Las miradas sobre mí deberían pesar. Los compañeros que se han acumulado en la puerta viendo lo que hice, están entre la sorpresa y el horror. Me miran como si hubiese perdido la cabeza y fuese un potencial peligro, pero no me importa lo que piensen de mí.
—¿Qué hacen aglomerados aquí? ¡Biazin viene por nosotros si…
Valentina era quien estaba atravesando el tumulto de personas, queda muda al ver mi apariencia. Me ve a mí, y luego baja a Thiago que sigue sollozando encogido en sí mismo.
—¡Thiago! — grita Natalia que también está llegando y se abalanza al suelo para chequear su condición.
—Si están buscando una excusa para no terminar de sacar las cuentas de…
Ese es Biazin, que por primera vez luce sorprendido y preocupado con lo que está presenciando. Más confundido está viendo en el piso cómo Natalia está atendiendo a Thiago.
—¿Qué fue lo que pasó entre ustedes? — pregunta él desconcertado.
—Irene enloqueció… — revela llorando Thiago — Sólo la quería ayudar…
—Necesita suturas, en su cabeza y mano, profesor — indica Natalia.
Biazin me ve entonces a mí buscando una respuesta. Apenas muevo mi boca, saboreo sangre, enfoco mi visión en aquel escaparate donde me reflejo. Mis labios están manchados de la sangre de Thiago, mi mejilla está roja e hinchada, al igual que por el forcejeo, mi abrigo está abierto, y las marcas en mi cuello son visibles.
—Hice lo que tuve que hacer para defenderme — respondo.
Los comentarios de impresión y debate sobre mi respuesta, se prenden.
—¡Está mintiendo! ¡Es una mentirosa! — exclama Hugo acercándose a su amigo — Thiago es un santo. ¡Es incapaz de hacerle daño a una mujer!
—¡A la que tienen que levantarle una denuncia por violencia es a ella! — salta Paco.
Siento que los presentes me juzgan, casi todos lo hacen menos allá en el fondo Matthan. Está vigilante, a la espera de demostrarme lo que supongo quería demostrarme. No importaba tener la razón, sino aparentar tenerla.
Quizás tenga la razón. Este mundo está corrupto. Te querrán machar y gozar con tu dolor. No importa cuánto te hayas protegido, cuánto hayas tapado tu cuerpo, cuántas normas te hayas puesto a ti misma para estar a salvo.
—¡Irene no es una mentirosa, ni una persona violenta! — exclama de repente Valentina que se está acercando a mí a ponerse en mi frente — ¿Son ciegos o no están viendo el estado de su cara y su cuello? ¿Quién salió a perseguirla por su propia cuenta? ¡Busquen las grabaciones de las cámaras de seguridad ya!
La bruma que estaba envolviéndome se va disipando poco a poco al ver a Valentina. Gritó tan fuerte que se le quebró la voz y se le están saliendo las lágrimas. Como a mí también se me van a salir, sólo doy la espalda, siento su mano en mi hombro acariciándolos, su compañía y que haya decidido creer en mí.
En mí, que sólo soy una chica rara y cobarde que tuvo un ataque de algún tipo hace unos momentos. Las lágrimas fluyen y fluyen. Al igual que nuestras manos se entrelazan. También espero que Biazin decida qué hacer con nosotros.
De lo único que estoy segura ya, es que Biazin nos detesta a cada uno de nosotros más de lo que lo hacía esta mañana. Como si eso fuera posible.
….
Imagina ser la hija casi perfecta, y que de repente, una noche en la que supuestamente estarías horas extras en la universidad, llegues a casa luciendo como yo lo hice. Decir que mis padres enloquecieron es muy decente. Perdieron la cabeza. Nunca olvidaré la reacción de mi madre, literalmente me pidió la dirección de Thiago para ella misma “sacarle la mierda”, al Valentina explicarle que yo ya me había encargado de ello, me felicitó.
Aunque eso pareció calmarla a ella, a mi papá nada lo calmó. Mi padre era un hombre muy pacifico, y diría que humilde. Nunca lo escuché usar su posición económica para solicitar favores, sin embargo, eso cambió con este desafortunado incidente.
Sus abogados fueron en contra del de la familia de Thiago, que se insistió en que usé fuerza desproporcionada y que su cliente no quería asaltarme sexualmente. Un bofetón y acorralamiento que no requirió atención médica, vs heridas en cabeza y mano que sí necesitaron atención médica.
Si fuésemos una familia normal, supongo que la mediación hubiese terminado en ambas partes olvidando lo pasado.
No lo hizo.
En serio, mi papá no actuó como él esa semana. Movió sus influencias, y en estos momentos el abogado de Thiago está batallando para que no lo metan tres meses a la prisión. También tiene las multas encimas, y papá hasta pidió que él se encargase de los honorarios de nuestros abogados. Nuestros abogados tienen honorarios elevadísimos. Prácticamente está aplastándolo con una facilidad que da miedo. De eso estoy charlando con Valentina que ha venido a visitarme, ambas estamos en mi habitación.
—No sabía que tu padre era así de aterrador — comenta asombrada Valentina.
—No sólo es mi papá, son mis abuelos. Quieren demandarlo también por daño moral a mi persona, pedirán una compensación monetaria elevada — agrego desde mi cama, estoy en ella.
Las marcas den mi cara y cuello han desaparecido. Valentina está en un gran conflicto.
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Editado: 24.11.2025