Mientras no me olvides, no me habré marchado del todo

Capítulo 42 - ¡Déjame!

¡DÉJAME!

 

 

Ahora mismo no sé qué hacer, no sé cómo actuar. Veo como hablan, cómo ella intenta acercarse cada vez más y más a Marco. Él intenta apartarse de ella pero aún siguen hablando. No sé de qué pero parece que la conversación es muy interesante y a la vez intensa.

 

Marco se gira y me mira, sus ojos se abren como platos. Tras la sorpresa inicial su mirada cambia, intentando transmitirme seguridad, tranquilidad, cómo si me dijera todo está bien.

 

Al cabo de unos segundos Marco se aleja de Miriam. Ella intenta pararle agarrándole del brazo, pero él se suelta bruscamente. Se aleja definitivamente de Miriam y se acerca directamente a dónde estoy yo.

 

Sonríe mientras se acerca, pero yo no puedo devolverle la sonrisa.

 

- Vamos a bailar – me dice mientras me coge de la mano y me arrastra hasta la pista de baile.

 

Ni siquiera me da opción de contestar. Ahora mismo no me apetecía bailar.

 

Me agarra de la cintura y me atrae hacia él. Con desgana rodeo mis brazos alrededor de su cuello.

 

- Suéltalo – me dice mientras se le escapa una sonrisa ladeada.

 

- ¿Qué hacia Miriam aquí? ¿Cómo ha entrado? – le pregunto.

 

- Si te soy sincero, no sé como narices ha entrado – me contesta – Pero tranquila no ha pasado nada.

 

- Sé que no ha pasado nada, sino no estaría ahora aquí contigo, créeme – le digo un poco brusca.

 

- Ei María – me dice mientras me coge la cara con sus dos manos y me obliga a mirarle – Sólo te quiero a ti, a nadie más que a ti.

 

Sonrío como una tonta a pesar del dolor que me ha causado verle con Miriam. Fue como recordar las imágenes de noche vieja. Se acerca más a mí y me planta un largo y dulce beso en los labios.

 

- ¿Qué te ha dicho? – le vuelvo a preguntar, porque hasta que no sepa que hacia aquí no me voy a quedar tranquila.

 

- Me dijo que volviera con ella, que me quería. Pero yo le he dejado bien claro que de quien estoy enamorado es de ti – me dice.

 

- Yo también te quiero – le contesto.

 

Seguimos bailando durante toda la noche. Pegados y rozándonos, sintiéndonos la piel, acariciándonos y besándonos, como si no hubiera nadie a nuestro alrededor.

 

- Amor ¿seguro qué estás bien? – le pregunto al notarlo cada vez más nervioso.

 

- Sí, sí tranquila, estoy bien – dijo no muy seguro.

 

- ¿Sabes que me puedes contar lo que sea no? – le pregunto mientras le acaricio la mejilla.

 

- Lo sé, no te preocupes – me dice mientras me da un beso en la frente.

 

Seguimos bailando pero Marco sigue estando nervioso y me está poniendo a mí cada vez más nerviosa. ¿Qué le pasará?

 

De un momento a otro me quedo sola sentada en una de las mesas que hay alrededor de la pista. Marco se había ido al baño y hacia un buen rato que se había ido.

 

Mi mente empieza a divagar miles de respuestas al nerviosismo que tenía. Pero la que no quería seguir teniendo en mi cabeza, pero desgraciadamente es la que no deja de estar, es la idea de que ha pasado algo entre Marco y Miriam.

 

Sólo de pensar en eso mi corazón se encoje. No quiero volver a pasar por aquello, me niego. Prefiero que me diga que ya no me quiere y que me deje, a que me esté engañando con ella.

 

Harta de esperar me dispongo a buscar a Marco por todo el local. Me dirijo a los baños, pero allí no está. Voy al balcón, pero tampoco. Doy vueltas como una tonta por las mesas y la pista de baile, pero sigo sin encontrarle.

 

Espero que no haya sido capaz de marcharse de aquí sin mí, dejándome sola.

 

De repente las luces se apagaron y un foco comenzó a alumbrar. Casualidad o no, que el foco me estaba alumbrando a mí. Todo el mundo se quedó en silencio y yo no sabía qué hacer, solo desaparecer de allí.

 

Una música empieza a sonar de fondo y una voz en off empieza a decir unas palabras. Unas palabras muy bonitas.

 

Al acabar la voz en off, veo que aparece una persona en mitad del escenario. Al estar tan oscuro no distingo quién es, pero poco a poco la luz del escenario va haciendo presencia y voy apreciando a la persona que hay.

 

Mi corazón se desboca y acelera de repente. 

 

Marco está allí de pie, con un micrófono en la mano.

 

- Decir que te amo se me queda pequeño, alguien debería inventar nuevas palabras para poder definir mis sentimientos de entrega, de devoción, de admiración, de necesitarte cada segundo – empieza a decir Marco mientras me mira – Eso siento y más… Te digo que te amo, pero ya lo sabes, quizás de tanto repetirlo se desvirtúan las palabras, pero no, cada vez que te lo digo es porque mi amor hacia a ti ha aumentado. Quiero que lo sepas, no te amo en pasado, no te amo en presente ni te amo en futuro, es un amor que no tiene tiempo, tampoco entiende de distancias, es simplemente amor puro, cargado de ilusiones, lleno de promesas que no deben cumplirse, porque al conocerte se cumplieron todas – sigue diciendo – Te amo, como dos palabras que forman una sonrisa en tus labios – no puedo evitar sonreír al escuchar esas palabras – como dos cielos llenos de colores reflejados en tus ojos, como dos palabras infinitas que no deben dejar de sentirse, ni quiero dejar de sentir por ti. Amarte en realidad es un premio, desconozco si te merezco, al menos lucho por merecerte cada día, pero es un premio, es un regalo que cualquier persona debería de recibir, pero que sólo tengo yo – termina por decir Marco.




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