Mil Estrellas Por Ti

Capítulo 16

Había vuelto a mi jornada laboral con los nervios de punta, había pasado otra vez por su oficina y su secretaria no sabía nada, lo llama a su teléfono y nada, deje miles de mensajes y nada, y por último, recurrí a su padre, diciéndole que lo necesitaba para un trabajo, pero me dijo que no había hablado con su hijo desde ayer, wao, que comunicación tan buena, pero ese no era el punto, el punto era contactar a Stefano.

Así que me puse pensar sobre algo o alguien que me pudiera dar una señal de su existencia, y fue allí, que mi cerebro brillo, y una idea surco, poética y todo, pero ajá, su amigo era ¿Livy? ¿Friki?, Dios no me acuerdo...es Ricky, Ricky, porque es él quien está parado en la oficina de su amiga preguntando por mí

—Hola —me acerque rápidamente a él, interrumpiendo su plática.

Se giró hacia mí, y me arrastró hacia mi oficina.

—¿Qué pasa? —pregunté —¿Dónde está Stefano?

Me estaba desesperando con ese ir y venir, estaba nervioso, pero no sabía por qué.

—Stefano está donde su madre.

Oh, su madre. Esa mujer que se suponía que debió amarlo, pero no, nunca se preocupó por él, ni nada por lo que hacía, hasta que apareció Carla y quiso someter a Stefano para que se casará y tuviera sus nietos con ella.

Esas víboras son tal para cual.

—¿Qué hace donde su madre? Pensé que...

—Podríamos decir que se encuentra temporalmente secuestrado.

—¿Temporalmente secuestrado?

—Si. Verás, Stefano ya no quiso saber más sobre su madre al irse de vacaciones, digo viaje, y al enterarse que estaba aquí y nunca la había llamado mi visitado, lo mando a secuestrar —¿Qué? —pero tranquila no es un secuestro, sino una privación de su libertad momentánea

No puede evitar arrojar mi taza de café, que, por cierto, no tenía café.

—¿Cómo sabes eso? ¿Cuándo te lo dijo? ¿Por dónde te comunicas con él? ¿Porque no me ha llamado? —parecía una loca gritando, pero no me importaba, quería saber de mi amorcito.

—Siéntate —y señalo la silla.

—No quiero sentarme, quiero me digas donde está —dije mientras me acerca a él con lágrimas, estaba llorando, y ni cuenta me había dado.

No saber de Stefano me estaba volviendo loca, pero la prueba de que realmente estaba enamorada de él, era que estaba llorando, yo nunca lloro, mi mamá me enseñó que los problemas no se solucionan llorando, por lo que me prive de llorar tanto así, que Carla me decía "Robot", y de allí mi naciente falta de expresar mis emociones.

—Dime cuando volverá —sentía que no lo volvería a ver en un largo tiempo.

Ojalá que me presentimiento no se cumpliera, porque si no estaría destrozada.

—Él vendrá, Anastasia. Su madre no le impondrá nada, tu sabes que él y yo hablamos, y que él no quiere nada con su madre, ni con su padre.

“Él te ama, volverá a ti, nunca lo dudes”

Y se fue.

¿Volverá a mí? Acaso, ¿No lo volvería a ver?

Y me puso llorar, me sentía horrible con un vacío por dentro, nunca pensé que llegara a tener tal conexión con alguien, pero me alegra haberme equivocado, porque si me hubiese cerrado al amor y a sentir algo por alguien, nunca hubiese aceptado a Stefano con mi novio, ni aprender a besar, ni que las caricias pueden ser tiernas sin llegar al ámbito sexual, solo él y yo queriéndonos de forma tierna.

No quería estar más aquí, necesitaba irme, así que agarre mis cosas y me fui, creo que me tomaría dos días libres o una semana, porque mi hombre volvería a mí, así tenga que mover mar y tierra.

Pero antes tenía que saber algo, porque de ser cierto me confirmaría con quién estaba Stefano.



#11535 en Novela romántica
#6488 en Otros
#1927 en Relatos cortos

En el texto hay: romance risa amistad amor

Editado: 23.12.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.