No habíamos vuelto a esta casa desde el accidente de Agatha. No después del susto terrible que vivimos encontrándola en tal condición en un pueblo sin los equipos necesarios para estabilizarla. Por ello, se ha estado alquilando un departamento cerca del hospital para quedarnos allí.
Pero esa ha sido mi idea, regresar a la casa en la que se estaba hospedando Agatha. Esa donde tuvo el sueño que la dejó en este terrible estado. Mi idea no fue bien tomada por Matthan, diría que accedió a regresar a este sitio, con un poco de chantaje emocional. Había que tomar todos los caminos necesarios para que Agatha despertase, y este era uno en el que no habíamos deparado.
De por sí, no sólo ha sido la expresión que ha puesto al mencionarle que deberíamos regresar, sino que al llegar y estar abriendo la puerta, su expresión es de conflicto absoluto. Por mi cuenta, no siento o veo nada fuera de lugar. La sala seguía tal cual la habíamos dejado.
Era una casita ordenada y con decoraciones rurales. No hay nada del otro mundo en este espacio, aun así, Matthan está parado estáticamente, como si estuviese en una especie de trance. Como si este sitio tuviese algo que él no podía reconocer, ni yo tampoco.
—¿Sabías de la existencia de esta casa antes de todo esto? — pregunto.
—No — vuelve a este plano — Y mira a dónde nos ha traído. ¿Cuál es el resto del plan?
—Buscar pistas en documentos, libros, objetos, lo que sea — ofrezco.
Noto la tristeza de Matthan, entonces poso mi mano en su espalda. Le digo que tenemos que encontrar alguna pista. Ambos nos ponemos manos a la obra.
…..
Después de varias horas de búsqueda, encontramos poco. Algunos documentos y libros, aunque pocos en español. Estaban en otros idiomas que Matthan es capaz de reconocer. Ni eso nos ayuda lo suficiente, porque eran de historia o filosofía. No tenían relación con el esoterismo o alguna maldición de sueños.
También encontramos más cosas viejas, que me hicieron dudar de si pertenecían a Agatha. Como relojes antiguos de hombre, una máquina de afeitar o tijeras para este propósito. Era como si…
—¿Tu mamá fue la única que usaba esta casa? Pareciera que algunas cosas viejas no son de ella… — comunico — ¿Será que la alquiló con ellas?
—Parece que no es alquilada — dice con una carpeta abierta en su mano — Fue dejada en herencia a ella.
—¿De verdad?
—Sí, aquí está el registro — lee — fue dejado por…
Matthan lo vuelve a hacer, entrar en ese raro trance. No es la segunda vez que lo hace, es como la cuarta que lo ha hecho mientras buscamos pistas. Me levanto del piso donde estaba explorando en un cajón, y me acerco a lo que tiene en esa carpeta. Aunque está en francés el documento, puedo distinguir ese nombre.
—Pierre Bellamy — me suena ese nombre — ¿Ese no es el hombre que tu papá contó vivió con Agatha por un tiempo?
Según la historia de Ian, ellos se separaron por algunos años, y ese nombre resonó como una de las razones de su separación. A pesar de mencionarlo, una sola vez y luego olvidarse de volver a mencionarlo, me dio la impresión del tipo de relación que tuvieron. Con esta casa siendo heredada a ella, más lo presumo.
—¿Ese hombre fue… pareja de tu mamá? — cuestiono.
—No lo fueron — menciona sin pensarlo.
—¿Cuán seguro estás de ello? Tu papá se incomodó al decir su nombre. No tuve que ser la única que lo pensó. ¿Ella te llegó a hablar de él?
—No… — dice Matthan confundido.
—Entonces… ¿cómo sabes que no lo fueron?
—Te dije que no lo fueron — habla con firmeza y con la misma cierra la carpeta.
Luego la deja allí en la mesa, se marcha al patio, supongo que ¿molesto? Me extraña que Matthan que es tan indiferente a líos amorosos se inquiete por la idea de que su mamá tuvo a otra pareja en un break con Ian.
Tengo que confirmar el estado en el que está, me dirijo al patio, para encontrarlo de nuevo en esa condición. En ese particular trance. Esta vez está viendo al cielo, al cielo inmenso que nos cubre.
Además de acercarme a éste, miro al cielo, nuevamente no hay nada nuevo por allí. Seguido miro al frente, a la lavanda que está creciendo salvajemente pegada de la cerca. Me agacho, no soy la única en hacerlo, siento que Matthan me acompaña. Con una confesión que me sorprende.
—No me siento cómodo en este sitio, me quiero ir — dice.
—Lo he podido notar. ¿En qué piensas al quedarte viendo al vacío?
—No sé en qué lo hago…
—¿No sabes o no puedes ponerlo en palabras?
—Esto es absurdo… — se queja tocando su cabeza — Tengo… tengo miedo. Miedo de perder a Agatha, miedo de ser el culpable. Me siento patético.
Le miro con una sonrisa triste, toco su mano libre.
—No eres patético por sentir miedo, eres humano — aseguro.
Matthan reacciona con lo que le digo de una forma particular. Su mano se siente fría, y sus ojos se abren tanto que puedo notar que sus pupilas se dilatan. De esa forma, voltea en mi dirección, a verme, y a acercar su rostro a mí.
No retrocedo ni un poco, ni respiro de la ansiedad, en su lugar siento emoción y estoy a la expectativa. Tiemblo internamente a él componer su expresión, volverse más calmada y tocar mi mejilla. Su toque me derrite, y quiero más, mucho más de él, de noches calmadas, de sus ojos, de sus manos.
—Tienes una pestaña aquí… — menciona.
Detecto el truco que me copió, quiere besarme, pero miente con lo de la pestaña. Intento hacer un chiste…
—Aquí — él de hecho me muestra la pestaña, y se para — Creo saber qué tengo que hacer.
Ah. Quedó como tonta escondiendo mi rostro entre mis rodillas. Me maldigo por mi corazón que no se puede controlar. No puede controlar el amor que siente por una pared como Matthan.
—¿Qué es lo que tienes que hacer? — pregunto todavía escondida en mis piernas.
…..
Matthan no conoce de términos medios, o es todo o es nada. Así es como se le ha ocurrido la idea de dormir en la cama donde su madre quedó en tal condición.
#69 en Fantasía
#405 en Novela romántica
misterio amor, misterio del pasado y mentiras, supensoymisterio
Editado: 24.11.2025