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Miré desde el marco de la puerta de mi habitación todo lo que me rodeaba. Desorden. Había pasado toda la tarde buscando mi llavero, el cual siempre tenía en el cierre de mi mochila pero, solía perderlo bastante seguido al esconderlo de Irina. El llavero me lo había regalado mi abuelo cuando era muy pequeña, era Sasha, mi favorita de todas las bratz desde que él me lo regaló. Sentía que sin ello perdería el recuerdo de mi abuelo. Entraría en pánico en cualquier momento; había, literalmente, dado vuelta la casa entera. Irina y Elián estaban en un cumpleaños de un compañero de Elián, ni siquiera había salido a buscarlos del jardín y primaria para llevarlos hasta allí, necesitaba encontrar el llavero. No me llevaría otro regaño por faltar para nada.
Me dejé caer sobre el marco. Llevé mis manos a mi rostro, frustrada y después de unos minutos en esa posición, algo se iluminó en mi cabeza. Kurt había tomado mi mochila, quizá tenía mi llavero o peor, lo había robado. No dude en sacar mi celular del bolsillo de mi pantalón cargo negro y, como si lo hubiese manifestado, allí, ni bien encendí la pantalla, tenía un mensaje del chico.
Salí del chat y bloqueé mi celular, sin dejar de ver la pantalla. ¿Qué debería hacer? No me preocupa encontrarme con alguien que casi no conocía, mi preocupación era que realmente no me quisiera devolver mi llavero.
Di un último suspiro y me puse de pie; guarde mi celular en uno de los bolsillos; busqué rápidamente un sweater color verde militar; busqué las llaves de la moto pero, claramente no las encontré entre tanto desorden, por lo que salí de la casa así como estaba. No había muchas opciones de cines en mi ciudad, solo había uno y ni siquiera era un cine real, era un espacio donde presentaban sus obras las Instituciones o cosas pequeñas, hacía poco que implementaron en "agregar el cine", nunca había asistido a un cine por lo que no tendría muchas quejas del lugar. Aunque mi plan era que me de mi llavero antes de entrar y poder largarme de allí lo antes posible.
Comencé a visualizar el cine a pocos metros y allí, muchísima gente, entre ellos: Kurt, que una vez llegué a su lado, me miraba con una sonrisa victoriosa. Las personas de la fila, comenzaron a entrar poco a poco pero nosotros no. Lo obligue a quedarse allí fuera conmigo, frente a frente.
—Hola, señorita Ariadna la que osaba de negar mi invitación.
—Dame el llavero —le corte, hablándole en un tono neutro—. No es una invitación, es un chantaje.
—Tenemos un trato, Ari.
—No existe tal cosa, deja de estupideces, Kurt y dame mi maldito llavero. —Di un paso hacía él.
—Tendremos el peor lugar por tu culpa.
—No me digas "Ari", soy Sasha, ¿Bien?
—Sí, Sasha, ¿Entramos?
Mire directo a sus ojos, no me gustaba para nada tener que ceder a sus palabras, me hacía sentir un muñeco de títeres.
—No queda de otra.
Dicho eso, nos adentramos al lugar. Lo primero que visualice era una señora vendiendo entradas, la cual tenía muy mala cara; segundo, una fuente con agua, bastante linda pero, un gasto nada necesario para el lugar; tercero, unos quince escalones. Los cuales ya estábamos subiendo y al llegar, otra persona con mala cara. ¿Por qué la mayoría de las veces ocupaban a una persona así para atención al público?
—¿Viste alguna vez una película de Marvel, Sasha? —susurró Kurt una vez estuvimos sentados uno al lado del otro.
—No.
—Si querés vamos a ver otra.
—No quiero mirar está ni ninguna película con vos, Kurt —susurré al igual que él. Sentí su mirada clavada en mi perfil por lo que gire mi rostro, chocando con sus ojos color azul eléctrico entre la oscuridad de la sala—, ya estamos dentro, cuanto antes terminemos mejor. Ni siquiera hay pochoclos, esto se me hará largo —agregué antes de volver mi mirada al frente. Él dejó lucir una pequeña sonrisa de lado antes de imitarme.
La película comenzó y no era capaz de poner mi atención en ella. Odiaba la oscuridad y el silencio de las personas, mi mente disociaba rebuscando mis peores recuerdos aunque, también, creaba escenarios totalmente fuera de sí, sabía que jamás podría ser tan feliz como en mi imaginación. Los medicamentos siempre tenían un efecto malo en mi por eso prefería dejarlo a los días. Kurt miraba la gran pantalla con ilusión, sus ojos brillaban como si fuera un niño; probablemente notó que lo miraba porque giró hacía mí, regalándome una sonrisa. Suspire y baje mi mirada a mis manos, había comenzado a jugar con ellas, deje de hacerlo al notarlo y justo en ese momento, sentí mi celular vibrar, era Thomas. Mientras leía, sentía que Kurt me miraba atento pero, lo ignoré y contesté el mensaje sin mucho ánimo. Guarde el celular y me convencí de volver a mirar la película, al final no estuvo tan mal pero, no la volvería a ver.
—¿Te gustó? —cuestionó Kurt una vez estuvimos fuera. Por su mirada supe que esperaba una respuesta positiva.
—¿Me das el llavero?
Editado: 22.11.2024