Mientras el mundo duerme

Capítulo 15: Luna de sangre

He logrado asustar a Ian, tal cual asusté a mis padres al revelarles sobre mis sueños. Por lo tanto, su reacción no me sorprende tanto. Tal vez, sólo me decepcioné el no obtener una reacción más prometedora que esa.

—¿Quién eres nuevamente, Irene? — pregunta Ian.

—Es hija de Antonio Serval, el dueño de los hoteles Serval — explica Matthan.

—¿Antonio Serval? — Ian lo piensa — He escuchado de él, pero no lo conozco en persona. ¿Tu madre cómo se llama?

—¿Mi mamá? Ah, Karina, Karina de Serval, su apellido de soltera es Gómez. Creo que es menos posible conocer a mi-

—Karina, Agatha conoció a una Karina. Hace muchos años — responde Ian.

—¿En serio? ¿Dónde? ¿Cómo? — menciono emocionada. Matthan sospecha de la respuesta de su padre.

—Ah… — Ian ve a su hijo — ¿Le has hablado de la habilidad de tu madre?

—No digas lo que sé dirás Ian. Tenemos un trato — asegura irritado Matthan.

—¿De qué trato hablan? ¿Qué pasa? — los miro a ambos confundida.

—Nuestro trato no debe permanecer en vigencia por mucho tiempo más. Has visitado mucho esta casa en el último mes, no se volverá a repetir, lo sé. ¿Me permites decirlo entonces? — se burla Ian. Matthan niega como si no hubiese caso negarse a él — Tenia una amiga llamada así, la conoció en sus sueños.

—¿Cómo dice? — hablo asombrada.

—No te lo tomes a pecho, los delirios se pegan en esta familia — intenta calmarme Matthan.

Ian se acaricia la barba continuamente.

—Pero, Agatha no suele soñar con vivos, ni amistades. Por eso recuerdo su nombre. ¿Extraño no? ¿Tu madre llegó a sufrir alguna experiencia cercana a la muerte? ¿Coma? ¿Su corazón llegó a detenerse alguna vez? — interroga Ian.

Mi piel se siente fría, y mis ojos me pican al imaginarme a mamá en alguna de esas situaciones. Suenan tan atroces, si pierdo a mi mamá, si la pierdo, yo muero con ella.

—Felicidades, la has hecho llorar — regaña Matthan tomando de mal humor una caja de pañuelos cerca y pasándome uno de estos.

—Lo siento Irene. Somos insensibles ante el tema de tanto que hemos visto — se disculpa Matthan.

—No, no. Yo soy muy sensible para estudiar lo que estudió — digo secándome los ojos.

—¿Estudian juntos? Tiene que ser nuevo eso. En el año del eclipse lunar. No es una coincidencia…

—¿Qué eclipse? ¿Hay un eclipse este año? ¿Lunar? — digo inquieta recordando mi sueño con las lunas, y el rojo que cubría mi sueño.

—Wua, wua. Como ocurren todos los años. Por supuesto, que hay eclipses lunares — resuelve con facilidad Matthan — En promedio, hay tres eclipses lunares cada año. La Tierra bloquea la luz del Sol y proyecta una sombra en la Luna. Simple.

—A excepción de que los eclipses lunares se consideran momentos propicios para prácticas espirituales, purificación, invocación. El de este año es diferente, por eso Agatha no está con nosotros — medita Ian.

—Ella debe saber mucho más, necesitamos hablar con ella de inmediato — pido desesperada.

Ian me ve con otra disculpa.

—Eso no se podrá.

—¿Por qué no se podrá? ¿No tiene cobertura dónde está o qué? — insisto.

—Lo que pasa, es que… — duda en decirlo, y lo dice — No le gusta que la molesten, ni revelar dónde está en sus viajes.

Quedo muda y desconcentrada. Sin saber qué decir, Matthan lo sabe mejor que yo. Me toma del brazo para levantarnos del mueble.

—Fuiste de tanta ayuda como lo sospeché, Ian — se despide éste llevándome consigo.

—Un gusto conocerte Irene. Cuídala como se lo merece hijo — se despide el señor Ian moviendo su mano.

Podemos salir con el atardecer en la playa impactándonos. Matthan baja por las escaleras rompiendo el contacto entre nosotros y dejándome atrás con ello.

—¿Cómo un esposo no sabe dónde está su esposa en un viaje? ¿Ni un número de contacto? — cuestiono confundida.

—No están casados. Ni son una pareja convencional. Pero, obviamente se está haciendo el idiota, debe saber dónde está, sólo que no nos lo quiere decir — explica éste.

Acelero el paso para llegar a su auto al mismo tiempo.

—¿Por qué no quisiera? — digo abriendo la puerta, él hace lo mismo.

—Porque no está a salvo. Agatha se enfrenta a muchos peligros en sus viajes, y no quiere que ninguno de los dos interceda en sus aventuras suicidas. Te lo dije, no cuentes con ella, es una pérdida de tiempo.

Por los momentos, no se me ocurre cómo contradecir a Matthan con respecto a su madre. Espero que más tarde se me ocurra cómo hacerlo.

…..

Una sucesión de imágenes rápidas que no puedo distinguir acontecen en mi cabeza, apenas lo distingo la luna llena de sangre y a ellos viéndola. Después abro mis ojos para estar enterrada entre la lavanda, sola, sin Matthan a mi lado.

—¿Matthan? — pregunto sin verlo alrededor — ¿En qué quedamos, terco?




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