Mil Estrellas Por Ti

Capítulo 23

Me alegraba que mi mamá me hubiese dejado sola, no hubiese soportado ningún tipo de reproches o consuelo, sentía que esto me lo había buscado, aun sabiendo que yo no podía saber que esto era lo que pasaría, que este sería el final de mi relación con Stefano.

Busque en el armario algo que ponerme, y me coloque un suéter y un short corto, me senté en mi cama, sin ganas de salir y me puse a pensar sobre lo que me había dicho Clarisa, estaba claro que Stefano estaba involucrado pero no sabía si era que lo estaban amenazando o era todo parte de su plan macabro, no podía imaginar a alguien que pudiera dañar a alguien con alevosía como él había hecho conmigo, a pesar de todo, tenía una esperanza de poder arreglar las cosas con Stefano, pero no me quería refugiar en ese sentimiento.

En lo que me acosté para poder dormir o seguir pensando acostada, tocan mi puerta y alguien abre, alzo mi cabeza y es mi madre, su cara muestra preocupación.

—Hija, ¿puedo sentarme? —dijo con poco dubitativa.

¿Tan mal me veía?

—Sí, mamá, toma asiento.

Se sentó y palmeo su costado para que me sentara junto a ella, suspire, y me senté, nadie dijo nada, pero podía sentir el apoyo incondicional de mi madre.

—¿Quieres hablar sobre eso? —pregunto mientras me atraía a su hombro y acostara mi cabeza.

¿Quería hablar? No, no me sentía preparada, por lo que dije

—Mamá, yo…

—Tranquila, hija, no debes contarme nada, no ahora si no quieres —dijo, lo que hizo que levantara mi cabeza para posar mis ojos en los suyos, y volvi acostar mi cabeza en su hombro.

—Hace tiempo que no estábamos así, compartiendo un momento madre e hija —dije para cambiar el tema.

Ella se dio cuenta por lo que río un poco

—Si, hace tiempos que no nos veíamos.

—Madre, lo siento por irme de casa de esa forma, no debí hacerlo antes de avisarte.

Hablar sobre ese momento, me hacía sentir un poco basura, a mi madre la deje con él imbécil de mi padre, y si bien no lo odiaba, lo mejor sería que se hubiese largado de nuestras vidas.

Me levante abruptamente

—Mi padre —exclamé —mamá, mi padre puede venir y…

Mi madre se levantó e hizo que me sentará

—Él ya no vendrá por acá —fruncí el ceño

—¿Qué significa eso? ¿está fuera de viaje? —gracias a dios que mi papa viaja mucho porque si no, lo hubiese terminado matando en la época en la yo vivía con ellos.

—No, hija —susurro, observe que sus ojos se llenaban de lagrimas

—Mamá, ¿qué pasa? ¿él te hizo algo? Te juro por dios que…

—Nos divorciamos —exclamo mirándome a mis ojos, veía en su mirada tristeza, pero una gran fuerza, una que hace tiempo que no veía.

—Madre —fue lo único que dije porque comencé a llorar —sé que esto te duele, fueron tantos años con mi padre, pero esto es lo mejor. Estoy tan orgullosa de ti —debía hacérselo saber, esto eran un gran paso a la dirección correcta.

—Lo sé, mi flor —hace tiempo que no me llamaba mi flor —debí hacerte caso cuando me dijiste que tú padre nunca cambiario —suspiro y limpio el resto de las lágrimas que le surcaban en los ojos —quiero que te quedes aquí conmigo cariño, quiero cuidarte como antes.

—Claro que sí, necesito a mi madre —y nos dimos un abrazo, este era el inicio de una nueva etapa, ni en mil años hubiese pensado en volver a casa y sin mi padre, ¡wao!, no todo lo que me había pasado era malo.

Nos separamos y mi madre termino de limpiarme las lágrimas que estaban en mi cara

—Mi flor, todavía sigues amando a ese muchacho ¿no?

—Si mami, mi corazón arde por él, mi corazón dice que lo busque que todo lo que paso debía haber sido porque estaba amenazado —tome una pausa para calmarme y proseguir —pero mi mente me dice que él este fue su plan, vengarse de Carla a través de mí porque ella le había sido infiel con Steven.

Mi madre no dijo nada y me miro con un poco de pena, me separé de ella y me recosté en mi armario

—Entonces, ¿es cierto? —pregunte entrecortadamente.

—Cariño…

—Dímelo —le grité —por favor, dímelo —le supliqué.

—Si es verdad, Anastasia, pero yo creo que…

—¿Qué tú crees qué? —pregunte de forma histérica —¿Qué tú crees qué? —esto no podía estar pasándome, me sentía como una adictiva en plena recuperación, cuando todo estaba yendo bien, cuanto estaba tratando de aceptar todo y albergar esperanzas, todo se derrumba.

—Lárgate —grité llorando mientras me deslizaba lentamente —lárgate por favor, no quiero hablar con nadie.

—No creo que debas…—la mire a los ojos y lo que debió haber visto en mis ojos, le debió haber dejado claro que necesitaba este momento porque se fue sin antes decirme —Te amo, recuerda siempre eso —quería contestarle, pero las palabras no me salían.

Oí que cerraba la puerta, y lo único que pensaba que tenía que hablar con Stefano, tratar de arreglar todo este enrollo, no podría seguir en este estado de recuperación y después desplome, no era nada bueno para mí ni mucho menos para mi salud, lo único que quería eran respuestas, y la única fuente fidedigna que tenía en mente era él.

Pero, ¿cómo podría contactar a Stefano?, por lo momentos, la única persona en la que podía pensar era Clarisa que parecía tener contactos con esa familia, aunque no descartaba a Ricky, pero llamarlo podría hacer alertar a Stefano, cosa que debía evitar a toda costa, todavía no podía calificar si Stefano se encontraba en el equipo de los buenos o de los malos.

Pero, pensándolo mejor Ricky no era una opción por todos los motivos anteriores y por el hecho de que no me sabia su número de teléfono, recordé que deje mi teléfono en el apartamento de Stefano, así que, sin duda, Clarisa era la única que podía ayudar, y todo esto debía hacerlo sin que mi madre se enterara, no quería seguir mortificándola con esto, ya era suficiente con que me haya salvado de la psicótica de Carla.



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Editado: 23.12.2023

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