La mañana del viernes transcurrió con bastante rapidez, y casi sin darme cuenta ya estaba dirigiéndome junto a Eric hacia los aparcamientos. El día estaba totalmente despejado, como solía ser el resto de días en Berkeley. Pero una parte de mi esperaba que comenzara a llover y de ese modo tener un buen motivo para quedarme en casa y no tener que salir esa noche a Star. Quería volver a ver a Abby. por supuesto, y me apetecía muchísimo presentarle a Alice, pero realmente el día de ayer en la biblioteca me había dejado un poco tocada. No tenía ni la menor idea del porque ver a Aaron con otra chica me producía de repente tanta rabia, si ese hecho era algo que prácticamente había visto una y otra vez a lo largo de mi vida. Por lo que siendo así, debía estar más que acostumbra. Pero ¿Por qué esta vez era diferente?. El nombre de Aaron Hampson era el único capaz de provocar a la vez suspiros, gritos y maldiciones de tantas mujeres.
Tenía lo suficientemente claro que debía mantenerme lo más alejada que fuese posible de él, pero una parte de mi me decía que eso era la única cosa que sería incapaz de hacer bien.
-Elena ¿Quieres que pase a recogerte esta noche? – me preguntó Eric, mientras buscaba las llaves de su coche en su mochila -.
-Claro, sobre todo si existen altas probabilidades de que termine como la otra noche –conteste con una sonrisa-.
Eric soltó una risita.
En ese momento observe como Aaron se encontraba apoyado en su coche justamente a unos dos metros de donde nosotros estábamos, se encontraba rodeado de dos de sus amigos y como no de esa pequeña mosca que volvía a tener hoy también revoloteando a su alrededor, Chloe. Torcí el gesto al pensar en su nombre.
-Mándame un mensaje después de que acuerdes la hora con Abby y Cody – le pedí -.
-Hasta después – se despidió Eric antes de dirigirse a su coche -.
Saque las llaves del coche y abrí la puerta, cerrándola posteriormente de un sonoro golpe. Creí que sí daba un pequeño vistazo al lugar donde estaba Aaron no pasaría nada, solo un vistazo. Respire hondo antes de mirar de reojo a traves del cristal, y en ese mismo instante nuestras miradas se encontraron. Aaron me lanzó una media sonrisa divertido. Mierda. Había sido cazada.
Metí las llaves en el contacto, con tanta rapidez que se termine calando el coche y tenía que volver a intentarlo, pero más despacio. Genial, Elena, definitivamente eres idiota. ¿Se podía tener más mala suerte cuando intentaba marcharme sin llamar la atención? Creo que la respuesta es no. El último pensamiento que tuve antes de salir a toda prisa del aparcamiento fue que, en todos los diccionarios del mundo justamente al lado de la definición de mala suerte, deberían poner mi foto a todo color.
...
Después de darme una ducha lo primero que intente es arreglar mi cabello, probé a rizármelo, pero no me convenció mucho el resultado por lo que termine por alisarlo. Me pinte los ojos con lápiz negro y me puse un vestido que me había prestado Alice, era rojo y con el escote cuadrado, lo bastante bajo pare realzar mi busto. El dobladillo acababa por encima de mis rodillas y tenía una abertura en el muslo derecho. Me mire en el espejo y sonreí, el vestido era muy favorecedor y estaba más guapa de lo que imaginaba.
Alice apareció apoyada en el marco de la puerta de mi habitación, estaba guapísima con aquel liviano vestido azul de tirantes. Y le queda absolutamente genial el recogido informal que se había hecho. Habíamos decidido que se quedaría en mi casa a dormir, ya que su apartamento se encontraba lo suficientemente lejos al otro lado de la ciudad como para tener que volverse sola. Y por otro lado de ese modo aprovecharíamos pasar más tiempo juntas.
-Estas muy cañón – me aseguró Alice, levantando el dedo pulgar en señal de aprobación-.
-¿Lista para una gran noche? – dije, con una pizca de emoción en mi voz -.
Era imposible no contagiarse de la vitalidad que desprendía Alice y sobre todo cuando se trataba de asistir a alguna fiesta.
-Por supuesto, hace muchísimo que no salimos – contestó arrugando la nariz y haciendo un puchero -.
Puse los ojos en blanco en su dirección.
-¿Vamos? Eric debe de estar a punto de llegar – me di la vuelta y salí de la habitación en dirección al salón -.
-Un momento – me llamó, y se acercó a mí con un bote de perfume en la mano – Tenemos que hacer el ritual, nunca se sabe si el amor de tu vida está esperándote en Star.
-Alice … - sacudí la cabeza -.
Ella me mandó callar.
-Por si te besa – dijo mientras me rociaba de perfume cada lado del cuello -.
Fingí una tos, y ella frunció el ceño.
-Por si te abraza – roció perfume sobre mis brazos esta vez -.
-¿Ya has acabado? – pregunte mientras me sentía un bote de perfume andante -.
-Calla, falta el más importante – dijo antes de comenzar a echarme perfume sobre cada superficie de piel que ella veía visible – Por si se pasa.
Me guiñó un ojo.
-Realmente estas loca, ¿Lo sabes verdad? – Le pregunte -.
-Créeme me lo agradecerás – contestó mientras dejaba el bote sobre la mesa del salón -.