Estando en casa creí que descansaría del día tan largo que tuve, pero no fue así, me cambie de ropa, me coloque mi pijama, era algo tarde para leer a parte estaba muy cansada, aun así decidí escuchar un poco de música, lo coloque en aleatorio, ya habían sonado tres de mis canciones favoritas, una era de un cantante naciente, y en eso empezó veo en la descripción sonar Slow Dacing in the Dark - Joji. En un principio se me hizo raro no recuerdo haber escuchado esta canción antes. Tiene una melodía lenta, algo atractiva, creo que pronto se volvería una de mis favoritas, me dejo llevar por la música.
En un momento todo cambio, en eso sentí un pequeño dolor de cabeza, mi mente se empezó a llenar de recuerdos vividos, no solo recordé pequeñas cosas que al parecer había olvidado, recordé al pequeño Adán Cooper.
Mi pequeño Adán Cooper.
Mi vista se nublo, oscuridad de nuevo.
En la lejanía podía ver una luz blanca sobre alguien, era ella de nuevo, sabía perfectamente que lo era, lo sentía, esta vez me encontraba sola con ella, no había nadie tomando mi mano, — ¡Tu otras vez! ¡¿Qué quieres de mí?!
Estuvo frente de mi de nuevo, esta vez sin la capa, era como verme a mí en un espejo pero con algunos cambios, en el lado derecho de su cara tenía una mancha blanca alrededor, sobre salía en su piel morena, su cabello largo y suelto.
Empecé a llorar, ¿Quién era esta mujer, porque se parece a mí?
—Tranquila, no vengo hacerte daño, solo estoy para protegerte, cometí un error en el pasado, y por eso quedaste en tal estado, sé que tienes demasiadas preguntas, pero poco a poco las iremos respondiendo soy tu amiga Sofía Clark, no tu enemiga. As recordado lo que temía. Si recuerdas eso. —No entendía nada, coloco sus manos alrededor de mi cara, y de ahí volví a mi habitación.
Tenía un fuerte dolor de cabeza, no sabía que me había pasado hace un momento. — ¿Que me paso?
Me encontraba en tirada en el suelo de mi habitación.
Te has desmayado de nuevo, hablo mi subconsciente. —Cierto, tengo que tener más cuidado. Y dejar de hablar conmigo misma. —Me levante, quedando de frente al espejo.
Silencio, solo silencio.
Al estar mi mente un poco clara, recuerde aquella carta que alguna vez escribe con tanto sentimiento para Adán, él estuvo hace poco aquí, empecé a buscar en mi cuarto esa carta, busque y busque pero jamás la encontré, tienes una copia de ella en tu laptop.
Aunque también algo vergonzoso, recordad eso.
— ¿En dónde está mi laptop?
La encontré, por un momento estaba emocionada de leerla, pero el miedo me invadió, acaso fue mucho para él la carta, porque jamás tuve respuesta de él. Eso es lo que recuerdo, tal vez si me respondió y no puede soportarlo y mente guardo ese sentimiento en lo más profundo de mi corazón haciendo incluso que lo olvidara a él, y todo lo que pasamos.
Comencé a leerla después de tanto tiempo, no puede creer que llegue a escribir algo así, con tanto sentimiento. Distraída en la carta, no note como mi alrededor se nublaba, ahora que haría algo recordar a Adán vuelve también mis sentimientos por él.
—Hola Sofía—. Una voz masculina, que se me hace tan familiar que me aterra. —Nos volvemos a ver.
Quedo un poco inconsciente un así puedo llegar a ver un poco borroso, como me cargar y me llevan con ellos, durante el camino, me llevan por un camino en donde solo puedo divisar arboles alrededor, siento como el auto se mueve, alrededor de estos, me cargan de nuevo. Son tres personas, la que me está cargando, y las dos que vienen detrás de él. Estas personas son fans de las capas.
***
Logro despertar por fin, y esta vez no es como las anteriores, suelo despertar en mi cama como si nada, en esta ocasión estoy en una habitación todas las paredes son de madera, puedo que este en una cabaña, estoy en una, me parece familiar este lugar, como si he llegado a venir varias veces.
—Despertaste, Sofía Clark, 19 años, vaya que lindo novio tienes, que paso con ese, ¿Cómo se llama…?
—Adán, se llama Adán Cooper—. Es lo primero que digo al llegar aquí. Me acomode en la cama, quedando mi espalda reposada en la pared.
—Cierto, y yo soy Naomi, me llamo Naomi Miller, prácticamente estoy aquí como si fuera protección a testigos, pero sin libertar, sin nueva identidad y sin poder salir de aquí jamás. —hablaba con tanta seguridad, mientras leí un libro viejo. Suele detenerse cada que tiene que pasar las páginas con cuidado.
Naomi Miller, piel morena, ojos claros, cabello rizado, lleva puesta una falda a cuadro y una camisa blanca manga larga y no olvidar sus lentes al estilo clásico. Por algo razón no llevaba zapatos. Estaba sentado en un sillón ubicado al frente de la cama.
— ¿Por qué no llevas zapatos?
—Tú tampoco llevas zapatos—. Seguía hablando, sin dejar el libro a un lado. Alguien entro tomando el libro de improviso de las manos de Naomi. No es cualquiera es a quien suele ver en mi mente.
—Te he dicho que no entres a mi biblioteca—. Toma el libro y lo cierra, estaba sin cuidado alguno. —Levántate, estas en mi lugar. Y colócate unos zapatos.