Capítulo 46 - El amor

EL AMOR

Las vacaciones en Mallorca habían terminado ya y con ellas los días más especiales junto a Marco. Desde aquel día en la playa no volvimos a ver a Miriam. ¡Gracias a Dios! No quería volverme a poner como aquel día pero es que ya estaba cansada de ella y de que se quisiera meter en medio de nuestra relación.

Al volver a Madrid todo seguía estando igual, volví a las prácticas, Natt al colegio, Marco a los entrenamientos y partidos…

Hoy era un día bastante especial, ¿por qué especial? Tengo que ayudar a un amigo a preparar una sorpresa muy especial para alguien. La verdad es que estoy muy emocionada y tengo tantas ganas de que llegué esta noche y ver el resultado…

Voy a las diversas tiendas a recoger todos los preparativos para esta noche. Menos mal que he ido con el coche porque si no… no sé si podría con todo ello.

De repente recibo una llamada, lo cojo y es Marco.

      -       Hola amor – respondo al teléfono.

      -       Hola princesa, ¿Qué tal estás? – me pregunta Marco.

      -       Bien ¿y tú? – le pregunto también.

      -       Bien. ¿Qué haces? – me pregunta – Te echo de menos – me dice con tono triste.

      -       Estoy haciendo unos recados – le contesto.

      -       ¿Podremos vernos hoy? – me pregunta esperanzado.

      -       Lo siento amor, pero ya he quedado – le respondo.

      -       ¿Con quién? – me pregunta curioso.

      -       Con unas amigas de la Universidad – le respondo.

No me gusta mentirle, pero tengo que hacerlo.

      -       Amor ¿sigues ahí? – pregunto – Te prometo que mañana nos vemos – le digo.

      -       Siempre es igual María – me responde seco y sé que está enfadado – Llevamos más de una semana y media sin vernos y tú nunca puedes – me sigue diciendo.

     -       Lo sé Marco, pero yo también tengo mi vida – le respondo seca – No quería decir eso así Marco, lo siento – intento arreglarlo.

      -       No hace falta, ya has dejado claro que yo no formo parte de tu vida – contesta dolido – Adiós, María.

      -       ¡Marco, espera! – intento hablar pero Marco corta la llamada.

Seré idiota… Si es que soy una bocazas. Aún así tiene toda la razón del mundo. Le tengo abandonado, no consigo sacar tiempo para él, para cuidar nuestra relación. Pero me es imposible, no puedo con todo. Prácticas por la mañana, trabajo por la tarde, cuidar de Natt, hacer recados y ahora la sorpresa… Mi tiempo no da más de sí.

Me encantaría ir a verle, hablar con él, pero no puedo, así que sigo mi camino, sigo con mis recados.

Preparo todo con mucho cariño y detalle, no quiero que nada salga mal y se arruine la sorpresa.

De repente siento unas manos en mi cintura y un beso en la mejilla, sonrío inconscientemente. Me giro y sonrío a la persona que tengo enfrente.

      -       Hola Isco – digo sonriendo mientras me acerco más a él.

Odio tener que engañar a Marco. Lo odio, pero las cosas han surgido así, ha pasado tan de repente que no he tenido tiempo de explicar nada.

A veces creemos que todo va a ir igual, que cuando todo está bien, siempre lo estará, pero al final eso nunca sucede.

Recordar que no eres tú quien elige el amor, yo no elijo el amor: es el amor quien te elige a ti.

Porque el amor es así de misterioso y cuando entra en tu vida, todo cuanto realmente puedes hacer es aceptarlo.

Siente como yo siento que el amor me llena hasta derramarse, y entonces encontré la manera  de compartirlo, contigo.

Acuérdate de eso, y mantenlo en tu corazón: el amor tiene su propio tiempo, sus propias estaciones y sus propias razones para ir y venir. No lo puedes sobornar, coaccionar, motivar o insistir para que el amor se quede.

Cuando llega, sólo puedes abrazarlo, compartirlo y repartirlo.

Pero si el amor elige dejar tu corazón o el de aquel a quien tú amas, no hay nada que puedas hacer, y no hay nada que debas hacer.