Mientras las estrellas te hablen de mí

Capítulo 11

Si a Vega le hubiesen dicho que Izan Dominique iba a seguirla en SS algún día, probablemente hubiese dicho que eso era imposible pero habría gritado en silencio rezando para que fuera así. Esa noche, Izan la agregó en la red y todo se volvió una nube de ideas y fantasías cumplidas. Se sentía, como el mismo Altair había dicho, una colegiala. Había esperado años, jamás pensó que esto podría pasar. Su cuenta era muy nueva como para tener la suficiente información para hacer un match, no tenía más de un día de habérsela creado, pero la esperanza estaba allí, más encendida que nunca.

 

Normalmente tenía muchísimos contactos en la red. Era la creadora y a las personas les gustaba tenerla agregada para poder enviarle mensajes, fotos o vídeos. Recibía muchos mensajes positivos todo el tiempo. Pero jamás revisaba sus matches por esta misma razón. Lo más probable es que tuviese muchos porque con certeza, con el número de usuarios que había, más de alguno sería muy compatible con ella. Pero realmente no estaba buscando una relación, no tenía mucho tiempo y tampoco necesitaba conocer a nadie. En los cuatro años que llevaba haciendo crecer su app, tener un crush con Izan había bastado.

 

Siempre le había fascinado la idea del amor. Pero prefería verlo desde fuera. Le gustaba vivir a base de fantasías y no de acciones, como si muy en el fondo estuviese demasiado asustada de intentarlo en serio y salir lastimada. Aunque nunca lo admitiría en voz alta, por supuesto. Y tampoco entendía de dónde venía esa soledad inexplicable. Siempre lo había adjudicado a su historial de abandono. Jamás había conocido a sus padres biológicos, fue parte del sistema desde que tenía dos meses de nacida. Pero Marissa la había obligado a tomar terapia durante muchos años y aunque había logrado sanar y superar muchas cosas, había otras que simplemente no tenían explicación para ella. Como si algo le faltara y no supiera el qué.

 

Se preguntó si Izan le enviaría un mensaje o si ella debería hacerlo primero. Pero entre todo el trabajo que tenía que adelantar y lo cansada que todavía estaba, rápidamente se olvidó de eso.

 

***

 

Altair hoy no tenía clases. Estaba a unos pocos meses de terminar la carrera y se estaba volviendo loco. Cuando eso pasara su padre tendría todo el control sobre su vida, trayéndolo de un lado a otro con las asignaciones y responsabilidades de un trabajo que no deseaba en lo absoluto. Es verdad, era todo un privilegio tener un trabajo esperándolo nada más graduarse. Sabía que tenía una vida relativamente más sencilla que muchas otras personas, pero eso no borraba el hecho de que no tenía nada de poder sobre su propia vida. Ser arquitecto no se le daba mal, tenía que admitir que se le daba bastante bien. Pero él deseaba dedicarse a ser un artista, pintar, ilustrar y diseñar cosas. Era eso lo que hacía cuando necesitaba desahogarse, era eso lo que hacía cuando estaba inspirado, era como respirar, algo que estaba haciendo constantemente sin necesidad de pensar mucho en ello. Pero lo había tenido que esconder toda la vida, usar un seudónimo y guardárselo para sí mismo. Y francamente empezaba a hartarse de ello.

 

De momento podía conformarse con la poca libertad que aún le quedaba. Iba a salir con sus amigos y tratar de evitar pensar mucho en todo lo que estaba agobiándolo últimamente.

 

Cuando llegó por Izan para ir a comer con Adara, lo encontró fumando un cigarrillo. Detestaba cuando hacía eso porque su amigo tenía tendencia a adoptar hábitos autodestructivos constantemente y este era el más reciente. Estaba tomando terapia desde hacía más de un año y su salud mental había mejorado mucho. Cualquiera que no lo conociera o que solo estuviera al tanto de lo superficial, pensaría que Izan era una persona alegre y llena de vida. Pero Altair había sido su mejor amigo toda la vida y sabía mucho más. Izan se la había pasado atormentado por sus demonios casi toda la vida, constantemente lidiando con depresión y ataques de ansiedad. Venía de una familia disfuncional y era muy cerrado a la hora de compartir sus sentimientos. Estaba un poco roto por dentro, como a él mismo le gustaba decir. Por eso lo suyo con Addie no había funcionado. Se querían muchísimo pero él tenía la tendencia a alejarse y encerrarse en sí mismo, lo cual era difícil para Adara que estaba tan acostumbrada a ser el soporte emocional del mundo entero que se había cansado y desgastado a sí misma. Altair siempre le decía que no debía ser el centro de rehabilitación de nadie, no porque no quisiera a Izan, sino porque los amaba tanto a ambos que no soportaba verlos destruirse el uno al otro de esa manera. Eventualmente, Izan decidió romper las cosas y Adara estaba tan devastada que Altair pensó que su amistad quedaría rota para siempre, pero contrario a todo pronóstico, el grupo de amigos continuó como si nada. Con Adara sanando de a poco y con Izan regalándole sus mejores momentos. No dejaba de preguntarse qué podría haber sido de sus amigos si las cosas fueran diferentes...

 

Cuando soñaba con la historia de Kessley, desde pequeño. Siempre aparecía un personaje que le recordaba mucho a Izan. Izan que era como su hermano, Izan que era una de las personas más importantes de su vida. En sus sueños, ese personaje había decidido traicionarlo y había sido muy malo con todo el mundo por su ansia de poder. Cuando se lo contó a su amigo, esperando ganarse aunque sea una carcajada de él, este lo miró seriamente y le dijo: "Bueno, eso explica por qué tengo que pagar tantas cosas en esta vida. Me alegra que tu amor por mí haya traspasado el tiempo aunque no lo mereciera." Luego se había echado a reír ante la expresión perpleja de Altair que no lo había encontrado gracioso en lo absoluto. Izan solía decirle que sus sueños eran recuerdos de una vida pasada porque él creía en esas cosas. Antes, había veces en las que Altair quería creerlo también porque siempre aparecían personas a las que él conocía. Su padre, por ejemplo, que en sus sueños era el padre de Kessley, su hermana Zöe o Izan también estaban allí. Pero dejó de desear que eso fuera verdad cuando conoció a la protagonista...




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