Mil Estrellas Por Ti

Capítulo 5

No esperé ni a qué se fuera, para ir a la habitación de Carla, que me parta un rayo, pero esto lo cuento ahorita, porque lo cuento.

Abrí la puerta, y Carla no estaba en su cama, joder, ¿será que no durmió aquí?, y literalmente la llame, con sí estuviese llamando a firulais:

—Carla, Carla, ven.

—Jajjajja.

Me lleve la mano al corazón.

—Ni te habías percatado que estaba en el baño.

Me encogí de hombros y dije:

—Un error lo comete cualquiera.

Ya un poco tranquila, recordé lo que paso, y dije alegremente:

—CARLAAAAAAA.

—¿Estás drogada?, tanta felicidad en ti es rara, y más si estás expresando tus emociones.

Ni le preste atención a lo último.

—Tengo algo que contarte, siéntate —dije mientras señalaba la cama.

Se me quedo mirando.

—¡Siéntate! —dije en tono autoritario, y se sentó en la cama.

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Luego, de contarle todo sobre lo que me sucedió, ella salto de alegría y me prometió que me ayudaría a conquistarlo y qué ya no tendría nada más con él, a menos que yo le pidiera que lo stalkeará, «no gracias, no creo que quiera tener que enterarme de algo que no quiero saber», y sobre lo de “conquistarlo”, nunca dije eso, pero la fantasía de Carla, voló de más cuando comencé mi relato con:

Stefano, toco la puerta y me dijo, que quería conocerme, y después puro chillidos de alegría por parte de Carla.

—Por fin. Gracias Dios, cumpliste mi mayor deseo.

—¿Tu mayor deseo? —dije mientras entrecerraba los ojos.

—Que por fin alguien te interesara —dijo, y se puso a chillar de la emoción—, esto hay que celebrarlo con una fiesta.

—Nada de fiestas —grité rápidamente—, ni mucho menos nada de cervezas ni música, necesito pensar —murmuré.

—Necesitamos celebrarlo —dijo Carla mientras se acercaba a mí —, no sobre pienses las cosas, vive el momento, y agregó—: estoy tan feliz por ti.

—No llores Carla —Me acerque a ella y la abrace, y no un simple abrazo, sino un abrazo de oso.

—Es que estoy tan emocionada por ti —dijo mientras hipeaba —y estoy triste porque no te quieres dar una oportunidad, Stefano no es un mal tipo, si no te gusta no importa, pero no te cierres está oportunidad, Anastasia, te lo mereces.

Si me preguntaban cómo me sentía, no podría definirlo, por un lado, me siento feliz porque me invitaron a una cita, pero, por otro lado, mi lado racional, y por el que siempre me he dejado guiar, me dije, que no me fie de él, de nadie del sexo masculino, y que lo único que querrán de mí, o de cualquier chica, es ilusionarla ara tener relaciones con ella, y luego dejarlas como un objeto cualquiera.

Siempre me digo, que ese tipo de pensamientos “fatalistas” que ocasionan caos en mi cabeza, son malos, son simplemente temores sin fundamentos por las experiencias de muchas chicas, ya que, nunca he tenido novio, nunca he experimentado en carne propia lo que es que te dejen, pero siento que debo arriesgarme, a no que darme con la duda, de si pude haber sido feliz, o si puede haber encontrado una linda amistad, sé que solo mis decisiones me guiarán a las respuestas que busco.

No quiero cerrarme, no quiero cerrarme, me repito constantemente, necesito vivir, y con miedo, nunca lo podré hacer.

—Está bien, Carla, tú ganas —Se alejó de mi abrazo y me miro a la cara con los ojos como huevos fritos —Saldré con él, pero no me presiones más —suspiré—, pero quiero que entiendas que está soy yo, que está es mi personalidad, y que no podré ni podrás cambiarla, no tan fácilmente.

—Lo que tú quieras. Solo quiero que vivas tu juventud.

—Lo sé, lo sé.

—¿Abrazo de Oso?

Asentí

—Abrazo de Oso.

Y nos dimos un abrazo.

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¡Gracias por seguirme en esta nueva aventura!

Espero sus comentarios.



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En el texto hay: romance risa amistad amor

Editado: 23.12.2023

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