La mañana del jueves me había levantado a regañadientes de la cama y tomé una ducha, había pasado casi toda la noche terminando un trabajo que el profesor Bennet nos había propuesto. La única parte buena era que nos seleccionaron por parejas y me toco con Eric así que no habíamos tenido problemas a la hora de organizarnos. El día anterior no había visto a Aaron en ningún momento, ni siquiera había aparecido por clase. Me pareció oír como se abría la puerta de su apartamento ya bien entrada la noche, y una parte de mi pensó en espiarlo por la mirilla de la puerta, pero resistí el impulso.
Suspire y me puse un par de vaqueros de cintura alta y una blusa negra de manga corta que hacía juego, me mire en el espejo y sonreí por mi elección, adoraba como me sentaba el color negro. Recogí mi cabello en una sencilla trenza y me puse un poco de antiojeras y rímel. Una vez que me sentí satisfecha con cómo me veía, fui directamente a la cocina para desayunar.
No estaba realmente hambrienta por lo tanto solo me prepare un café que bebí a tragos cortos mientras echaba un vistazo a mi móvil, Tenía un mensaje de Alice, en el que me recordaba las ganas que tenía de salir de fiesta el viernes por la noche. Después de mirar una vez más la hora en mi reloj de muñeca, me apresure a bajar al portal donde Eric me estaría esperando. Se había ofrecido a recogerme hoy ya que después también iba a ir a la biblioteca a estudiar y así me acompañaba al trabajo.
Una bocina sonó en el momento que puse un pie en la calle y me apresuré a entrar en el coche. Tan pronto como me abroche el cinturón él empezó a hablar sobre el trabajo que nos había propuesto el señor Bennet.
-Menos mal que me lo has recordado –le dije mientras rebuscaba en mi bolso y sacaba un dispositivo USB– toma terminé anoche mi parte.
-No puedo creerlo, eres la mejor – dijo sin apartar la vista de la carretera – Yo aún no he empezado.
-Quería quitármelo de encima de alguna manera, y pensé que si lo terminaba cuanto antes podría relajarme – me encogí de hombros -.
Tan pronto como llegamos a la universidad, nos pusimos en marcha en dirección a nuestra primera clase de la mañana. Y cuando quise darme cuenta el tiempo había transcurrido muy rápido y ya estábamos en el final de nuestra última clase. Me estire en mi asiento, lo cierto es que tantas horas sentada me estaban matando. Frote mi cuello para intentar calmar lo tenso que lo tenía.
-Aun no entiendo porque no invierten en unos asientos más cómodos – bromeé mirando a Eric -.
No pedía mucho, solo que tuviesen un poco de esponja que lo hicieran más cómodos.
-No te quejes tanto – murmuró una voz conocida a mi espalda -.
Me di la vuelta enseguida, y el corazón me dio un vuelco. Aaron estaba detrás de mí sentado.
-Has venido – fue lo primero que se me ocurrió decirle -.
-¿Me has echado de menos? Estoy conmovido – sonrió de lado mirándome a los ojos -.
¿Como podía estar tan guapo con solo una camiseta azul claro? Me molestaba que cualquier color le sentara bien. El monstruo de ojos verdes me miró divertido y enarcó una ceja.
-¿Te he dejado sin palabras? – insistió -.
Carraspeé.
-Simplemente me extrañaba que estuvieras aquí y no hubieses dicho nada – le dije – ya que tienes ese problema de mantener tu boca cerrada.
-Tienes razón, algunas veces es imposible que pueda controlar mi lengua – me guiñó un ojo -.
Me quede mirándolo con la boca completamente abierta, ¿acaso ha dicho eso con segundas intenciones? Me ruborice por completo y me dí la vuelta para empezar a recoger mis cosas a toda prisa. Es un idiota, como dice ese tipo de cosas delante de Eric. Parece que lo hace adrede para ponerme en evidencia siempre.
-Para tu información no me importa si vienes o no a clase – le dije sin mirarlo -.
Silenció. Era extraño que no me soltara alguna insolencia de las suyas.
-Esto … Elena, ya se ha ido – dijo Eric tocándome el hombro -.
Me dí la vuelta en mi asiento y confirme que era verdad, Aaron se había marchado sin despedirse y dejándome con la palabra en la boca. ¿Pero quién se piensa que es?
Nos dirigimos al coche de Eric, y antes de ponernos rumbo a la Biblioteca pasamos por un restaurante de comida rápida. Donde tras pedir unas porciones de pizza y bebidas, aparcamos a un lado y nos las comimos en silencio. Me encantaba el sabor de una pizza recién echa y como el queso se deshacía en la boca. Recogimos los restos y tras tirarlos en una papelera cercana, nos ponemos en camino.
Una vez que estuvimos en la biblioteca después de saludar a la señora Anne de recepción y presentarle a Eric, me despedí de él y me concentré en mis tareas. Organice el papeleo que tenía pendiente sobre prestamos de libros. Estaba tan enfrascada mirando las novedades que habían llegado a la biblioteca esa semana, que no me había dado cuenta que una chica acababa de llegar.
-Hola, vengo a devolver un par de libros – dijo la chica alegremente -.
Me fije en su expresión y no podía recordar donde la había visto antes, pero me resultaba familiar. Observe atentamente su pelo rojo el cual estaba recogido en un sencillo moño. Llevaba una gruesa ralla de ojos pintada que le hacía sus oscuros ojos más grandes. Chasqueó la lengua con impaciencia y su expresión sonriente cambio.