Mientras vemos el Atardecer - Libro 01

Capítulo 24

Adán vino de vez en cuando, algunas por tarea, otras de paso solamente. Cada que venía sentía que mi amor por el crecía más. Faltaban pocos días para el cumpleaños de Adán, si ya han  pasado varias semanas, el tiempo pasa rápido.

Estaba decidida, decidida a escribir la carta para Adán, estaba cansada de ocultar lo que sentía por él, lo que he sentido de pequeños y antes que se haga demasiado tarde le diré lo que siento.

Vi una publicación donde decía que las mujeres no deben de decirles a los hombres que le gustan, que están enamoradas de ellos, que estarían fracasando como mujeres si lo hacen. 

Es el hombre quien tiene que tomar la iniciativa, en mi caso no será así. 

Yo, tomare la iniciativa aquí.

Estoy dispuesta a decirle a Adán lo que siento no me importa lo que diga la sociedad, pero en cuanto crecía mi seguridad, mis ganas de decirle, también crecía el miedo, miedo de que Adán no sienta lo mismo.

A veces me imagina miles de escenas, de momentos en donde le decía a Adán lo que sentía, unos en donde me iba de maravilla y otros en donde me iba de lo peor.

Me encontraba en la sala, sentada en la mesa del comedor, escuchaba mi música favorita “Imagine Dragons Bad Liar”.

Una hoja en blanco, un lápiz en la mano.

Estaba acomodando mis ideas, para empezar a escribir.

Una carta, para ti.

— ¿Qué haces? A caso escribes una carta de amor…—. Mi hermana con sus manos hizo la forma del corazón.

—No, bueno si, no le digas a nadie. 

—No le diré a nadie, si tú me dices para quien es. 

—No molestes Oriana. 

—Entonces le diré a todo el mundo, a quien sea. No me importa—. Hizo un pequeño giro por toda la sala. Ajunto sus manos en forma de megáfono. — ¡Anuncio!

Ay no

—Es para…—Me encogí de hombros—. Para Adán.

Bajo sus manos, inclino un poco su cabeza a un lado para decirme. —Sí, lo sé, es más que obvio, solo quería que lo dijeras, quería escucharlo de ti.

—Ay tonta—. Me cruce de brazos.

—Sí, sí. Yo también te quiero. Te dejo para que escribas.

Acomodando mis ideas, me quede pensando en los momentos con Adán creo que no son muchos así que. 

¿Estará bien escribir esa carta? 

De: Cooper 

Hola, ¿quería saber si podías venir a mi casa?

De: Sofí

Hola ¿Cómo estás?

Bien ¿y tú? 

Oye quería preguntarte algo…

Creo que así, deberías de haber empezado.

De: Cooper

Si estoy bien ☺

Entonces, ¿vendrás a mi casa?

De: Sofí

¿Para qué o qué?

De: Cooper

Ven, comprare pan dulce para que lo comamos con café.

De: Sofí

Tengo que pedir permiso primero. 

De: Cooper

Tu mamá no dirá que no.

Me levante, iba en dirección al cuarto de mi madre. Donde seguro estaba jugando Candy Crush

—Hola ma, ¿cómo estás?

—Bien, jugando Candy Crush.

Vaya, que novedad.

—Quería preguntarte si podía ir…—. Sabía que iba a decir que no, o que si iba a ir, no era sola, sino con alguien de referencia, mi primo. 

— ¿Si podía ir a la casa de Adán?

—Si claro.

 A caso Cooper tenía razón, mi mamá no dijo que no. 

— ¿Qué?

—Puedes ir Sofía, no hay problema ¿sabes dónde es?

—No, no sé. 

—Pregúntale a Adán, yo te llevo.

—Está bien, creí que dirías que no.

***

Nos encontrabas de camino a casa de Adán, no vivía tan lejos, no sé porque mi mamá quiso traerme, podía venir por mi cuenta. Llevaba conmigo mi bolso, que también era de mi hermana, cuando salía se lo llevaba consigo no sé, que le cuesta comprarse su propio bolso.

—Aquí es creo. 

—Sí, hay esta la mamá de Adán y si no me equivoco su abuela.

Si, lo eran, no había duda Adán era una copia de su mamá.

Miento, él es igual a su padre.  Y como me dijo Adán lo hicieron con tanto amor que el de ellos de acabo, que forma tan peculiar de decir que tus padres no están juntos. 




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