Mil razones para dejarte ir.

16. Volcán en erupción.

—Vamos Alice, sabes que lo quieres —ronronea mientras mueve su mano frente a mi.

Parece que el universo se enfrasca en que cada uno de mis encuentros con Sebastian termine con una propuesta y su mando extendida hacia mi.

—Sebastian, yo no...

—Sé que aún estas molesta —me interrumpe— y no te estoy pidiendo que dejes de estarlo. Solo quiero explicarte que fue lo que sucedió

—Ambos sabemos lo que sucedió —increpo.

—No, no sabes toda la historia y en el fondo sabes que tengo razón. Tienes preguntas a las que solo yo puedo darle respuestas

Suspiro, con exasperación porque en el fondo tiene razón.

Desde que escuché al trío de chicas en el baño, me he estado preguntando un sinfin de cosas, que se fueron al traste una vez lo vi y estampe mi mano contra su cara, pero que ahora vuelven a resurgir.

—¿Por qué no puedes darme esas respuestas ahora?

Él hace una mueca, tirando de su cabello hacia atrás.

—Porque no soporto sentirme presionado, y es lo que siento con tu papá mirándonos

Me giro de inmediato para confirmar lo que me ha dicho y si, es así. Papá se encuentra de brazos cruzados, mirándonos desde la puerta de la cocina.

Sin decirle nada más a Sebastian, camino con rapidez hacia él quien enmarca una de sus cejas a medida que me acerco.

—¿No vas a presentarme a tu amigo? —pregunta sin cambiar su expresión.

—No es mi amigo papá

—Llevas bastante tiempo aquí afuera hablando con él

Meto las manos en los bolsillos de la sudadera que estoy usando mientras medito con cuidado mis siguientes palabras, al tiempo que termino de tomar una decisión.

—Es un chico a quien conocí recientemente y con quien tengo una conversación pendiente, por lo que tengo que salir con él un momento —lamo mis labios—. Si eso esta bien para ti —murmuro esto último en voz baja.

No debería, ni siquiera debería tomarlo como una posibilidad retoma hacer lo que hago, pero algo me impulsa a hacerlo y ni yo misma entiendo que.

—Es noche de escuela —explica papá de manera neutra—. Y no conozco a ese chico

—Prometo no volver tarde y es amigo de Alina

Papá deja escapar una especie de sonrisa.

—¿Como puede ser eso una clase de consuelo? —finalmente ríe brevemente junto a mi—. De acuerdo Alice, confiaré en ti, como siempre lo he hecho

—Gracias papá —le doy un beso en la mejilla antes de que regrese dentro de la casa.

Tomó una profunda respiración antes de regresar junto a Sebastian, quien ya está montado en la motocicleta encendida con el casco puesto y con el otro tendido hacia mi.

—Das por sentado que iré contigo —replico mordazmente.

—De no ser así, habrías entrado detrás de tu papá —Sebastian mueve el casco hacia mí—. Vamos, no queremos regresar tarde ¿cierto?

Blanqueo los ojos, tomando el casco. De algún modo logro colocarmelo sin tener demasiado problema con mis gafas y mi cola de caballo, antes de sentarme ahorcada detrás de él. Rodeo su cintura con mis brazos en el momento en el que arranca.

Chillo apretando el agarre hacia Sebastian, sintiendo tu pecho vibrar ante su risa.

¡Lo ha hecho a propósito!

Sin embargo, no disminuyo la fuerza de mi agarre mientras Sebastian conduce por la ciudad. Como la primera vez, las luces de la ciudad pasan de manera vertiginosa gracias a la velocidad con la que conduce, disminuyendo en cantidad a medida que Sebastian toma el conocido camino que lleva hacia el acantilado al que me llevó la primera vez.

Esta vez cuando Sebastian detiene la motocicleta, bajo de inmediato para no pasar por la misma vergüenza de la vez anterior. Me deshago del casco y tomo un respiro de aire fresco, antes de enfrentar a Sebastian quien yace recostado a la motocicleta, de brazos cruzados.

—Puedes comenzar cuando gustes —anuncia sin apartar su mirada de la mía.

—Tan directo, como siempre ¿no?

—Mientras antes terminemos con esto antes dejarás de estar molesta conmigo

Blanqueo los ojos.

—Yo solo vine por las respuestas, no dije que dejaría de estar molesta y tu me dijiste que no me lo pedirías —le recuerdo.

Sebastian vuelve a sonreír de manera engreída.

—Estoy segura de que luego de escucharme dejarás de estarlo

—Entonces puedes comenzar a contarme porque odias tanto a Zach

Sebastian suspira con frustración.

—Por qué Lewis es un jodido idiota

—Sebastian, no —levanto mi brazo—. Quiero que me cuentes tus razones, no que lo insultes

—¿Por qué te importa tanto?

—Porque es mi mejor amigo, mi único a migo a decir verdad —confieso— y ha estado conmigo siempre por lo que lo adoro y él a mi, así que por favor...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.