Mientras no me olvides, no me habré marchado del todo

Capítulo 10 - Simplemente tú

La gente grita eufórica y los nervios están a flor de piel. Acaba de comenzar la segunda parte y el marcador esta 1-1 frente a la Juventus. No sé lo que va a pasar a continuación, no sé quién va a ganar o no, porque ahora todo está muy igual.

 

Y cuando menos lo espero estoy saltando de alegría, en el minuto 60 Casemiro ha metido un golazo, dando oportunidad a mis blancos de ponerse por delante del marcador. Y no han pasado ni tres minutos cuando vuelvo a saltar del asiento, Cristiando ha marcado su segundo gol. La victoria entre los madridistas se está tocando con la punta de los dedos.

 

Y en el minuto 81 llega el momento más esperado, el momento por el que estoy aquí viendo esta final. Marco entra al campo por Isco, quien es ovacionado por el público por su gran actuación. Si antes estaba nerviosa ahora no os podéis ni imaginar lo nerviosa que me encuentro.

 

Mi mirada no para de seguirle haya donde vaya, incluso si el balón está en la otra punta no puedo dejar de mirarle. No puedo dejar de pensar en que está cumpliendo su sueño y que yo estoy aquí para disfrutarlo. No dejo de pensar en la suerte que tengo de tenerle en mi vida.

 

Y en el minuto 90, ese minuto tan preciado… Ni siquiera puedo creérmelo, aun sigo sentada sin levantarme. No puedo creerme que haya metido gol. ¡Marco acaba de meter el cuarto gol! Y en el instante en el que le veo correr hacia las gradas es cuando reacciono y me vuelvo loca.

 

Veo como Marco salta a las gradas y va a donde está su hermano y su padre, unas butacas más allá de las que estoy yo, y los abraza. Este gol se lo mucho que significa para él, para su madre. Antes de bajarse recorre con la mirada a las personas que se sientan en la fila hasta toparse con mi mirada. Le sonrío como nunca antes y Marco me devuelve una sonrisa que incluso le hace brillar esos ojos tan bonitos que tiene. Me guiña un ojo y vuelve al campo para celebrarlo con sus compañeros. Y en ese momento alza sus manos y señala al cielo, dedicándole este gol, este partido, este sueño a su mayor apoyo en el futbol, a su madre, que se que haya donde esté estará muy feliz de ver los logros de su hijo.

 

Pero lo que no me esperaba es lo que hizo a continuación. Marco se vuelve a las gradas y vuelve a mirarme. Hace un corazón con las manos y me señala. Y sé que me ha dedicado también el gol. ¡Me ha dedicado el gol! Este chico cada día me sorprende más y cada día me enamora más. Después de ese gesto no puedo dejar de sonreír como una tonta. Y así de esta manera y sin darme cuenta el partido ha llegado a su fin, al final, ganando así el Real Madrid, la duodécima. ¿Quién lo iba a decir? Y que orgullosa estaba de cada uno de ellos.

 

 

Salto al campo junto a mis tíos y mi primo para celebrarlo todos juntos. Igual que nosotros todos los familiares están haciendo lo mismo. A lo lejos diviso a Marco abrazando a su padre y su hermano y al separarse le veo llorar, así que decido dejarles un poco de intimidad y luego iría a buscarle. Por lo que voy en busca de Dani. Cuando le veo salto a sus brazos y después toda la familia nos damos un gran abrazo. Luego son todo risas, abrazos y fotos por doquier.

 

En un momento, sin darme cuenta unos brazos me abrazan por detrás y oigo una risa, la risa inconfundible de la persona que tengo detrás, de Marco. Me giro poco a poco sonriendo y cuando estamos el uno enfrente del otro nos damos un abrazo.

 

           -       Estoy muy orgullosa de ti – le digo al oído mientras seguimos abrazos.

           -       Gracias a ti por estar aquí me das suerte – me dice mientras se separa para mirarme a los ojos pero sin dejar de rodear con sus brazos mi cintura.

          -       Nos las des, quiero estar en los momentos importantes de tu vida, verte cumplir tus sueños – le digo y Marco en respuesta me da un beso en la mejilla.

           -       No sé si te has dado cuenta o no, pero te he dedicado el gol – me dice  sonrojándose un poco.

           -       Me di cuenta sí. Gracias – le digo mientras le abrazo.

 

Y así de esta manera nos quedamos durante unos minutos. Solos él y yo. Disfrutando del calor del otro, de la respiración, oyendo el latido de nuestros corazones acompasándose para ser solo uno.

 

           -       Tu madre estaría muy orgullo – le digo susurrando al oído.

 

Sé que puede parecer un poco cruel hacerle recordar a su madre, pero necesitaba decírselo, necesitaba decirle que ella estaría orgullosa. A veces no es lo mismo que te lo diga un familiar que una persona que no conocía a esa persona. Y a veces esos detalles significan mucho más, significa que las cosas las has hecho bien y que otras personas se han dado cuenta, ven la felicidad que hay en ti, los objetivos que has cumplido, las metas alcanzadas, los sueños cumplidos. Y es entonces cuando sabes al 100% que esa persona se sentiría muy orgullosa de ti.




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