Observo por la ventana al guardia de seguridad chequeando la zona con la ayuda de su linterna. Como estoy dos pisos por encima de él en esta aula a oscuras, difícilmente me podrá ver de regreso. Por precaución al momento de él voltearse me agacho y confirmo la hora en mi celular, son las 11:45 PM.
—Casi es tiempo. Por fin estamos a solas — informo a Matthan que está por aquella mesa concentrado en su celular.
—¿Tiempo de irnos? ¿Soy libre finalmente? — comenta sin verme.
—Todavía no, debemos esperar a la medianoche para chequear el laboratorio y confirmar que el evento con el cuerpo #12 fue algo aislado — explico afincándome de la mesa donde está.
—Te mueres de las ganas por echarme la culpa de todo a mí. ¿No es así? — él baja en su pantalla, tiene otra mano para afincar su mejilla.
—Una miedosa y sobreprotegida que sueña contigo, no se compara a un genio adoptado por una madre con premoniciones sobre la muerte que sueña conmigo.
—Sí, de todo quieres hacerme culpable. Ni intentas negarlo ya.
—Vi lo que vi con ese cuerpo. ¿No crees que estamos lo suficientemente jodidos como para que seas honesto conmigo? Cuéntame. ¿Por qué has arrastrado esta materia por tanto tiempo? Escuché por allí que deberías ser residente con tus logros académicos — pido saber.
—¿Escuchaste por allí? ¿O investigaste por allí? — se burla de mí, finjo desinterés — ¿Por qué debería acelerar el paso del tiempo? Estudio al tiempo que quiero y cómo quiero. La universidad me lo ha permitido. Ha sido muy flexible conmigo.
—Entonces dices que, lo haces a propósito. Prefieres enfocarte en otras actividades…
—Sí, me gusta viajar, descansar, tener una vida normal — responde.
—Si quisieras tener una vida normal, normal no hubieses estudiado medicina. No creo que los médicos tengan una vida “normal” — opino — ¿Para qué estudias esta carrera?
—¿Por qué más? La admiración y estatus que confiere la profesión es tentadora para un narcisista como yo — sonríe.
—Matthan… — me quejo — ¿Te gusta que te admiren o el estatus? Eres lo contrario, se te nota por encima.
A él no le agrada que no me haya creído lo anterior. Deja su celular a un lado y me mira con exigencia.
—¿Para qué estudias esto tú?
—¿Yo? — me sorprende que quiera saberlo, lo medito — Quiero aliviar el dolor de otras personas. No quiero ver impotentemente como alguien sufre. También es una carrera respetable, y siempre fui una buena estudiante, notas casi impecables, antes de cursar con Biazin por supuesto.
—Esa respuesta es tan aburrida como tu persona — refunfuña. Río ante eso.
—¿Es una forma de decir que di una mejor respuesta que la tuya?
—Piensa lo que quieras, la tomaré como prestada para cuando me pregunten. Estudió esto porque me becaron y aconsejaron que fuese por este camino, hay buenos prospectos salariales también. Lo que no tengo son respuestas inspiradoras detrás de ello — explica.
Considerando que nuestra universidad es reconocida por reclutar talentos especiales y muchos graduados son líderes en sus sectores, lo que me cuenta Matthan me hace sentido. ¿Será que lo que vi en el laboratorio fue mi imaginación? ¿O un evento aislado? Si la universidad le ha dado un trato especial, puede cursar las materias que quiera cuándo quiera. Tal vez mi teoría de que estaba evitando entrar en contacto con cuerpo porque los revivía, era tan absurda como sonaba.
Chequeo de nuevo mi celular. Ya era hora.
—La medianoche está aquí. ¿Terminamos de descartar tus poderes? — ofrezco.
—Hablas como si me hubieses dado alguna otra oportunidad — comenta poniéndose de pie.
…..
La correcta Irene Serval irrumpiendo en un laboratorio a la medianoche, esto es algo sin precedentes con lo que nunca pensé lidiar. Aun así, acá estoy, abriendo esta puerta y esperando lo peor de lo peor. Al terminar de abrirla con la llave hurtada, todo parece estar en orden.
—¿Ves algo raro? — pregunto aferrada al borde de la puerta.
Matthan me observa en una burla evidente. Después me toma del brazo y me fuerza a terminar de entrar al laboratorio. Maldigo en mis adentros porque mis piernas tiemblan.
—¿Esta no fue tu idea? Respétala. No te puedes quedar en el pasillo durante la inspección. El guardia puede regresar — comenta.
Rendida, nos encerramos en este sitio que luce con la misma normalidad dejada atrás. No hay cuerpos en nuestros puestos de trabajo porque esos están en las cámaras de conservación. Esas a las que no quiero acercarme, en su lugar analizo con la linterna de mi celular.
—Todo parece estar en orden ¿no? Como si no hubiesen movido nada o nada hubiese pasado por aquí.
—¿Quieres darles un vistazo a las cámaras? — propone Matthan señalando con su pulgar a dónde están.
Mi boca se contuerce del miedo ante su propuesta, esa que me da con tanta simpleza. Pero ni me puedo negar porque escucho varios golpes al metal. Me trago el grito del miedo y sin pensarlo mucho, me voy a resguardar al pecho de Matthan, lo abrazo y entierro mi cabeza en su camisa.
#75 en Fantasía
#455 en Novela romántica
misterio amor, misterio del pasado y mentiras, supensoymisterio
Editado: 03.11.2025