auto, fue lo único que bastó para llevarnos al lugar donde los sueños se hacían realidad.
Para muchos niños y para chicos de mi edad.
A veces agradecía ser mujer. No es que me consideraba una feminista radical, ni nada como eso. Pero no tenía ninguna duda y tenía muchas pruebas de que las chicas madurábamos antes que los chicos.
Mientras ellos estaban inmersos en sus mundos de historietas, juegos de videos y partidos de fútbol, nosotras estábamos ocupadas y preocupadas por nuestras calificaciones, nuestro aspecto y por conseguir una cita para la noche de la graduación.
Algunas como yo aún no tenían una.
Pero tal vez eso podía cambiar en poco tiempo.
Quizás si las cosas entre Matt y yo salían bien,podía pedirle ir a la graduación juntos. No perdía nada por intentarlo.
Después de todo la temática de este año era que cualquier podía invitar a quien quisiera.
Las chicas podían invitar a los chicos.
Los chicos a las chicas.
Las chicas podían invitar a otras chicas.
Y los chicos a otros chicos.
Nadie juzgaría a los demás.
Y eso es lo que me gustaba.
Esta vez no tendría que esperar a que otro me invitara a mí. Porque no pasaría.
Ya había perdido la cuenta de las veces en las que me había quedado en casa porque nadie me había pedido ser su cita.
Tan triste como eso.
Pero esta vez las cosas estaban a mi favor. Solo esperaba que lo estuviesen también con Matthew.
Afortunadamente para mí, no se parecía nada a su querida hermana.
Eran como el ying y el yang.
Matthew era agradable, sincero, simpático y considerado con las demás personas, mientras que Raven era lo opuesto. Era maliciosa, egocéntrica y superficial.
Aún no entendía cómo había sido amiga de ella por tanto tiempo y soportar todo aquello.
Supongo que lo hice por el status quo que me otorgaba todo aquello. Status que desapareció cuando ella se cansó de mí y me hizo a un lado, clavándome una daga en la espalda y desparramando rumores sobre mí que eran totalmente inciertos que me llevaron al consultorio de la psicóloga.
Apenas pusimos un pie dentro del lugar, Matthew salió corriendo hacia la máquina de Pac-Man que se encontraba disponible.
-Estás lista?- enarcó sus cejas feliz.
-Nací lista para ganarte-respondí colocándome al lado de él .