Mientras vemos las Estrellas - Libro 02

Capítulo 01 — Estrellas

Han pasado dos años de aquel día, el inicio ha sido difícil, no recuerdo nada o antes de ese día, al despertar me lleve la sorpresa que me había perdido dos años de mi vida, mis amigos me habían abandonado. Por un momento tenía 16 y ahora tengo 18 años,  he visto casos de personas que han durado muchos años en coma, incluso 30 años, al estar en tal estado tenían constantes pesadillas o el mismo sueño, eso me lleva a que tampoco recuerdo haber soñado, solo recuerdo una constante oscuridad y espacios en blanco, es decir, nada.

A veces intento concentrarme como si eso ayudara a recordar algo, aun así  no recuerdo nada, es como si en el accidente me borraran todos mis recuerdos de ese día y varios meses atrás. La vida de mi familia también se detuvo en ese instante,  no hicieron muchas cosas luego de ello, mi padre solo regreso por un mes y luego regreso con mis abuelos, mi madre me confeso que no soportaba verme en tal estado, sentía que su alma se partía en mil pedazos, que al llegar al hospital ya era lágrimas. 

Por otro lado mi madre y mis hermanas iban constantemente a visitarme, estaban al pendiente de mí y de cualquier cosa que surgiera, ellas decoraron la habitación por si llegaba a despertar no me sintiera tan incómoda, llevaron libros, algunos cuadros y en el televisor colocaban mis series favoritas, si llegaba a despertar y nadie estaba cerca me calmara viéndolas. 

No fue necesario, Oriana estaba ahí a mi lado, luego llamaron a mis padres y al Dr. H quien ha estado al pendiente desde entonces, con él entraron dos enfermeros un chico y una chica, Norman y Sara, eran pasantes en aquel entonces ahora eran enfermeros graduados, luego de despertar del coma me quede en el hospital un mes más por revisiones, unas de las cosas que pedí fue que me cortaran el largo cabello que tenía, dejándolo cerca de mis hombros.

Es una noche de diciembre lo único que quería hacer era ver las estrellas. Era lo que más hacia luego de mi recuperación. El cielo está despejado, perfecto para ver las estrellas, me encontraba sentada en la acera frente de mi casa viendo lo poco que se podían apreciar. A pesar de ser un pueblo, el brillo que causan las luces encendidas de casas juntas y más en Navidad, no me permitían apreciarlas bien. Donde empieza a brillar de manera distinta la época para las personas, el único brillo para mí son las estrellas que puedo llegar a ver desde aquí. 

Nada comparado con el cielo que vi, en el campo de mis abuelos.

Todo alrededor era oscuridad no podías ver nada, alrededor no estaba cubierto por árboles, solo en la lejanía que hacía ver arboles pequeños, tampoco había electricidad. En donde nos encontrábamos era otro lugar, no era exactamente donde viven mis abuelos, porque también recuerdo perfecto que me quería ir, no estaba cómoda en ese lugar, porque no era mi hogar. 

En eso recuerdo escuchar a mi hermana. —Mira al cielo, ve lo hermoso que se ve. —porque según ella me lo perdería.

Le obedecí, imaginen una pequeña de 7 años, estando en un campo, que lo único que se podía ver era la silueta de una pequeña casa, en donde habitaban aquellos que fuimos a visitar, una pequeña que al ver el cielo cubierto por un mar de estrellas alrededor de una gran luna llena que se hacía notar con  su grandeza y su inexplicable brillo. 

Quedo encantada, de ahí empezó su amor por ellas.

Al llegar a casa se llevó una decepción, miraba al cielo y no era nada comparado, al cielo estrellado de ese campo. La niña creció, empezó a preocuparse por otras cosas, aun así, se tomaba un tiempo para mirar al cielo, con la esperanza de volver a ver un cielo estrellado como ese. Poco a poco se fue olvidando de ese recuerdo, que prometió tener toda su vida con ella, hasta que su vida tuvo un giro inesperado, y lo único que pensó al volver a casa fue, ¿Cuándo volveré a ver un cielo estrellado como ese?

Escucho una voz pronunciar mi nombre, la cual hace que salga de tan maravilloso recuerdo. Abro los ojos para regresar a la realidad. Era mi hermana Oriana, pronto seria Oriana Clark–Smith.

—Sofía. ¿Qué estás haciendo?

Su pregunta me ofende, es obvio lo que hago, llevo haciendo esto todas las noches, luego de cenar, aun no entiendo porque pregunta. —Sofía hay un lugar mejor para ver las estrellas, no esta tan lejos, si te interesa te llevare. Por favor, dime aunque sea que me escuchas.

—Sí, lo hago. —Desde que desperté en aquella habitación de hospital, mi comunicación hacia otras personas cambio, ahora es más distante, mas cortante. No hay mucha diferencia de mi trato anterior a ellos, pero algo en mi cambio, esperaba ver a mis amigos ahí conmigo, no estaban, pregunte por ellos y no supieron responderme, solo que no sabían que había pasado con ellos desde aquel entonces. No sabían nada de Victoria, Isabela o Lucas. Mi vista seguí en las estrellas, en ningún momento me voltee a verla. 

—Si esperas un momento te llevare…déjame buscar las llaves, en el camino podemos poner una canción de tu agrado, hasta dejo que la pongas a todo volumen si quieres. —Se escucha entusiasmada, es poca la palabra que le dirijo a ella y a señora mamá. Entro a casa a buscar las llaves. Subimos al auto, me voy dos años y mi hermana tiene auto, y se va a casar pronto, no perdió el tiempo —me alegro por eso— y no es sarcasmo, puede que no se lo muestre a menudo aun ver a mi hermana feliz, me hace feliz. Antes de subir estaba en una llamada, con quien, no lo sé.

— ¿Con quién hablabas? 




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