Mientras dure

Capítulo 78

Un sonido estridente me hizo despertar. Me estiré por completo sobre la cama, haciendo que todos mis músculos comenzaran a reaccionar poco a poco. Lancé un suspiro al aire, ¿que hora es?. Me incorporé de la cama de un salto, pero fue algo para lo que mi cuerpo aun no estaba preparado por lo que casi dí un traspiés. Aquello no podía seguir así, acababa de levantarme y ya estaba apunto de caerme de bruces contra el suelo. Puse los ojos en blanco. ¡Genial Elena, sigue así!.

En aquel momento un punzante dolor me atravesó el cráneo. Sabía perfectamente a que se debía y lo cierto es que la respuesta no me agradaba mucho. Tenía una resaca descomunal. Maldito alcohol. Definitivamente no iba a volver a beber nunca más en mi vida.

Sopesé detenidamente mis palabras durante un segundo. Vale, esta bien. Mejor dicho no iba a volver a beber al menos en una temporada.

Me dirigí hacía la cocina, necesitaba prepararme un buen tazón de cereales y obviamente tomarme una pastilla que me aliviase ese horrible dolor de cabeza que estaba teniendo. Cuando pase frente a mi tocador, me detuve. Giré la cabeza en dirección al espejo que estaba a mi lado, y fruncí el ceño. Mi cara era un cuadro, pero no uno pintando por los mejores artistas del renacimiento. No, ni hablar. Mi cara era un cuadro pintado por un artista que amase la fauna animal, y en aquel caso los mapaches o osos pandas. Porque el maquillaje corrido por toda mi cara lo demostraba. Miré detenidamente mi atuendo. Aun llevaba puesto el mismo conjunto de la noche anterior ¿Había estado tan borracha que no pude ni siquiera quitarme la ropa? Mierda. No recordaba nada.

Intente hacer memoria de los acontecimientos del día de ayer. Fuimos a cenar todos juntos, y por cierto la comida estuvo deliciosa. Recordaba que Cody lo pasó fatal después de que probase su plato. No pude evitar soltar una risita al recordar ese momento. Le dijimos una y otra vez que no le pusiese demasiado picante a su comida, él no estaba acostumbrado al picante y al ser la primera vez quería ir con todo. ¿Conclusión? El dolor de barriga lo acompaño durante toda la noche e incluso estando en Star seguía sintiéndose realmente mal, pero claro se negaba rotundamente a volver a casa.

Puse los ojos en blanco y sacudí la cabeza. Estos chicos estúpidos nunca aprenderán.

El sonido estridente que me había hecho despertar volvió a sonar de repente. Caminé decidida hacia el lugar donde se originaba todo. Allí sobre la encimera de la cocina estaba mi bolso, y en su interior mi teléfono móvil que no dejaba de sonar.

-Buenos días – dije con voz somnolienta una vez que descolgué -.

-Creo que un buenas tardes quedaría mejor – me respondieron al otro lado del teléfono -.

Fruncí el ceño.

-Espera – despegué el teléfono de mi oído y miré la pantalla -¿Enserio son las 5 de la tarde? ¿Pero cuantas horas he dormido?

-Por lo que veo te hacía falta horas de sueño – reía él -.

Cerré los ojos y me pellizqué el puente de la nariz. Hacía tiempo que no pasaba tantas horas en la cama.

-No puse la alarma – dije -.

-No te preocupes tampoco te has perdido mucho en clase.

-Eric, seria demasiado pedir que …

Él me cortó antes de que pudiese seguir.

-Te pasare todo por correo tranquila – respondió él -.

-Gracias – suspiré - ¿Te he dicho ya que eres el mejor?

-No, pero podrías ponérmelo por escrito para mostrártelo siempre que tuviese la oportunidad – bromeó él -.

-Ni lo sueñes – sonreí -.

Hablamos un poco sobre las clases que habíamos tenido a lo largo de todo ese día, y a las que no había podido asistir. Por lo visto el profesor Bennet había mandado un trabajo de investigación por parejas. Eric me tranquilizó diciéndome que ya había apuntado mi nombre, que lo haríamos juntos y no tendría que preocuparme de nada.

-Mandame los requisitos del trabajo por correo ¿si? -comencé a decirle– una vez que le eche un vistazo podemos poner en común las ideas que tenemos y seguir unas pautas para realizarlo.

-Si, tranquila – dijo Eric – te lo enviare todo una vez colguemos el teléfono.

-Gracias Eric – repetí una vez más -.

Tamborileé con mis dedos sobre la encimera de la cocina.

-Tengo una pregunta – dije de repente -.

-Dispara.

-Anoche – hice una pausa - ¿paso algo de lo que debería estar avergonzada? Tengo la sensación de que estoy olvidando algo importante, pero no tengo idea de que es esa cosa.

-Espera que recuerde – murmuró Eric -.

-Quizás solo es mi imaginación pero creo que algo se me escapa – musité -.

-Realmente no recuerdo que nada importante pasase – confesó Eric – durante toda la noche estuvimos todos juntos creo recordar, y se bien de lo que hablo ya que no bebí nada anoche, me tocó ser vuestro chófer.

Solté un suspiro de alivio. Eso esta bien. Al parecer no había hecho el ridículo.

-Te creo – respondí -.

Aunque las palabras de Eric sonaban sinceras y sabía que en algo así no tendría porque mentirme, aun tenía un nudo en el estomago que me incomodaba un poco.




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