Miente hasta que te lo creas

22.Celos provocados

Los días en la oficina pasaban como los de cualquier persona que trabajaba aquí, pero yo no era cualquier persona.

Era tan solo una adolescente en su último año de secundaria que había aceptado este trabajo con la única misión de ayudar a sus padres a costear su educación cuando se marchara  a la universidad.

Pero detrás de un buen plan con aparentes buenas intenciones , se esconde algún que otro secretillo.

El mío?

Había aceptado este empleo solamente para poner celosa a Raven y demostrarle que una vez en mi vida yo también podía ganar en esta guerra que ella había comenzado hace mucho tiempo atrás.

Y si teníamos que voltear para ver el tablero de puntuaciones, claramente las cosas estaban así: Hanna 2.Raven 0.

Por qué? Porque había logrado recuperar a Jeremy y ahora estaba conmigo , y además tenía el puesto de trabajo que ella tanto quería.

Cuando lo acepté no me paré a pensar ni dos segundos si ella realmente lo necesitaba. Tal vez se vería bien en su aplicación para la universidad . O lo quería por pura codicia.

Codicia que fue la que me trajo a mí hasta aquí también. Pero lo hecho , hecho estaba y ya no había vuelta atrás.

La hora del almuerzo estaba cerca y mi estómago realmente estaba ansioso por ello y me lo hacía saber gruñendo como si no hubiese un mañana.Solo esperaba que nadie estuviese lo demasiado cerca de mí como para escucharlo.

Katy de recepción apareció junto a mí en silencio.

-Hanna, te buscan en la puerta-dijo y desapareció de la misma manera en la que llegó. Sin emitir ningún tipo de ruido.

Me preguntaba quien podía ser la persona que estaba esperando por mí. Claramente no podía ser Matt porque como hijo del dueño del lugar podía entrar y salir de aquí sin pedir permiso. Sin embargo lo hacía, porque ser educado era parte de su esencia.

Era quien él era, y lo adoraba por ello.

No tanto así Raven.

 

Tal vez eran mis padres, o mi hermana que se había apiadado de esta pobre alma y venían a traerme el almuerzo.

Me arreglé la ropa, porque a pesar de que no estaba de mal humor, no tenía ganas de soportar los comentarios pasivos-agresivos de parte de mi madre diciéndome que tenía que verme más presentable.

Luego de darme a mi misma el visto bueno para salir de allí, bajé hasta el primer piso y tuve que pellizcarme el brazo para ver si aquello no era una imaginación mía producto de la necesidad de verlo de nuevo.

-Me extrañaste?-preguntó sacándose las gafas de sol tal y como lo habría hecho una estrella de cine.

Me arrojé a sus brazos sin pensarlo dos minutos.No me importaba quien estuviese alrededor ni que pensaran de mi acto de amor.

-Tomo eso como un sí-dijo riendo.

Su carcajada de alguna manera hizo que mi corazón se iluminara.Si él de verdad supiera cuanto lo había extrañado , dudo mucho que se fuese nuevamente.

-Cómo supiste que estaba aquí?

-Tengo mis informantes.

-Matt?

Asintió.

-Me contó que habías iniciado una especie de pasantías aquí. Supongo que tenía razón.Al principio pensé que estaba bromeando.

Lo miré sorprendida.

-En serio no crees que sea capaz de trabajar aquí?

-Nunca pensé que te gustaría trabajar atendiendo teléfonos y sacando copias.

-Lo que sea para ayudar a mis padres, siempre es una buena opción. Aunque tuviese que denigrarme y pasar el resto del año cuidando de molestos mocosos.

-Pobres de esos niños.

-Si tan solo conocieras al último que cuidé definitivamente no dirías eso. Dirías pobre Hanna en donde se metió.

-En fin-suspiró dramáticamente- Ya es la hora de tu almuerzo? Estoy muerto de hambre.

Chequeé mi reloj para asegurarme que fuese la hora correcta.

-Estás de suerte, la hora del almuerzo comienza justo en tres… dos…. Dos y medio…. –disfruté su desesperación mientras contaba- Uno.

-Bien-agarró mi muñeca y me tiró fuera de ahí haciéndome rebotar en su pecho- Vamos.

No pregunté donde, conociéndolo bien sabía que iríamos a un McDonalds. A veces me preocupaba su seria adicción a la comida rápida. Y no entendía como era posible que no engordara ni un poco.

Yo llegaba a comer lo mismo que él comía y seguro que tenía que pasarme una semana en el gimnasio para bajar esa comida.

-Nada de ensaladas-me advirtió antes de entrar a la famosa cadena de hamburguesas- He vuelto y debemos festejar mi regreso como Dios manda.

-Lo que tu digas-reí entrando con él.

Mientras Jeremy ordenaba nuestra comida yo me aseguré de encontrarnos un buen lugar para estar a solas y ponernos al día.

Se había ido poco más de una semana, pero realmente parecía un mes.

La charla giró en torno a las noches de luau, sus intentos por jugar a ser un surfista que casi termina en tragedia, los tragos que probó y la comida que comió.

Hacía lo posible para evitar un tema en particular.

Gabriella.

Pero lamentablemente no pude hacerlo por mucho tiempo ya que fue él quien lo sacó , y sentí envidia de la manera en la que hablaba de ella.

Sabía que nunca hablaría de mi de esa manera.

Asi que me dediqué a escucharlo pacientemente y a sufrir en silencio.De repente como si la idea hubiese caído del cielo , y hubiese golpeado mi cabeza, dije sin pensarlo dos veces, porque de haberlo hecho debo decir no lo habría hecho:

-Yo también estoy saliendo con alguien.

Su sonrisa se esfumó tan rápido como había aparecido.

-Y quién es?

No había interés en su tono de voz, ni entusiasmo, ni alegría por mí.Había algo más allí. Celos tal vez? Y yo los había provocado. A propósito.

-Digamos que es el chico X.

-Pues dile al chico X que quiero conocerlo.-dijo antes de cambiar de tema .

-Estás celoso?-no pude evitar preguntarlo.

-Tal vez.

Una sonrisa apareció en mi rostro.




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