Subí las escaleras con el pensamiento de que Gary podría ver hoy a Stefano, puede que sea un presentimiento o mi ansiedad hablando por mí, pero, estaría vigilando a Gary, y esperando a Clarisa, estaba un poco preocupada, por no decir bastante, que mi supuesto “rescate” haya sido un teatro, para quedar bien con mi mamá, cosa que me hacía preguntarme de donde mi mamá los conocía, su trato hacia ellos era cordial pero no lo sentía como si se conocieran de hace tiempo, o tal vez, es mi imaginación haciendo ver las cosas tal y como son, no me acordaba sí mi mama y yo hablamos sobre ellos, no, lo último que recuerdo es que le grite, que estúpida fui, mi madre no tiene la cual de que Stefano me haya roto el corazón, pero, es ya es agua pasada, bueno ni tanto, porque habían pasado dos días del secuestro, sin embargo, automentirme me parecía lo más lógico en estos momentos para no sufrir “mucho más” e intentar tener la mente clara, esto ni yo me lo creo.
Necesito arreglar las cosas con mi mamá, la conocía y sabía que estaba dolida, mi mama era como yo, seca pero cuando alguien que le importaba la hería, agárrense, que mi mama se volvía un tierno gatito llorón, y no lo digo en mal sentido, sino dando me cuenta que actúe mal y debía solucionarlo.
Así que fui a su habitación, y toque, no me contesto
—Mamá, ¿podemos hablar? —pregunté mientras tocaba la puerta.
No contesto, por lo que entre, la luz estaba pagada y mi madre estaba durmiendo, me acerque hacia ella, y me agache para acariciarle el cabello.
—Disculpa, mami, no debí gritarte —dije apenada, mi mamá no se merecía esa actitud de mi parte.
—Estás disculpada, mi cielo —dijo colocando su mano para acariciarme mi mejilla.
—Gracias por estar siempre conmigo —susurré.
—Tu y yo contra el mundo —me reí, mi madre siempre me decía eso de pequeña.
—Descansa —le besé la frente y me fui, pero antes de abrir la puerta, su voz llego hasta mi
—¿Anastasia?
—Sí, ¿mamá? —pregunte de volviendo hasta llegar a su lado.
—Cuídate de Gary, ese muchacho no me da buena espina —fruncí el ceo, mi madre estaba ocultando algo, abrí la boca para preguntarle el porqué de esa advertencia y me dijo —no seas tan curiosa, mi flor, no me malinterpretes, él es un buen chico, pero es igual a su padre.
—¿Quién es su padre? —no estaba entendiendo nada de nada.
—El hermano de tu padre —¿Queeee?
—Entonces, ¿él es mi primo? ¿junto con Clarisa? —mi madre tenía esto bien guardadito.
—Ambos son adoptados.
—Pero, ¿Por qué nunca los conocí?
—Es una historia larga —enarque la ceja —pero ya que estoy diciendo esto, deberé soltar la sopa, ¿no? —asentí —tu tía hace tiempo que quería tener hijos, pero tu tío no quería, por lo que al final, acepto adoptar con la condición de no ser presentados a la familia, y tu tía acepto.
Ya todo tenía sentido, las constantes ausencias de mi tía en las fiestas familiares, y el odio que se veía en la mirada de mi tío.
—Me has dejado en shock, necesito procesarlo —de repente me surgió una pregunta —¿ellos saben que son mis primos?
—Sí —aun siendo familia, Gary me quiere destruir, lamentablemente, una cosa no niega la cosa, que seamos familia, no significa que me trate de bien.
—Por lo que mi flor, ten cuidado con Gary, él siempre se sintió excluido del núcleo familiar, y por ello, nos odia.
—Pero, si nosotros no tenemos la culpa de ello, ni mucho menos yo —me parecía sorprendente que nos odie a todos por el hecho de que mi tío no lo aceptara.
—¿Y Clarisa? ¿a ella la trataba bien? —porque si así trataba a su hijo…
—Ella era la princesa de sus ojos —suspiro —aunque no lo creas, Gary y Clarisa son hermanos de sangre, pero Gary siempre quiso sobresalir en cualquier cosa para opacar a Clarisa.
—Mama…
—Mejor ve a dormir, y descansa mi amor, si quieres preguntarme cualquier cosa, te la responderé, pero mañana, me siento muy cansada.
—¿Te sientes bien mami? —hemos hablado mucho de mí, y no me habia percatado como estaba ella, y como le habría afectado la noticia de mi secuestro.
—Sí, mi flor, solo han sido muchas emociones.
—Entiendo, te dejaré descansar, y mañana hare esos panqueques que tanto te gustan.
—Buenas noches, mi flor.
Cerré la puerta con sigilo, y en ese mismo instante se abrió la puerta principal, así que Clarisa había llegado, baje lentamente las escaleras, y oí el murmullo de las voces para dirigir hacia allí y escuchar, pegue mi oreja de la puerta de la cocina, pero solo se oían ruidos raros, estarán matando a alguien?, reí por mi pensamiento, recordé que la cocina tenía dos puertas, la segunda era la trasera que conectaba hacia el jardín si mal no recuerdo, me dirigí hacia allá, abrí la puerta un poco de forma imperceptible, y lo que vi me dejo impactada, Gary estaba apuntando a Clarisa con un cuchillo y riéndose de forma macabra, Clarisa no decía nada, pero Gary sí, demasiado para mi gusto.
—Me tienes harto Clarisa, he sido muy condescendiente contigo, te he pedido una cosa, una simple cosa, y no la has podido hacer.
—Anastasia está herida, se encuentra mal por Stefano, y tú —dice señalándolo, pareciera que se estuviera burlando de él —me pides que la lleve hasta él, para que hablen —colocando comillas aéreas mientras decía esto último.
–Stefano, está enamorado de la basura de mi prima, y tú me tendrás que ayudar a destruirla.
—¿Por qué la odias?
—Los odio a todos —podría no ver su cara muy bien, pero esa mirada nunca la olvidaría, era la mirada del vació mismo en una persona —y más a ella, ella me quito el amor de mi tío junto contigo, pero yo a ti nunca te haría daño, hermanita —le susurro apuntándola con el cuchillo —pero ella merece estar con el imbécil de Stefano, si me preguntas a mí, creo que Stefano sedujo a Anastasia para desquitarse de Carla, porque enserio, ¿Quién querría a Anastasia?, pero eso ya no importa, se la entregaremos a Stefano y él hará con ella lo que quiera, y si la mata mejor para nosotros, porque de algo estamos seguros tú y to, no lo dejara ir más nunca —su risa era escalofriante y sus facciones antes lindas, resultaban afiladas y asquerosas a mi vista.