Mil razones para dejarte ir.

18. Celoso.

—¿Aún no llega Zach? —pregunta mamá parándose a mi lado.

Sacudo la cabeza, con pesadez.

Está lloviendo y en días así, Zach pasa por mí. Pero no me ha vuelto a hablar desde ayer por lo que no sé si este día venga.

—¿Se han peleado? —pregunta mamá de nuevo.

Ambas miramos hacia la calle el agua caer del cielo.

—Está molesto conmigo —musito.

—¿Por qué?

—Creo que es a causa de Sebastian

Soy sincera con mamá porque siempre sabe que decir cuando más lo necesito. Creo que debí recurrir a ella desde que todo este asunto inició, pero me enfoque tanto en ignorarlo que ni siquiera lo tomé como una opción.

Sin embargo, Zach es un tema completamente distinto y mamá siempre ha sido participe en nuestra amistad.

—¿Está celoso?

Me giro hacia mamá quien me observa de manera burlona.

–Por supuesto que no está celoso

Sus cejas se alzan.

—¿Por qué no debería de estarlo? Él es el único chico que ha estado en tu vida durante muchísimo tiempo cariño, es normal que se sienta amenazado

—No tiene por qué sentirse amenazado porque no existe nadie que pueda ocupar el lugar de Zach mamá —aseguro—. Él es mi mejor amigo

—Quizás quiere ser algo más... Las mejores relaciones a veces comienzan con años de amistad previa

Blanqueo los ojos ante esto.

—Te lo he dicho mil veces mamá, Zach y yo no nos vemos de esa manera

—Quizás Zach no lo hacía hasta que vio que te fijabas en otro —murmura mamá encogiéndose de hombros—. Los hombres son criaturas simples en su mayoría, pero a veces esa simplicidad puede llevarlos a ser idiotas. Quizás él se sentía seguro de tenerte, hasta ahora

Sacudo mi cabeza.

—Estás imaginando cosas donde no las hay mamá, Zach no esa clase de chico

—De acuerdo, ¿y qué hay de Sebastian?

Mi ceño se frunce.

—¿Qué pasa con él?

—¿Qué clase de chico es Sebastian?

Mis cejas se alzan y siento mis mejillas arder, lo que hace que mi mamá enarque una de sus cejas.

—Si la sola mención de ese chico te hace sonrojar, significa que te debe gustar y mucho

—Realmente no quiero hablar de él

—Tendrás que hacerlo en algún momento —dice muy seria—. No creías que te sacaría del apuro con tu padre sin querer algo a cambio ¿cierto?

—Mamá —refunfuño.

Ella ríe, abriendo su paraguas.

—Sé está haciendo tarde, te llevaré a la escuela

Asiento, imitando su acción y caminando detrás de ella hacia su auto. Estoy a punto de subir cuando vuelvo mi mirada hacia la calle en el instante en el que el jeep de Zach se estaciona en mi calzada.

—Parece que tu príncipe azul llegó después de todo —bromea mamá subiendo al auto.

No puedo decirle nada al respecto, porque cierro la puerta de su auto y camino hacia el de Zach quien abre la puerta desde dentro antes de que yo llegue. Subo con rapidez al auto y me acomodo en el asiento del copiloto, cierro el paraguas y la puerta del auto mientras Zach arranca.

—Creí que no vendrías —digo sin mirarlo.

—Tenemos un acuerdo —su tono es frío e impersonal.

Nada que ver con el Zach cariñoso que suele ser.

—Lo sé, pero no creí que lo cumplirías

—Tenemos un acuerdo —repite—. Independientemente de lo que suceda, siempre contarás conmigo para llevarte a la secuela los días de lluvia

Suspiro, volteándome a mirarlo. Él está concentrado en conducir, con su semblante serio mirando al frente. Un mechón de cabello rubio cae sobre su frente y me dan ganas de quitarlo, pero me contengo. Sinceramente no sé cómo reaccionaría. Por lo que vuelvo mi vista al frente.

Cuando llegamos a la escuela, Zach se estaciona y apaga el auto y se queda en silencio.

Decido dar el primer paso.

—Zach, no quiero seguir así

Él suspira, mirándome finalmente.

—Yo tampoco

—Entonces ¿qué puedo hacer para que volvamos a ser los mismos de antes?

Zach estira su mano hacia la mía y le da un ligero apretón.

—No lo sé, sigo sin entenderte Alice. Ese día, en la escuela, parecías tan dolida con lo que Sebastian te dijo ¿cómo pudiste perdonarlo tan rápido?

—No lo sé —admito.

Es difícil de explicar cómo unas cuantas sonrisas y besos me habían hecho olvidar como había gritado frente a todos lo que había sucedido.

—Me gustaría que lo hicieras, porque Sebastian no es bueno para ti

Mi ceño se frunce.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.