Sofía Clark
27 de Febrero
Estamos a una semana de la boda de Oriana, eso significa que familiares vendrán a quedarse en la casa, desde un principio se había hablado que solo los abuelos vendrían, y de último momento nos enteramos que mi tía y sus hijos también vendrán, nada agradables para mí, suelen husmear en las cosas ajenas, hacer preguntas incomodas que estás obligado a responder.
—Sofía Noé Clark Parcet—. Llamo mi mamá, pause la música, me quite los audífonos y deje el libro aun lado. —Acomoda tu habitación, la familia de tu padre llegare dentro de poco. Y ya sabes cómo son ellos.
Hice lo que me pidió acomode todo en su lugar, algunas de las cosas de Oriana ya no estaban en su lugar, ya se las estaba empezando a llevar a su nueva casa. Esto de que Oriana se case, me lo estoy tomando cincuenta y cincuenta, una parte de mi rechaza la idea de ya no compartir más la habitación con mi hermana, y otro está feliz por su nuevo comienzo, ahora no solo será ella nada más, abra un nuevo miembro en la familia, mi pequeña esperanza. Es una de las pocas razones por las que sigo con vida.
Ya llegando el final de la tarde nos encontrábamos en el frente esperando a esos familiares que iban a llegar, tenía tiempo sin ver el atardecer antes lo consideraba un arte, una maravilla.
Como ese acto hace teñir a las nubes de colores grisáceos, a colores encantadores, eso pensaba antes, ahora solo es un atardecer como cualquier otro. Para mi es solo eso un atardecer, ver como cae el sol. El atardecer era naranja, estamos en la hora de los venados, en este momento el sol no te hace nada.
Había pasado más de una semana sin hablar con Elliot, lo intentaba llamar y nada, no quería parecer intensa o algo por el estilo. Le deje varios mensajes también.
Sentada en la sala, ya habían llegado los familiares de mi padre, tenía la poca esperanza de que él viniera con ellos, cuando llegaron eran solo ellos, mi tío tampoco pudo estar presente.
—A caso ella está molesta con nosotros—. Hablo mi tía de la nada refiriéndose a mí, como si no estuviera ahí presente, sentadas en la sala tomando café mi madre le responde: —Ella es así, su cara es así todo el tiempo, no tiene nada contigo.
—No me extraña que haga cosas raras luego de que no recordara nada, ¿ahora ya recuerdas lo que te paso? —esta vez sí se dirigía a mí, me quede sin palabras, no sabía cómo responder a esa pregunta, ninguna pregunta en realidad, cada que me hacían una me quedaba sin palabras sin saber que decir. Por eso agradecía de estar acompañada de personas que pueden responder por mí.
—No vuelvas a preguntarle eso a mi hermana—. Oriana había llegado en el momento justo—. Si ella recuerda o no, ese no es tu asusto. Y menos si es para burlarte de ella.
Ambas sabíamos sus intenciones, al querer saber si recordaba o no, incluso una vez llegue a escuchar de ella que todo esto me lo había inventado para llamar la atención, que yo fingía no recordar nada a mi conveniencia. Hasta incluso llegue a pensar si fue cierto o no, esforzándome para ver si recordaba algo y no pasaba nada, cabe añadir que siempre recalcaba los gastos que le hacía pasar a mis padres, como si el dinero fuera suyo. Haciendo que me sintiera peor de lo que ya estaba.
—Estoy más cuerda que tú—. Al decir eso me retire de la sala, ahora iba camino al mirador, puede que Elliot no estuviera ahí, aun así seguía siendo el lugar en donde no me molestarían por un rato.
Nadie me siguió, nadie me detuvo, saben a dónde iré y con quien me encontraría en ese lugar, no me moleste en decir tampoco a donde iba.
Mi teléfono comienza a sonar, era señora mamá.
—Hija, solo te llamo para decirte que vuelvas temprano, aunque si puedes quedarte donde tu amigo Elliot, no tendré problema con eso.
—No podría hacer algo así, volveré cuando pueda—. Termine la llamada.
***
Semanas atrás, 15 de Febrero.
Elliot Johnson
Iba camino a mi lugar de trabajo, esta vez iba más temprano de lo normal, o eso me hacía pensar el clima nublado que no permitía que se notara el brillo del sol por la mañana. Cuando de repente cerré los ojos, estaba muy cansado por las horas de trabajo extra que tenía. Al abrirlos alguien estaba parado enfrente de mí.
—Norman.
Recibo un fuerte golpe en la cabeza, y todo se volvió oscuridad a mi alrededor, incluso cuando los abrí, me sentía confundido, eran tanta la oscuridad que me rodeaba que no sabía si estaba inconsciente todavía, me comenzaba a desesperar.
***
Sofía Clark
Lo vi, ahí estaba el sentado en el pasto, alumbrando con una linterna un libro, por sus hojas era un libro viejo, podía apreciar que tenía el cabello más largo que la última vez que lo vi.
—Elliot.
Camine a donde estaba él, toque su hombro y lo volví a llamar. —Elliot, cariño.
Volteo a verme, con la fuerza con la que abalanzo hacia mi caímos al pasto abrazados, lo extrañaba demasiado y al parecer él a mí también no me soltaba su abrazo era demasiado fuerte.