Cierro la puerta detrás de mi y camino hacia Sebastian que como siempre, me espera de brazos cruzados en su motocicleta. Se ve extramadamente bien usando jeans oscuros, camiseta negra y una camisa de cuadros blancos, negros y rojos que usa abierta y arremangada hasta sus codos.
Le sonrío a medida que me acerco a él y Sebastian corresponde mi sonrisa con la suya propia, incorporándose de pie y terminando de acortar la distancia entre ambos al caminar hacia mi también. Rodea mi cintura con sus brazos y se inclina para capturar mis labios con los suyos.
El bello de mi piel se eriza y mi corazón galopa con fuerza, vibro entre sus labios cuando su lengua toca la mía y me entrego al beso a medida que se hace más profundo, intentando obtener algo más que solo Sebastian puede darme. Él ladea su cabeza, me aprieta más contra él y en algún punto, un extraño gemido se queda atorado en mi garganta, logrando que él se aleje un poco.
—Alice
—¿Mmm? —mantengo mis ojos cerrados, intentando salir de la nebulosa donde siempre termino con sus besos.
—¿Te gusto?
—Si, me gustas —digo sin pensar.
Segundos después reacciono, abro mis ojos y lo consigo sonriendome con suficiencia.
—Creí que no volverías a decírmelo —comenta burlon.
Le doy un empujón enfadada.
—¿Por eso me besaste? —exijo saber molesta, pero no espero ninguna respuesta—. Eres un idiota
Me doy vuelta dispuesta a volver a casa, pero Sebastian me toma de la mano y me hace girar hacia él. No me da tiempo a decir nada porque de nuevo, esta eclipsandome con sus labios. Esta vez, el letargo no es tna extenso, ya que Sebastian se separa de mi mucho más rápido que la vez anterior.
—Te bese porque me apetecía hacerlo —susurra contra mis labios—. No lo hago desde ayer y ya lo extrañaba. Hacer que me dijeras que te gusto solo fue algo que se me ocurrió al ver que no parecías estar en el planeta tierra
Abro mis ojos con lentitud.
—Para mí sigues siendo un idiota
Sebastian sonríe, besando mi frente.
—Si, pero este idiota te envía muy lejos de aquí con solo un beso. Eso me gusta
—¿También vas a añadirselo a tu lista?
—Seguramente
Sebastian se aleja y sujetando mi mano, camina conmigo hasta la motocicleta. Es algo que hizo ayer en la escuela también: caminar con nuestros dedos entrelazados.
—¿A donde vamos? No me lo dijiste cuando me invitaste —explico mientras me coloco el casco.
Sebastian se coloca el de él, sube a su motocicleta y espera a que yo me siente detrás de él. Rodeo su cintura y presiono mi barbilla contra su hombro.
—¿Ahora quien está lejos del planeta tierra?
Sebastian sonríe, encendiendo el motor.
—Sigo aquí, solo no quiero decirte a donde te llevare. Es una sorpresa
Sebastian arranca y doy nuestra conversación por concluida.
Mantengo mi cuerpo lo más cercano posible al de Sebastian mientras él conduce por la ciudad. Veo casas, parques, tiendas y más casas pasar frente a nosotros. Por un minuto creo que me llevará al acantilado al que no hemos regresado desde la noche en que me contó su historia con Zach, pero él continúa conduciendo hasta alejarse un poco de la ciudad hasta llegar a un pequeño valle, donde han improvisado un mini estacionamiento.
Una vez que se ha detenido, me bajo de la motocicleta y me quito el casco, me doy cuenta que me ha traído a una feria.
—No sabía que había una feria en la ciudad —musito admirando lo bonito que se ve la cantidad de colores y puestos que hay.
—Gabriel me lo dijo. Su papá siempre vende su popular curry aquí —me explica entrelazando sus dedos con los míos—. Creo que es una especie de concurso que lleva ganando los últimos cinco años
—Oh —exclamo sorprendida mientras nos acercamos a la multitud—. ¿Quien es Gabriel?
Sebastian me mira con incredulidad a lo que solo puedo encogerme de hombros.
—A veces olvido que tu mundo gira en torno a Zachary Lewis
Continúa diciendo su nombre con desprecio, pero trato de no darle importancia.
—¿Me dirás quien es Gabriel?
—Es algo así como mi mejor amigo —explica Sebastian—. Hemos sido amigos desde el jardín de infantes, así que, son aproximadamente más de diez años de amistad
—Entonces si es tu mejor amigo —afirmo.
Aunque me parece extraño que nunca lo he visto acompañado de nadie. La única vez que lo he visto hablando con alguien en la escuela, ha sido con Blaire.
—Me sorprende que no lo conozcas. Es con quien me la paso en la escuela
—Desde que comenzaste a acosarme no te he visto con nadie
Sebastian frunce el ceño.
—¿Acostarte?
Me río sin poder evitarlo.
—Lo siento. Es como Alina describió tu acercamiento hacia mi
Sebastian se carcajea, atrayendo la atención de algunas personas a nosotros.
—No me sorprende viniendo de ella
—Aún no me ha dicho como es que ustedes se conocen —comento notandolo de pronto.
—Otro día te contaré esa historia —afirma deteniendose de pronto.
Me giro para estar frente a él, admirando sus bonitos ojos color chocolate.
—Entonces... ¿qué opinas de esto para la primera cita?
Mis cejas se alzan.
—¿Cita? Pensé que no tenías citas
—Y así era, pero me has hecho ir en contra de lo que considero sagrado ¿que mal puede hacerle al mundo tener una primera cita cuando ya conocí a tus padres?
—También es mi primera cita —murmuro.
Sebastian suaviza su mirada.
—¿Y...?
Observo mi alrededor. Puestos de comida, atracciones, adultos hablando y riendo, niños correteando de un lado a otro, olor a especias y palomitas de maíz, música saliendo por altavoces y un cielo azul maravilloso.
Vuelvo a mirarlo a los ojos y sonrío.
—Creo que es perfecta y la mejor manera de pasar la tarde —mis ojos se abren—. Por cierto, tengo toque de queda