Sofía Clark
Dolores fuertes en mi cabeza y cuerpo entero, los sentí tan reales como para morir ahí mismo, despierto y ya era de mañana, lo que paso fue un sueño, de esos que los sientes tan reales que sientes que te comen vivo. Hasta que antes de salir note que mi cabello estaba más largo, sé que me crece rápido, en menos de un año, pero esto no se explica, creí que era la mente mia, hasta que Elliot lo menciona hace un momento sin yo haberlo mencionado antes.
—Llegamos, aquí vivo, ya te puedes ir. —dije sin titubear, no quería estar otro minuto a su lado, me incomodaba, no de la forma en que lo odie, si no, es que no encuentro explicación a lo que me está pasando, y no quiero incomodarlo a él.
—Que linda casa tienes…
—No tienes que ser tan educado Elliot, estamos pintándola, nos quedamos a la mitad por falta de pintura, por eso está así —la casa estaba un desastre pronto la terminaríamos de pintar de blanco hueso de nuevo y un azul rey que envejece—, aun así no quita que hay plantas alrededor muy bonitas.
Empiezan a caer pequeñas gotas de lluvia.
—Creo que debes irte, antes que…
Llueva más fuerte, entramos a la casa, parece que esta lluvia será para todo lo que queda de la madrugada. No puedo mandarlo así a su casa, por más que intente alejarme no puedo.
—Creo que es mejor quedarme Sofía. —en un tono cansado, yo también lo estaba. —Si no es molestia claro.
— ¿En dónde dormirás?
—En la cama del perro. —lo decía en forma burlona, esto no es gracioso para mi es algo serio saber en dónde dormirá.
¿En la cama del perro? De que está hablando este tipo, no tenemos perros aquí.
— ¿Qué?
—Me refiero en el suelo Sofía, no tengo problema en donde sea, con tal de no mojarme y enfermarme. Y también porque quiero estar más tiempo contigo, como amigos, claro.
—No. Dormirás conmigo, es decir, en mi cama, yo dormiré en la de mi hermana—decida a que sería un buen plan sin fallas. Entramos a la casa para luego entrar a la habitación solo una simple cortina era lo que nos separa de lo demás, no contamos con mucha privacidad aquí, acomode un poco mi cama. Esta tal cual como la deje, bien acomodada.
—Siento que eres lo único real en mi vida. —de pronto hablo Elliot. Presionado ligeramente mí brazo.
— ¿Qué hay de tu madre? Ella es real, tu padre también, no tiene sentido lo que dices—. Fue lo único que se me ocurrió decir.
—Ella, ella...ella—. Iba a romper en llanto, era claro que lloraría.
— ¿Qué paso con ella? —no entendía nada de lo que estaba pasando, ya me estaba haciendo una idea.
—Ella me presiona para ser el mejor en todo, en todo Sofía. Tanto que a veces ni puedo conmigo mismo, tengo un pasado que a veces llega en las noches a atormentarme, siento mucha presión de su parte…
Vuelve a apretar mi brazo al punto de empezar a lastimarme. No estoy acostumbrada al contacto físico. Ha pasado mucho desde que di un abrazo de verdad. ¿Qué estoy diciendo? El último fue hace unos minutos.
—Elliot me estas lastimando—. Me atreví a decir por fin.
—Perdón. Lo siento mucho…
Mi única reacción fue darle un beso en la frente, quiero que sepa que puede contar conmigo. Es el único amigo que tengo, con la única persona que me estoy abriendo al momento de hablar por fin. Jamás había desarrollado este tipo de amistad con alguien, hablábamos de muchas cosas, nos divertíamos mucho juntos. Aun así hay una parte de mí que duda, siempre tengo una duda constante sobre las personas que me rodean.
Soltó mi brazo, se acercó más a mí, ahora su cabeza reposa en mi hombro. No para de llorar, se ve que ha estado sufriendo. Nunca había visto a Elliot así, tan frágil, ha sido fuerte por mucho tiempo. Elliot está haciendo lo más sano que podemos hacer, liberar esas lágrimas, esos sentimientos, que nos lastiman a veces y por miedo a que nos juzguen la mañana siguiente los retenemos, hasta que llega el momento del colapso.
Tengo que ayudar a Elliot, aunque también yo necesite ayuda. Ambos la necesitamos. Tratamos de vivir como chicos normales, con vidas normales, como si nada dentro de nosotros estuviera mal. Podemos ser un refugio en el cual llorar y dejar ahí todo lo mano y seguir adelante, pero eso no quita que tengamos que tener una ayuda aparte de alguien que sepa tratar estos temas.
—Elliot, te parece mejor si hablamos de esto mañana. Tengo sueño—finjo bostezar.
Mentía, luego del accidente empecé a tener insomnio. No es fácil conciliar el sueño para mí. A veces duermo temprano, a veces me la paso despierta toda la noche.
—Ya…ya es mañana Sofía.
— ¿Cómo sabes la hora?
—Solo digo. —hizo un pequeño bostezo, por alguna razón hice lo mismo.
—Tenemos que dormir, no es bueno estar despiertos a esta hora, ¿Tienes sueño?
—Sí, por tanto llorar. Perdón por eso, no quería que me vieras así.
No dije nada, solo me acomode y lo abrace, pasaron unos minutos para que Elliot se quedara dormido, todavía llovía razón por la que Elliot se quedó en la casa, ¿Cómo le explicare a mamá que un chico amaneció aquí?