Mil razones para dejarte ir.

26. Antes.

—Deberías venir de nuevo la próxima semana —comenta mamá mientras caminamos a la sala de estar.

—Mamá —advierto.

—¿Por qué no? Si tienes cenas semanales con Zach... —mamá deja la frase sin terminar y yo quiero morirme.

Ante la mención de mi amigo, Sebastian permanece impacible pero sé que no le agrada en absoluto.

—Mamá, estoy segura de que Sebastian tiene mejores cosas que hacer que estar semanalmente siendo interrogado por papá

Mamá hace una mueca y no dice nada más, cosa que agradezco. 

—Estaría encantado de regresar —dice Sebastian sorprendiendome—. No sé si semanalmente pero en alguna otra ocasión... El pie de manzana amerita regresar —asegura guiñandole el ojo a mi madre.

Mis boca cae abierta y mamá no hace más que reír ante el obvio coqueteo.

—Será un placer tenerte por aquí de nuevo —asegura mamá dándole un beso en la mejilla.

Se voltea hacia mí y hace un gesto de aprobación con las manos antes de irse a la cocina donde papá y Alina se quedaron lavando los platos.

Blanqueo los ojos ante esto y acomodo mis gafas sobre el puente de mi nariz antes de mirar a Sebastian, quien tiene esa sonrisa engreída en tus labios.

—Creo que a tu mamá le gusto

—Y al parecer a ti también te gusta —espeto abriendo la puerta de entrada para salir fuera de casa.

De inmediato veo la motocicleta de Sebastian al lado de la acera y camino hacia ella, con él pisandome los talones.

—Y al parecer, tu estas celosa

Me detengo y me doy la vuelta de inmediato. 

—No estoy celosa 

Su ceja se alza mientras se acerca a mi. 

—Por supuesto que si, pero descuida, tu madre es una mujer hermosa y encantadora pero es casada y un poco mayor para mí así que me quedo contigo 

—Eres un idiota 

—Y tu te ves adorable cuando estas celosa 

—No estoy celosa —repito. 

Sebastian posa sus manos en mi cadera y tira de mi cuerpo para que nada se interponga entre nosotros antes de inclinarse y unir nuestros labios.

Todo mi cuerpo reacciona ante este contacto. 

Tiemblo, mi temperatura aumenta y mis células claman por algo más, aunque no entiendo que pueda ser mientras la lengua de Sebastian acaricia la mía con lentitud, logrando que también, me derrita entre sus brazos como mantequilla. Tanto que debo aferrarme a su camisa por si mis piernas llegan a fallar, no terminar hecha un desastre en el suelo.

Sebastian me sostiene con fuerza, rodeando mi cadera con sus brazos. Ni una briza podría pasar entre nuestros cuerpo, y sentir su cercanía es algo agradable y adictivo.

—¿Crees que le sigo gustando a tú mamá después de esto? —pregunta Sebastian en un susurro rompiendo el beso.

—¿Qué? —mi mente no coordina, continúa muy lejos de aquí, cosa que sucede cada vez que Sebastian me besa. 

Él ríe ante ésto y su aliento cálido cae sobre mis labios y de los cuales sale mi respiración que sigue entrecortada tras ese beso.

—Es que no sé si arruine todo lo que había avanzado con ella luego de besarte así frente a su casa

Finalmente abro mis ojos para encontrarme con los suyos, que destilan diversión y algo más que no logro descifrar.

—No creo que estén mirando —musito al fin.

Sebastian alza su mano y con el pulgar traza mi labio inferior.

—¿Quieres que vuelva a besarte?

El tono de su voz es un poco más ronco de lo habitual y hace cosas extrañas con mi cuerpo. Apenas soy capaz de asentir, ya que me muero por volver a sentir sus labios sobre los míos.

Él muerde su labio inferior mientras continúa acariciando el mío con su pulgar.

—No lo haré —afirma—. Si lo hago, no me detendré y eso no es bueno

—¿Por qué?

—Estamos en publico, frente a tus padres. No quiero meterte en más problemas, no aun al menos

Mi ceño se frunce.

—¿Por qué me besaste entonces?

—Porque es todo lo que he querido hacer desde que te vi bajando la escalera, pero no creí que a tu padre le gustase verme besando a su hija 

La imagen no se me antoja atractiva pero pensar en ello me hace reír.

—Tienes razón, te habría echado de casa antes de que siquiera te sentaras en la mesa —mordisqueo mi labio un segundo antes de continuar—. Pero él ahora no está aquí presente

No sé que me ha llevado a decirle eso, pero lo he hecho ocasionando que Sebastian se quede mirándome con evidente sorpresa.

—¿De verdad quieres que vuelva a besarte? ¿Incluso después de decirte que podría meterte en problemas?

Si tono de incredulidad me hace reír brevemente, aumentando la evidente confusión en su mirada. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.