Ni yo misma me comprendo, y justo, justo me vengo a relacionar con un enigma más grande, eso es de lejos Matthan en mi vida. El mismo chico que no encuentra sentido o emoción en las relaciones amorosas, y con el cual no tengo ese tipo de relación. A él de todas las personas se le ocurre que es una buena idea decir frente a mis padres, que estamos saliendo y que nos vamos de viaje.
La reacción de Antonio es de temer. La de Karina es de dolerme, está en serio entusiasmada.
—Dame tu licencia de conducir — exige papá extendiendo su mano.
—¿Para qué le estás pidiendo eso papá? — intervengo nerviosa.
—Ya — insiste Antonio.
Miro a mamá pidiendo ayuda, ella ya está tratando que su esposo baje el brazo entre risas que pretenden que esto es un juego.
—Amor, deja de asustar al chico. No tienes que darle nada Mat…
Espero que Matthan siga el juego al pretender que es una broma. Sin embargo, él está sacando su billetera de su pantalón.
—No tengo problema — dice al pasársela a mi papá.
Este la lee, y su expresión no mejora nada. Él se la enseña a mi madre, que se sorprende. Concentra sus ojos en Matthan. Está intrigada, confundida y serena.
—Matthan, tu nombre completo es Matthan — recita con lentitud, luego me mira a mí — ¿Es una coincidencia?
Ni sé qué responder a mi madre, sí este Matthan era el mismo de mis sueños. Papá no pierde tiempo, de eso sí puedo tener la certeza.
—¿Con cuál propósito piensan ir a Francia? — pregunta super estricto papá.
—Visitaremos a mi madre. Está allá por trabajo, nos ha convidado y quiere conocer a Irene — explica Matthan. En una media verdad.
Mis padres me ven para confirmar si eso es cierto. Asiento. Ya no me podía echar para atrás.
—Quiero, quiero espacio para distraerme, divertirme y olvidar todo lo que pasó… Igual, llegaremos a la casa de la señora Agatha, no estaremos solos, solos — explico.
Mamá es la que hace un mayor esfuerzo por entenderme, papá sigue viendo como que quiere matar a Mattthan. Y él, bien gracias, ni debe comprender los celos de un padre con su única hija de 19 años.
—Haré unas llamadas y regresaré — comunica papá llevándose la licencia de Matthan.
Me inquieto con que se vaya. Papá tenía contactos, con el último incidente creo que hasta los tiene en la policía. Lo iba a investigar todo lo que pudiese.
—No le presten atención, no es como si tuvieses algún record criminal o multa por conducir ebrio en tu expediente, ¿no Matthan? — cuestiona mamá analizándolo.
—No se la presto. No estoy preocupado por lo que pueda encontrar — asegura Matthan siguiendo con su comida. Como si nada.
Mamá analiza su tranquilidad e indiferencia, con mis nervios e intranquilidad.
—Hija. No me malinterpretes. Si ambos están saliendo y conociéndose, está bien. Pero, ¿su relación no es demasiado nueva como para que se vayan de viaje internacional? ¿En mitad del semestre?
Sí mamá, exacto. Pienso lo mismo que tú. No obstante, cómo poner en palabras bonitas que mi vida depende de este viaje. Eso no se puede poner en palabras bonitas.
—Después de un evento traumático como el que vivió Irene, preocuparse por sus estudios, eso me parece más grave e inconsiderado. Mis sentimientos a ella son honestos. No le lastimaré, ni irrespetaré, prometo cuidarla con mi vida — habla Matthan.
Lo último hace que tanto mi mamá como yo lo miremos como un bicho raro. Ya después mi mamá no puede aguantar más sus risas. Está encantada.
—Iré a hablar con su padre, antes de que sigas proclamando sobre el amor que tienes a mi hija.
Karina se marcha entre risas que a mí me hacen abochornarme más. Cubro mi cara con mis manos. Matthan bebe de su vaso sin inmutarse.
—¿Lo hice bien?
Me descubro la cara para regañarle con mis ojos acusatorios.
—¿Por qué les dijiste que estábamos saliendo? ¿Te volviste loco? Ese no era el plan.
—Ian me aconsejo que fuese directo con mis intenciones en esta cena. Le insistí en que no éramos novios, pero me dijo que nadie creería que dos chicos de nuestra edad se irían de viaje sin ser nada. Tomé un atajo. Igual no es como si nos viésemos de esa forma — comenta sin un gramo de vergüenza.
Claro que él no me veía de esa forma, yo sí y por eso se me había calentado la cabeza. Entre la molestia por el cambio de planes, algo de tristeza se siembra en mi corazón.
—Sólo que no tomaste la variante de que lo has complicado para nosotros. No he tenido novio. La reacción de mi papá será peor que la de un padre común y corriente — explica.
—No lo será. Tu madre lo convencerá.
—¿Por qué estás tan seguro? No conoces las dinámicas de mi familia.
—Los hombres enamorados ceden la toma de decisiones a las mujeres que aman para garantizar su felicidad. Lo he visto muy bien, con resultados catastróficos en mi propia familia — suelta con desfachatez.
Suspiro. Este bicho raro, nunca dejará de ser raro.
#69 en Fantasía
#405 en Novela romántica
misterio amor, misterio del pasado y mentiras, supensoymisterio
Editado: 24.11.2025