Mientras dure

Capítulo 79

Un par de días después de nuestro reencuentro fortuito, Aaron volvió a instalarse en su apartamento. Aun no se había pasado a recoger sus cosas de mi apartamento y aunque yo sabía que ese día era inevitable que llegase, quería posponerlo lo máximo que fuese posible. De esa forma aun podía pensar que teníamos una mínima posibilidad de que nuestro desastre emocional se arreglase finalmente.

Que puedo decir, la esperanza es lo último que se pierde. O eso es lo que dicen.

Debía reconocer que aunque parezca increíble, pude superar con éxito los días posteriores a la llegada de Aaron, con éxito. No me encontré con él por las escaleras, tampoco lo vi por nuestro rellano y eso de coincidir con él antes de ir a clase no era ningún problema ya que Aaron seguía con su rutina de llegar tarde a clase cada mañana. Es más solía pegar el oído en la puerta para escuchar cuando salía de casa algunas tardes, solo para cerciorarme de que no había moros en la costa. ¿Estaba actuando como una lunática? Puede ser.

Eso si, el hecho de conseguir no verlo en las inmediaciones de nuestro edificio de apartamentos no quería decir que también me salvase de aquello en la universidad. Allí era otra historia completamente diferente. Aunque Aaron había cambiado su preferencia al elegir un asiento cerca de mi, eso no quitaba que lo perdiese de vista del todo. Podría decir que el hecho de que me evitase me hacía tener una pequeña necesidad de querer echarle un vistazo de vez en cuando, de ese modo memorice el nuevo asiento que solía usar en cada clase que teníamos juntos. A eso también le uníamos que solíamos cruzarnos en los pasillos. Al principio reconozco que evitaba encontrarme con su mirada. No me apetecía mirar esos increíbles ojos verdes, y caer en un pozo oscuro de añoranza por él. Pero eso si, con el paso de los días pude volver a mirarlo a la cara en publico. Llegue incluso a saludarlo con naturalidad algunas veces. Una sonrisa estampada en mi rostro y un sencillo “Hola Aaron” “Buenos días” “Hasta luego”.

Era una tortura intentar fingir todo el tiempo. Su nombre aun me quemaba un poco cuando intentaba pronunciarlo. Seguía rotundamente enamorada de él. Pero también sabía que aunque Aaron era todo lo que siempre había buscado, ahora era todo lo que necesitaba olvidar.

Por suerte debía sentirme inmensamente agradecida por no afrontar todo aquello sola. Tenía conmigo a mi pequeño escuadrón. Los cuales no dejaban que me sintiese sola ni un minuto. Cada día Alice y Abby se encargaban de hacer vídeo llamadas conmigo, en las cuales solíamos hablar de las cosas más estúpidas que se nos ocurriesen sean cuales fueran. Hacían todo lo posible para que no me dejase llevar por el recuerdo de Aaron Hampson. Como no, Eric por su parte me acompañaba a todos lados a los que quisiese ir en la universidad, ya sea la biblioteca, sala de estudio, cafetería e incluso me esperaba frente a la puerta de los cuartos de baño. Era lo mismo a tener un guardaespaldas conmigo, cosa que no paraba de recordarle una y otra vez para burlarme de él.

-Oye Eric, dime una cosa – le dije -.

Él se giro en mi dirección esperando mi pregunta.

-Dispara.

-¿Que te hace pensar que pueda encontrarme con Aaron en el interior de los cuartos de baño? - le pregunté con ironía -.

-No te rías de mi – Eric puso los ojos en blanco – conociéndolo podría esperarme eso de él.

-Para que te quedes más tranquilo te diré que Aaron ha dejado de tener interés en mi – comencé a decirle, no sabía cuanto podían dolerme mis propias palabras – entiendo tu preocupación, pero no va a intentar mantener una conversación conmigo y mucho menos en el baño.

Eric soltó un suspiro.

-No creo que tengas razón – él negó con la cabeza – no voy a dejar que estés sola si intenta molestarte, sé que me dijiste que cuando te encontraste con él parecía mucho más calmado pero …

-No dije que pareciese más calmado – le interrumpí – ademas no tuvimos tiempo de hablar sobre nada en particular, yo estaba demasiado nerviosa y entre una cosa y otra.

Me encogí de hombros.

-Vale, lo he captado – Eric me paso un brazo por los hombros – debo dejar de ser tan buen guardaespaldas entonces.

No pude evitar soltar una risita.

-Eso mismo – asentí con la cabeza – Al fin y al cabo, sabes que puedo defenderme sola perfectamente.

Levante un puño en su dirección confirmando mis palabras. Eric se encogió con fingido terror.

-Tienes razón, si fuese Aaron no me atrevería a volverme contra ti – dijo Eric -.

-Eso es lo que quería escuchar – sonreí -.

-Y cambiando de tema sera mejor que comencemos a estudiar para el examen de Historia moderna – dijo Eric – eso sí, que es más terrorífico que encontrarse con un ex.

Ambos comenzamos a unirnos en una carcajada mientras caminábamos a nuestra siguiente clase. Me encantaba pasar tiempo con mi mejor amigo. Habíamos llegado a complementarnos tan bien, que conseguíamos entender en todo momento las bromas que solía hacer el otro. Creo que siempre estaré infinitamente agradecida de encontrarme con Eric aquel día en el pequeño supermercado, donde un helado de Limón unió nuestros destinos.

¡Bendito helado de Limón!




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