La compañía de Valentina este fin de semana, y el saber que no todo está perdido dentro de mis sueños, me ayuda a comenzar la semana de una mejor manera. He vuelto a tomar valor para entrar al laboratorio de disección de nuevo, hoy se retomarán las clases en este. O eso es lo que se espera, estamos esperando a que Biazin nos dé el visto bueno.
Por eso estamos aguardando en el salón con los modelos anatómicos. Tengo en mi mesa sentada a Valentina, que sigue enferma de la fiesta del viernes. Luce mejor que ayer, aunque eso no es mucho. Perdí la cuenta de las veces que la ayudé a ir al baño a vomitar en estos días.
—¿Qué fue lo que comiste para tenerte así? Tuvieron que ser más que galletas — le comento limpiándole una pelusa que tiene en la pestaña.
—Te juro que sólo fueron galletas y… ¿queso con salami? — se acuerda de repente.
Niego sabiendo a la perfección que me saldría días después con la verdad. Rori, que está llegando, se sienta a nuestro lado, nos saluda, yo le respondo, Valentina no. Está muy ocupada muriendo según sus propias palabras.
—¿Estás enferma? ¿De qué? No me digas que tu cuerpo no soportó, mi súper fiesta. — pregunta ella riendo.
—Lo que no soportó fueron los lácteos que comió. Valentina es intolerante a la lactosa, eso más embutidos y alcohol a esas horas. La trajeron a esto — explico.
Rori se preocupa.
—No sabía que eras de estómago delicado. ¿Por qué comiste de las tablas de queso? — pide saber Rori.
—No lo sé. Con 3 cervezas encima, me creía de hierro e invencible ante el queso — responde sobándose la frente Valentina.
—Apartando eso, espero que la hayan pasado bien. Todos la pasamos de lujo — presume Rori que se me queda viendo coqueta — Hasta… quien supuestamente no iba a ir fue, y mi cámara de seguridad lo vio salir casi al amanecer. ¿Dónde se habrá escondido si no lo vi esa noche? Es como si hubiese ido por alguien, y sólo con esa persona pasó toda la noche a solas…
Sé qué se refiere a Matthan, me está acusando de lo que dice. Qué es más o menos la verdad, pero no del todo. Esquivo su mirada exigente por chismes, aun así, Natalia me salva al pedirle a Rori que vaya con ella por algo pendiente entre las dos. Rori dice que tenemos una conversación para después antes de irse.
Valentina se me queda viendo confundida y acusatoria.
—¿Matthan fue a la fiesta? ¿Tú… estabas con él?
—Sí… y sí… pero no es lo que parece ¿ok? — me defiendo.
—Irene… Thiago no paró de hablar de ti durante la fiesta. Está 100% interesado en ti, como muy enamorado de ti, pensó que te habías ido temprano, no que estabas con el otro — argumenta recuperando su semblante.
Abro mi boca ofendida, y abochornada.
—Para comenzar Valentina, yo no… yo no le debo nada a Thiago, casi ni hemos hablado, ni nos conocemos. ¿Cómo puede estar enamorado de mí?
—Ah para enamorarte necesitas conocer a la otra persona. Pero esa no es una excusa para que te estés enamorando del tal Matthan.
Mis mejillas se ponen rojas de inmediato. Qué tontería más grande me estaba diciendo mi amiga.
—Yo no estoy interesada en él de esa forma. Sólo… sólo…
—¿Sólo qué?
—Sólo nos quedamos charlando aquí y allá. Tenemos cosas en común… — miento a medias.
Según Matthan teníamos en común nuestros episodios psicosomáticos. Valentina no me cree. Lo cual me confunde, antes de esa fiesta me ha tratado de presentar a muchos chicos, a tal punto de rogarme que le acepte una plática al que sea.
—¿Qué pasa contigo? Antes estabas extasiada con mis interacciones con Matthan… ahora ¿no te gustan?
Ella se pone reflexiva.
—Es que… pensaba que era un chiste ¿sabes? Ni en juego te atraería un hombre como ese. Pude descubrir cuántos años tiene, parece que tiene entre 25 y 26, tú 19, te saca muchos años amiga.
¿26 años y todavía está viendo esta materia, pero con el apadrinamiento de Biazin? No hace sentido. Algo me huele muy mal con Matthan.
—No sé si el equilibrio de poder esté a tu favor, no siendo ese tu primer amor. En cambio, Thiago y tú tienen muchas cosas en común. De verdad cosas en común, y la misma edad — sigue Valentina.
—¿Crees que no tengo cosas en común con Matthan? ¿Qué tan difícil es de creer? — pregunto incomoda.
—Apartando el gusto por el sexo animal que tendrán, no lo sé.
Suelto un sonido de exasperación que hace sonreír a Valentina.
—Él no está interesado en mí de esa manera…— me defiendo recordando su rostro de asco al proponerle lo de dormir juntos, y su perspectiva de los besos.
—¿Y tú tampoco? — cuestiona ella muy cerca de mí.
Tal pregunta me hace acalorarme. Yo nunca había sentido atracción de ese tipo hacia ningún chico. Eso de enamorarse o querer la atención de ellos no era lo mío. Aunque, cuando recuerdo a Matthan esa noche… en nuestro sueño… viéndome así.
Sus labios.
La puerta del taller se abre de un estruendo, uno que nos obliga a prestar atención a esta. Para la sorpresa de toda la clase, es Biazin en compañía del Director de la escuela de Medicina. La inquietud de mis compañeros es latente, por cierto, Matthan no está aquí.
#75 en Fantasía
#455 en Novela romántica
misterio amor, misterio del pasado y mentiras, supensoymisterio
Editado: 03.11.2025