Sofía Clark
Me cambie de ropa apenas Elliot me dijo donde quedaba el baño, podía notar lo nervioso que estaba, era primera vez que besa a un chico, me alegra que allá sido Elliot, es tan tierno.
Esta camiseta me queda grande, su tela es cómoda, me detengo un momento para verme en el espejo que está en el baño. Me deje el cabello suelto, me coloque el short que también me quedaba grande. Tan lindo, Elliot parecía un tomate.
¿Por qué lo hice? Solo me nació hacerlo, lo más tierno de todo fue su pregunta.
¿Los amigos no se besan, o sí?
No sabría responder a eso.
Salí del baño que quedaba en la oficina de la mamá de Elliot, pase por la cocina él ya se había llevado los platos con los sándwiches, y los vasos con el chocolate caliente. Que irónico, yo que pensaba en decirle en hacer algo diferente hoy y fue él quien lo planeo desde un principio. Pase por el pasillo, camine a donde estaba se encontraba acomodando las cosas para jugar, para perder mejor dicho.
—Creí que nunca saldrías. Te extrañe—. No me miraba, me fije en sus mejillas estaban rojas como las de un tomate creo que esa es una de las desventajas de tener la piel tan blanca como la nieve. Se nota mucho cuando te ruborizas.
—No me tarde tanto, no exageres. —me senté al otro lado de la mesa de centro.
No dije nada más, varias preguntas se encontraban en mi mente, una de ellas era saber sobre qué información sabia Elliot sobre el accidente, también le quería preguntar sobre que pasó en el instituto, según Alejandro, muchas cosas oscuras y bla, bla, bla.
—A la próxima, veremos una película, ¿te parece? —le sugerí.
—El que tenga mayor cantidad de dinero gana y decide que haremos el próximo fin de semana. —Tire de los dados saque un cuatro
—Eso te iba a decir para hacer algo diferente hoy, ya sabes cambiar un poco la rutina.
Elliot tomo de los dados, los agito un poco saco un nueve. —Empiezo yo, ¿cambiar la rutina? Eso es algo extraño de ti, creí que me dirías para leer un libro, aunque no tengo problema con eso, tengo un libro perfecto que podríamos leer, yo lo leí cuando estabas…
—Hablado de eso, que sabes sobre el accidente—. Volví a tirar de los dados, compre una estación de tren.
—La verdad, no sé qué decirte, han pasado dos años, y soy alguien que olvida las cosas. —desvió la mirada. Tiro de los dados, compro una propiedad, le faltan dos más para así poder comprar casas.
Ay pequeño Elliot, sé que estas mintiendo.
—Entiendo. ¿Qué de cierto es que en el instituto pasaron “cosas extrañas”?
Elliot se encontraba tomando un poco de su chocolate caliente, al preguntar aquello se ahogó — ¿Estas bien?
—Como lo has dicho, pasaron cosas extrañas, por alguna razón, no muchos recuerdan lo que sucedió. Pero si está claro que Naomi buscaba dar respuestas a lo que pasaba. Hay rumores de que sigue viva.
—Entiendo. —Iba comprando toda propiedad en la que caía, a este paso Elliot tenía más dinero. — ¿Qué paso contigo tu ex novia?
Viva el chisme.
— ¿Cómo sabes de ella? Jamás te hable de ella—. Sonaba confuso.
—Antes de cerrar las cuentas de mis redes sociales, vi unas fotos viejas, de ti y de ella, es muy bonita. Creo que estudie con ella hace años.
—Todo se resume en mi madre, ella pensaba más en mi futuro, así que decidió por mí en terminar la relación. Según era lo mejor.
— ¿La amabas?
—No lo suficiente como para desafiar a mi madre en ese momento. —se limitó a decir.
Paso un rato, como una hora más o menos. Iba ganando. —Hagamos otra cosa, no quiero jugar más.
—Lo dices porque vas a perder. —Elliot caía en alguna de mis propiedades y quedaba automáticamente en bancarrota. Varias de sus propiedades estaban hipotecadas. —Entonces me voy antes que se haga tarde, ¿secaste mi ropa? —abrió los ojos y poco a poco vi como llevaba su mano a su frente.
—Mierda. —no se a donde fue porque lo seguí y no lo vi más.
Me asome por la ventana de la sala, ya estaba oscuro, eran 10:18pm. Las horas pasaron volando, paso más de una hora, aunque a casa llego un poco más tarde.
—Sabes se me olvidado decirte, ya tengo mi licencia de conducir, ¿Quieres verla?
—Elliot—lo tome de los hombros—que me muestres tu licencia de conducir no quita que te hayas olvidado de secar mi ropa.
—Perdón, ya la puse a secar, esperemos unos minutos. ¿Sí?
Volvimos a la sala, antes de acomodar las cosas del Monopoly con mi teléfono que por suerte no se mojó le tome una foto al partido que teníamos y aun lado las tazas de chocolate caliente, no paraba de molestar a Elliot con que había ganado.
—Ya, ya está claro que ganaste, deja de molestarme.
—No. —se fue a donde supongo es su habitación para guardar el juego. De ahí fue a la lavandería. —Ya está seca, toma.
Nos quedamos quietos, mirándonos fijamente, creí que él me besaría estaba tan cerca de mí, sentía la tensión, pero en eso decido ir a cambiarme de nuevo. Me volví a ver en el espejo, en eso caí en cuenta bese a Elliot, en qué momento decidí hacer eso.