-Así que todo fue un mal entendido – dijo Alice, mientras buscaba hielo en el fondo de una de las cubiteras -.
-Parece que me adelanté a los acontecimientos – sacudí la cabeza -.
Me recordé a mí misma que no debería tomarme las cosas a la ligera.
-No te culpes – Alice me pasó una botella de ron – tenías tus motivos.
Rellené mi vaso y le pasé la botella de vuelta a Alice.
-Lo mejor será que la próxima vez hable con él primero – contesté -.
Acabábamos de comer una estupenda barbacoa. Y para mi sorpresa Cody había sido el cocinero a cargo. No pensaba que tendría algún talento culinario. El día estaba transcurriendo estupendamente, y el ambiente era realmente genial. Levanté la vista al cielo y comprobé como comenzaban a notarse los primeros signos de la llegada del atardecer. Él sol que nos había acompañado durante todo el día comenzaba a disminuir su luz. En su lugar comenzaban a dibujarse pequeños colores anaranjados.
-Es una pasada la puesta de sol desde aquí – murmuró Alice mirando en el mismo punto del cielo que yo -.
-Es preciosa – sonreí -.
-Si, lo es – la voz de Aaron me sorprendió por un segundo -.
Miré a mi lado y allí estaba él. Con una preciosa sonrisa cálida en su cincelado rostro mientras me miraba.
Y al mismo tiempo que todos los ocupantes del jardín levantaban la mirada al cielo fascinados. Aaron y yo nos quedamos mirándonos el uno al otro. Como si el tiempo se hubiese detenido y en ese momento estuviésemos en nuestra propia burbuja privada. Ladeó la cabeza y me miró con mucha atención. Y por alguna inexplicable razón me ruboricé.
-¡Oye acosador! – lo llamó Alice -.
El me miró un instante antes de volver la cabeza en dirección a Alice.
-¿Has traído pijama para esta noche? – bromeó ella -.
-No suelo usar pijama – Aaron se encogió de hombros -.
Ella me dio un codazo.
-Que coincidencia, Elena no usa tampoco – contestó ella -.
-¡Alice! – le reñí -.
-Lo sé – confesó Aaron con una sonrisa burlona -.
Consiguiendo que Alice se quedase con la boca abierta.
-Tú qué sabes – entrecerró los ojos mirando a Aaron -.
-No esperaba que hubieseis llegado a ese nivel – Alice me rodeó con un brazo por encima de los hombros -.
-Elena se abalanza sobre mí una y otra vez – respondió Aaron divertido – No iba a resistirme mucho tiempo.
Me giré hacia Alice.
-Alice, eso no es cierto – fruncí el ceño -.
-¡Quiero que me cuentes todos los detalles! – me ordenó ella -.
Solté un suspiro frustrada. Y ambos comenzaron a reírse.
-¿Viste su cara? – Aaron se llevó una mano al estómago como si intentara sofocar las carcajadas -.
-Se estaba esforzando tanto por negarlo – respondió Alice, riéndose también -.
Fruncí el ceño más aun y los miré atentamente.
-Ahora se unís para reíros a mi costa – observé con sarcasmo -.
-Fue totalmente improvisado créeme -Alice unió sus manos en señal de súplica -.
Aaron no dijo nada, creo que intentaba ahogar una sonrisa.
-Idiotas – mascullé -.
Alice me dio un pequeño abrazo.
-¡Aaron! -Eric lo llamó desde el lugar donde estaba colgada la canasta de baloncesto- Ven a jugar, ¡Te necesito!.
Creo que no fui la única en notar el tono desesperado y de súplica que había en su voz.
-Bueno creo que tengo que salvar a tu chico – Eric miró de reojo a Alice -.
-Oye tu ... – tartamudeó ella, y se giró en mi dirección – Se lo has contado.
-Yo ... – intente decir -.
-No hace falta – Aaron sacudió la mano quitándole importancia – Se nota a leguas, me di cuenta yo solo.
¿Qué se dio cuenta solo? Venga ya. Si uno de sus principales propósitos en la vida era decir que Eric y yo eramos pareja, o que a él le gustaba. Después de que le expliqué qué Eric los motivos por los cuales no tenía ningún interés en mí, pareció relajarse.
-Sería una lástima que se me escapara algún comentario delante de Eric – Sonrió Aaron con sarcasmo – Imagínate que me adelanto antes de que tú te lances.
-No te atreverás – replicó Alice -.
-¿Yo? Por quien me tomas – Él puso cara de inocente – Somos amigos ahora Alice – hizo una pausa – Y por si fuese poco vas a cederme tu lugar en la cama de Elena esta noche para que yo duerma a su lado.
-¿Qué? – pregunto. Pero ninguno me contesta.
¿Desde cuando la conversación había vuelto a girar en mi dirección?
-Chico listo – Asintió con la cabeza Alice -.
-Detalles como esos los valoro – sonrió él triunfante -.