Mientras dure

Capítulo 75

Lo último que se me pasó por la cabeza cuando escuché sonar la alarma de mi teléfono móvil, fue pensar en los acontecimientos que acababan de pasar hacía tan solo unas horas. No entendía en que momento mi vida había dado un giro tan radical en menos de un instante. Parecía como sí mi vida fuese la simulación de un videojuego, y que alguien se divertía a mi costa jugando a su antojo conmigo.

Llevé la mano a la mesita de noche, y busqué a tientas mi teléfono móvil. No había nada, no tenía ningún mensaje de Aaron. No tenía nada que me demostrase lo arrepentido que debía estar en aquel momento. Aunque aun tenía la mínima corazonada de que todo eso solo había sido un pequeño impulso por su parte, y que cuando enfriase su cabeza volvería aquí para pedirme perdón. Porque aquello era lo que se hacía en esos casos ¿o me equivocaba?. Ya no sabía que pensar, jamás habíamos tenido ninguna pelea que me ocasionase tener aquel enorme nivel de incertidumbre. Nunca lo había oído decirme aquellas palabras tan demoledoras.

Elena, nunca te dije que fuese tu novio.

Un escalofrió me recorrió todo el cuerpo al rememorar la escena. Tenía razón en el hecho de que jamas él me dijese que fuese mi novio, pero eso no quitaba que yo lo hubiese dado por hecho. No podía dejar de pensar en aquella mirada tan fría que me dedicó. Nunca lo había visto mirarme de aquella manera tan cruel. Como si entre nosotros se hubiese abierto una enorme grieta que nos separase.

No iba a dejar que aquello me amedrentase. Principalmente no quería volver a caer en el abismo. No pensaba volver a ser ese tipo de persona. Si algo aprendí de mi desastrosa relación con Alex, fue que no dejaría que algo así volviese a pasarme. Y eso abarcaba no dejar que una relación que acababa de fracasas, me hundiese.

El sonido de una llamada entrante a mi teléfono móvil, me hizo dejar de divagar. Miré el remitente. Curvé mis labios en una pequeña sonrisa mientras le daba al botón de recibir la llamada.

-¿¡Dónde esta ese pedazo de imbécil!? Pienso matarlo de una vez por todas – sonaba furiosa la voz al otro lado del teléfono – como se atreve a …... pero se puede saber a que esta jugando ¡te juro que voy a matarlo! Pónmelo al teléfono va a enterarse de...

Tuve que intervenir antes de que siguiera maldiciendo.

-Alice – la corté – relajate, estas llena de pensamientos incoherentes.

-Incoherente... ¡Él si que es un incoherente! - exclamó - ¿Como puedes estar tan tranquila? Voy a coger a ese pedazo de..

Solté una risita.

-¿Quien te lo ha contado? - le pregunte aunque sospechaba la respuesta -.

-Eric, por supuesto – respondió ella – Él también esta enfadado, me contó que estabas muy mal cuando te dejó en la puerta de tu bloque de apartamentos.

-No es para tanto – le quité importancia -.

-Tu que vas a decir – murmuró Alice – y bien, ¿donde esta? Quiero decirle unas cuantas palabras no voy a dejar que se vaya de rositas.

-No esta aquí.

-Encima tiene la cara dura de no presentarse ante ti – ella alzó la voz - ¿Pero a que esta jugando ese chico?

-Lo que quiero decir es que no esta aquí ahora mismo – comencé a explicarle – pero antes si estaba, ya hemos hablado.

-¿Y que ha pasado?

-Lo he echado de casa – dije despacio -.

Alice al otro lado del teléfono permaneció callada por un momento. No podía oír ni siquiera el sonido de su respiración.

-¿Alice? ¿Estas ahí? - pregunté -.

-Si – contestó – solo estaba procesando lo que acabas de decirme.

-No sé si ha sido lo mejor pero no pude pensar en otra cosa – admití -.

-¿Que dices? ¿estas loca? Es la mejor decisión que pudiste tomar – me alabó Alice -.

Suspiré.

-Ha sido todo tan repentino que aun no puedo asimilar que esto acaba de pasar – dije -.

-Sabes que Aaron es un idiota de un nivel superior pero reconozco que ese idiota esta enamorado de ti – me dijo ella, y sonó bastante sincera -.

Sabía que le costaba decir algo bueno de Aaron en esos momentos. Así que confíe plenamente en sus palabras.

-El problema es...

-El problema principal es que su mejor amigo es un psicópata loco – dijo Alice -.

Sonreí. Casi podría jurar que Alice odiaba a Alex mucho más que yo. Y eso era bastante difícil.

-Si – admití – no sé que demonios hace él en Berkeley.

-Tengo algo que decirte – dijo de repente Alice -.

Su voz sonó un poco rara.

-¿Te ocurre algo? - pregunté -.

-Nada de eso – respondió a toda prisa – es solo que creo que yo sabía que Alex estaba en Berkeley.

Parpadeé sorprendida. Casi dejé caer el teléfono móvil de mi mano.

-¿Cómo? ¿crees? - balbuceé -.

-Sí, a ver no estaba segura pero el día que fuimos con Abby a ese local nuevo para tomar algo..




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