Mientras La Gravedad Exista No Te Soltare

Capítulo 1

Me encuentro corriendo a toda velocidad hacia el instituto, llevo 20 minutos de retraso, todo por andar discutiendo con nuestra nueva vecina.

Sí, acaba de llegar apenas ayer por la noche y han recibido una gran bienvenida de mi parte, pero ¡joder!, ¡esa casa nadie la puede ocupar!, sé que suena muy egoísta pero… hay miles de casas en el mundo ¿no?

Llego sin aliento a la entrada de la escuela y con mis piernas temblando como gelatinas le enseño mi identificación al vigilante, este asiente con su cabeza y corro con las pocas fuerzas que me quedan hacia mi clase de Historia.

 ¡Mi materia favorita y el profesor es un encanto!¡Hurra!

Abro la puerta de un solo golpe, causando la mirada atenta de todos los estudiantes, avergonzada bajo la cabeza.

¡No pudiste ser más obvia!,  me acusa mi subconsciente,  no me da tiempo de reclamarle por que escucho una voz grave llamarme.

-Buenas noches, ¡señorita Kristen!

 El profesor me mira con una sonrisa arrogante en su rostro.

¡Cómo te encanta joderme la vida! ¡Pero ya veraz,  pronto estarás cavando tu propia tumba!

-¡Buenas noches!- digo gritando y dirigiéndome a todos los estudiantes presentes. Nadie me contesta pero puedo ver que tratan de contener la risa.

La sonrisa del profesor desaparece y me mira como si quisiera estrangularme en este preciso momento.

-Tome asiento-  me dice de forma seca.

¡No soy una mujer fácil y sabes bien que estás jugando con fuego!

Sin más rodeos me dirijo a mi asiento sonriendo de forma victoriosa, cuando llego a mi lugar veo a dos chicos nuevos sentados atrás de sitio.

¡Oh lala! ¿De dónde han salido estos dioses griegos?

Me doy cuenta de lo que estoy pensando y sacudo mi cabeza.

¿Desde cuando tienes pensamientos pervertidos? ¡Por favor Lucifer, te ordeno que salgas de mí ahora mismo!

Trato de prestar atención y la mañana pasa lentamente, después de lo que se hizo una eternidad, sonó el timbre.

Me dirijo al comedor y trato de encontrar el cabello rubio de Andrea, mi mejor amiga, la conocí hace cuatro años en la secundaria y ha sido mi hermana mayor.

Al verme puso una sonrisa burlona en su cara. “Aquí vamos”

-No me digas- dice apenas me acerco-¿se murió una hormiga y fuiste a su funeral?- la miro con cara de pocos amigos.

-¡Muy buen chiste!- le respondo irónica.

-Amargada, ¿Qué ocurre?-  me pregunta notando que no estoy de buen humor.

- Alguien se mudó a la casa de al frente- le respondo sin mirarla a los ojos.

-¡Oh!- fue lo único que salió de su boca. Me encogí de hombros para restarle importancia al asunto.

-Da igual lo que pase con esa casa, ya me canse de vivir pensando solo en el- levante mi cabeza para encontrarme con su mirada molesta.

-¡¿Así de fácil te rindes?! Llevas seis años esperando que regrese y  lo das todo por terminado y  ¿Por qué?, porque alguien ya se mudó ahí.

-Por favor- digo rodando los ojos - se realista, en primera el ya no volverá y en segunda, ya no puedo sacar a esas personas de ahí.

-Estoy de acuerdo con lo último pero, Kristen estoy segura de que el volverá algún día.

-Si claro- le respondo volviendo a concentrar mi mirada en el plato.

-Quieres que te diga la verdad- dice dando un gran sorbo de agua- Me da celos la forma en que piensas en él, ya ni a mí me das tanta atención.

Ella finge limpiarse una lágrima y esta vez me parto de risa, ella sabe cómo hacerme el día feliz.

-Por cierto, ¿viste a los chicos nuevos?

Dice de repente, la veo medio divertida, por lo exagerada que es su voz.

-No es para tanto - digo agitando la mano - solo son dos niños más en este mundo.

“Hace un  rato estabas pensado diferente”

¡Por favor, que alguien me quite la cabeza!

-Eres una amargada, que quiere esperar a su príncipe azul.

-Para tu información, es un príncipe rojo- respondo a mi defensa.

Ella suelta una gran carcajada y las dos nos reímos juntas, pero de repente deja de sonreír.

-Con tu gran corazón, seguramente aplastaste una hormiga y la fuiste a enterrar- puedo percibir odio en su voz.

¡¿Pero acaso hoy se pusieron de acuerdo para hablarme de hormigas?!

-¡Como lo adivinaste!- giro mi cabeza, para encontrarme con su linda cara.

-Por qué lo sé todo ¿ya se te olvidada?- dice con superioridad.

“Más orgullosa no pudiste salir”

-Si lo sabes todo, supongo que también sabes cuando callarte- esta vez Andrea interviene.

-No estoy hablando contigo.

-Es cierto pero parece que necesitas que dos personas te repitan las cosas dos veces- me levanto, para quedar a su misma altura.

-¡¿Qué?!

-¡Oh! , cierto, se me olvidaba que tienes un pequeño cerebro de nuez, mejor no hay que gastar saliva en vano, vámonos Andrea- hago una señal con la mano para que me siga.

Volteo y veo parada a Olimpia sacando humo hasta por la nariz.



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En el texto hay: celos, dolor, amor adolescente

Editado: 29.02.2020

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