Mientras no me olvides, no me habré marchado del todo

Capítulo 41 - NADA MÁS Y NADA MENOS 2

Me miro al espejo por última vez y salgo de casa para coger el coche. Estoy un poco nervioso la verdad. Bueno mucho para ser sincero.

 

Voy en dirección a casa de María, tengo muchas ganas de verla, de ver lo preciosa que es. Sé que me va a sorprender con el vestido, lo sé, aunque todo lo que se ponga le va a quedar perfecto.

 

Llego a casa de María, me coloco la corbata y llamo al timbre de su casa. Espero ansioso a que abra y ante mí aparece la chica más hermosa del mundo. Con mi mirada la recorro de arriba abajo y sonrío de medio lado. ¡Dios estaba perfecta!

 

Me acerco lentamente a ella, mientras no dejo de sonreír, paso mis brazos por su cintura para acercarla más a mí. Junto nuestras frentes y ella esboza una hermosa sonrisa. Suspiro al tenerla tan cerca y siento como se pone nerviosa.

 

-       Estás increíble amor – digo a María – Hermosa como siempre – y ella sonríe, me mira con esa mirada especial y no puedo sentirme más feliz.

-       Tú estás perfecto también cariño, me encanta verte en traje – me responde y sonrío ante sus palabras.

-       Te quiero – contesto.

 

Iba a responderme pero no la dejo, ya que planto mis labios sobre los suyos, besándola con todas las ganas que tenía, desde que la había visto solo pensaba en eso, en rozar sus labios. El beso se torna apasionado y ella sigue mi ritmo.

 

-       Marco para – me dice mientras se ríe ya que dejo besos húmedos por su cuello.

-       No quiero – respondo mientras apoyo a María en la puerta.

-       Si no parás no vamos a llegar a tiempo – me dice como puede.

-       Esa es la intención – digo mientras sigo con mi tarea en su cuello.

-       ¡Marco! – me llama la atención – Por favor para.

-       Vale, vale, ya paro – digo al separarme de ella.

 

Antes de abrir la puerta vuelvo a acercarme a ella y con las dos manos atrapo la cara de María para poder besarla otra vez en la boca. Cuando llegamos al portar, abro la puerta y la dejo pasar, de la misma manera que cuando llegamos al coche.

 

El camino se me hace muy largo, a pesar de que intento a toda costa hacer que se relaje y tranquilice.

 

Estamos en la entrada del hotel, en la calle se encuentra mucha gente, gente que vienen a ver a sus ídolos, a nosotros, pero también hay muchos fotógrafos. Paro el coche justo en la entrada y antes de salir me giro hacia María.

 

-       Todo va a ir bien – digo mientras sonrío y cojo sus manos entre las mías – No te preocupes, estoy aquí contigo.

 

María asiente con la cabeza ya que no es capaz de decir nada más. Beso su mano y salgo del coche. Doy las llaves del coche al aparcacoches y doy la vuelta para abrir la puerta de María.

 

Veo como los fotógrafos se acercan más y más, interesados por la persona que sigue dentro. Y por una parte les entiendo, nunca he llevado acompañante, aparte de mi padre o de mi hermano, a ningún acto público. Así que están expectantes por ver quién va a salir de la puerta. Quien es ella.

 

Abro la puerta y tiendo mi mano para ayudarla a salir. En cuanto sale los flashes de las cámaras nos ciegan, pero intento todo lo que puedo proteger a María y que se sintiera contenta. Al mirarla veo como sonríe a todo el mundo. 

 

Se gira para mirarme y me coloco a su lado. Sonrío para infundirla ánimos y comenzamos a caminar entre la marea de gente y fotógrafos, mientras mi mano se posa tras su cintura.

 

Pero después lo pienso mejor y rozo mi mano con la de ella, para después entrelazar los dedos con fuerza, haciéndola saber que estoy aquí con ella, para todo.

 

Llegamos al photocall y todo el mundo se pone como loco para sacarnos una foto. Sí a los dos, ya que me he empeñado en que María salga en las fotos junto a mí. No la he soltado desde que salimos del coche.

 

Mientras nos sacan las fotos oigo como los reporteros hablan a la cámara para grabar sus reportajes. Algunos dicen que con nuestra aparición pública estamos confirmando nuestra relación. Otros que se alegran de que volvamos a estar juntos… Y así la mayoría de los comentarios.

 

Si ellos supieran que no estamos saliendo juntos de manera oficial… Por ahora, porque pienso cambiar eso.

 

Al llegar dentro vamos en busca de los chicos mientras me paro a saludar a todo las personas importantes que se encuentran hoy en el evento.

 

Cuando por fin los encontramos, saludamos a todos y nos sentamos en las mesas correspondientes para seguir con la velada y posteriormente la cena.

 

 

La cena acaba de acabar, la verdad es que nos lo hemos pasado muy bien, no he dejado ni un momento de prestar atención a María, quería que todo saliera bien, que se sintiera a gusto. Pero a la vez estaba nervioso, mucho, mucho. Cada vez el momento estaba más y más cerca. Aún así, no he dejado de regalarla toda la noche miles de sonrisas que provocaban que ella sonriera




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