Elliot Johnson
He pensado decirles a mis padres sobre mi relación con Sofía, mi padre no creo que le pese tanto, en cambio, a mi madre, si, recuerdo en la forma en la que me dijo que mi relación había terminado.
Estaba en la sala de estar, entretenido en uno de los tantos juegos que tengo en la PlayStation, cuando de la nada mi madre llego.
—Ella no es la indicada para ti—. Al final azoto la puerta, dejando a un lado mi atención al juego, y ahora dirigida completamente a ella. Había estudiado con ella en años anteriores, Melissa es inteligente, bonita y ama el modelaje, era la chica perfecta para mí.
— ¡Mientes Melissa es perfecta, es más que la indicada!—. Jamás le había alzado la voz a mi madre, a pesar de su hostigamiento hacia mí, sobre mis estudios, sobre todo. Aun así la amo, porque es mi madre.
***
Entre a la casa, eran las 10:15am, mis padres estarían durmiendo, mañana les toca ir a trabajar como de costumbre.
Despierto a las 6:42am, un poco antes de lo usual, voy al baño, cepillo mis dientes, me arreglo para ir a trabajar, sin antes de salir de mi habitación me quito la pulsera que Sofía me regalo. Sé que prometí nunca quitármela, pero en el trabajo me pidieron quitármela, ahora mi jefe quiere abrir una pizzería entonces me tienen haciendo un pequeño curso de pizzas, lo cual es genial le hare pizzas a Sofía. Estaba de camino a la cocina para desayunar.
—Hoy te levantaste más temprano de lo normal—. Era mi padre mientras se servía su taza de café. Mamá había terminado de hacer el desayuno, así que aproveche el momento para decirles sobre mi relación con Sofía se lo debo.
—Mamá, Papá. —Llame su atención en la mesa del comedor.
—Dinos hijo. —Hablo mi padre, con un semblante un poco cansando, no lo culpo trabaja mucho.
—Ya te desiste a obedecernos, y estudiar la carrera que te salvara de la pobreza y dejaras ese trabajo mediocre en la cafetería, es vergonzoso cuando alguien me dice si en serio trabajas ahí—. Era obvio la diferencia entre ambos.
Sentía la mirada de unos ojos azules, sabía perfectamente de quien eran, de mi madre.
—Lo que les quiero decir es que Sofía Clark, ella me gusta, es mi novia desde hace un mes y pido que respeten mi decisión.
Hubo silencio de parte de ambos
— ¡Estás Loco! ¿Esa lisiada? — Dijo mi madre con el ceño fruncido, era más que obvio que le molestaba lo que acababa de decir. — ¡Ella te hizo un amarre o algo parecido! Es lo que suelen hacer ese tipo de personas.
Puse mi mirada fija en ella, estaba molesto, no tenía derecho de decir algo así, tan siquiera pensarlo. No dije nada, papá con sus ojos grises solo nos miraba ambos, una y otra vez
—Cálmate. Solo es un chico enamorado... —Intervino mi padre—. Todo se solucionara.
—De una chica que no vale la pena—. Finalizo mi madre. Levantándose de la mesa, dejándonos solos a mi padre y a mí.
Silencio de nuevo
—Muchacho…
Se acercó un poco a mí, y coloco su mano sobre mi hombro
—Sé que tu madre es un poco extraña a veces, sé que en algún momento ella entenderá y esto será solo un mal recuerdo. Ella es una chica que vale la pena, por lo que me has contado ella se esfuerza por seguir adelante, dando lo mejor de ella cada día, dejando atrás lo que paso. No te rindas, no le hagas caso a tu madre, ella puede llegar hacer un poco paranoica.
A pesar de ser mi tío, él era como un padre para mí, el padre que nunca tuve. Si tuve padre, él se fue cuando era aún pequeño. Por lo que escuche se fue con otra familia. De ahí pase hacer prioridad de mi tío. Él sabía la verdad, la misma que yo sé, hizo lo posible por ayudarme a superar aquel pasado que creí haber superado antes.
—Me iré a trabajar—. Papá se ofreció a llevarme, dije que no, insistió se sentía culpable por el momento que habíamos pasado hace rato, aun así llegue caminando.
En el trabajo era el único que había llegado.
—Sin duda, si tuviéramos un cuadro del empleado del mes serias tú todos los meses—. Era Frank, también trabaja aquí. —O sea, solo digo, trabajas también en la pizzería no, yo el próximo verano me iré a la capital, ya reuní el dinero que necesitaba, empezare mi carrera de cantante allá. Tengo un sueño y lo hare realidad.
— ¿Tus padres te apoyan? —pregunte, me causaba curiosidad.
—Sí, claro, mis padres tienen camisetas en donde dicen que son mis fans número uno, mi mamá es la presidenta—. Dijo Frank con entusiasmo— ¿Por qué tus padres no? Deberían hacerlo, eres el mejor en lo que haces. O eso siempre dice Rebeca.
—No sé quién es Rebeca, ¿trabaja con nosotros?
—Si por supuesto, es la hija del jefe, siempre habla de ti, creo que está enamorada.
No dije nada al respeto, camine a la parte trasera del almacén, coloque mis cosas en el casillero, tome lo que me corresponde del uniforme, corra y mantel con el logo de la cafetería.
La conversación con mis padres no salió nada como lo esperaba, en realidad, mamá reacciono como esperaba, ella cambio luego de que papá nos dejó, no le entraba la idea de que papá nos allá cambiado por otro familia, por otra familia, mamá, estaba tan obsesionada con ellos, que dio con la otra familia. No los conozco tengo medio hermanos por ahí y no sé quiénes son, tal vez estudiaron conmigo, aunque esa idea es descartada cuando mamá dijo que su potra espectacular familia vive en otro estado. Y que ellos no eran de mi edad, son unos años menores que yo.