Mil razones para dejarte ir.

33. Bailando con un extraño.

—Me gusta ese color, realza el de tus ojos —comenta Alina señalando mi blusa azul mientras bajamos las escaleras de casa.

Accedí a ir a la fiesta, más por complacerla a ella que por cualquier otra cosa. Aunque debo admitir que la posibilidad de pasar más tiempo junto a Sebastian también influyó mucho en mi decisión.

—Gracias —busco en el bolsillo trasero de mis jeans mi IPhone–. ¿Debo llamar a Zach y decirle que ya estamos listas?

Su ceño se frunce.

—¿Zach? ¿Quien habló aquí de Zach?

—¿Quien nos llevará a la fiesta entonces? —pregunto confundida—. Porque te aseguro que papá no va a llevarnos. Lo vi demasiado cómodo con mamá en la cama hace un rato

—Sé que eres nueva en esto Alice pero tienes que entender que papá no está autorizado a llevarnos a fiestas

Blanqueo los ojos mientras me cruzo de brazos.

—¿Como esperas que lleguemos a casa de Gabriel entonces?

—Fácil —ella sonríe—. Evie vendrá por nosotras. De hecho, deberíamos esperarla afuera porque debe estar por llegar

Alina comienza a caminar hacia la puerta de la casa y la sigo, sin dejar de ver sus piernas descubiertas a causa del short que está utilizando. Acompañado de un top de lentejuelas tornazol y unas sandalias de plataforma.

Bomba sexy creo que le queda diminuto a su completo look.

Caminamos una detrás de la otra hasta llegar al borde de la calle, donde ella continúa revisando su IPhone.

—¿Aún no le hablas a Zach? —pregunto tras unos segundos.

Ella me mira brevemente y asiente sin mucho ánimo.

Quiero preguntarle porque continúa molesto con él pero escucho como un auto se acerca y segundos después se estaciona frente a nosotras. Alina salta al asiento del copiloto y yo entro en la parte trasera.

—Hola Alice —me saluda Evie mientras pone el auto en marcha.

Ella posa sus bonitos ojos verdes en mi a través del espejo retrovisor y yo le sonrío.

—Hola Evie

La amistad entre Alina y Olivia es tan antigua como la de Zach y yo. Solían llamarlas la rubia y la pelirroja cuando estaban en primaria.

—¿Como van las cosas con Sebastian, Alice? Escuche que Blaire esta como loca ahora que salen juntos

Mi ceño se frunce. 

—¿Cómo es que...? 

—Evie es la prima de Blaire —explica Alina interrumpiendome—. Aunque gracias al cielo, no se parecen en nada

—Solo compartimos el apellido y el cabello cobrizo —bromea Evie. 

La reciente revelación me sorprende.

Jamás habría creído que la mejor amiga de mi hermana comparte lazos con la chica que actualmente me odia.

—Ya veo —murmuro distraída.

Me quedo observando por la ventana los pocos minutos que dura nuestro trayecto.

La casa de Gabriel no está tan retirada de la mía. A decir verdad, la mayoría vivimos en una zona cercana ya que vamos a la misma escuela. Esta zona tiene casas bastante bonitas, de dos plantas, con amplios jardines bien cuidados. La de Gabriel esta en este momento atestada de adolescentes. 

—Con suerte conseguiremos donde estacionar calle abajo —musita Alina.

Evie asiente y continúa conduciendo.

Trato de localizar la motocicleta de Sebastian pero fallo miserablemente. Solo veo autos a ambos lados de la calle, y cuando caminamos de regreso a la casa, tampoco logro ubicarla.

Alina y Evie caminan emocionadas frente a mi, mientras yo me cuestiono si realmente valió la pena estar aquí.

No logro ver a nadie que conozco mientras entro en la casa detrás de las chicas y pronto, también las pierdo a ellas. Es ahí cuando lamento muchísimo estar aquí, y no en mi casa, donde podría estar ahora viendo una buena película.

—¿Perdida?

Me sobresalto al escuchar la voz de Zach en ni oído.

Me volteo para conseguirlo mirarme con una sonrisa y ni dudo en envolver su cuello con mis brazos.

—No sabía que vendrías a esta fiesta —murmura en mi oído.

Puedo escucharlo gracias a que la música no está en un volumen demasiado alto.

—Yo tampoco —respondo cuando me separo de él—. Alina insistió y ya sabes como es

Zach hace una mueca ante la mención de Alina y yo sacudo la cabeza.

—Normalmente no me gusta meterme en los problemas que no son míos pero deben arreglar ese pleito infantil que tienen

Zach no dice nada, pero sabe que tengo razón. Es ridículo todo el asunto que se traen ambos.

—Zach Lewis —escucho una voz masculina hablar detrás de mi—. No me esperaba tu presencia hoy aquí 

Me giro para conseguir a un chico de tez morena y cabello negro, con rulos. Tiene labios carnosos, nariz prominente y ojos color miel. También es alto y delgado.

—Gabe —responde Zach.

Gabe... Grabiel... El mejor amigo de Sebastian.

—¿Donde dejaste a tus gemelos malvados? —bromea Gabe antes de clavar sus ojos en mi.

Puedo ver como un extraño brillo aparece en ellos antes de sonreír.

—A ti si que no me esperaba verte aquí esta noche, creí que no te agradan las fiestas

—No, no lo hacen —respondo—. ¿Como sabes eso de mi?

—Es difícil no saber cosas de ti cuando mi mejor amigo no para de contarmelas

Mis cejas se alzan, sorprendida.

—¿Sebastian habla de mi?

—Y al parecer con alguien que no puede mantener su boca cerrada

Mi corazón se acelera al escuchar su voz, incluso más cuando lo veo aparecer junto a Gabriel.

—Ella preguntó, yo solo respondí —explica Gabe de manera inocente.

Sebastian lo ignora mientras se acerca a mi.

—No sabía que vendrías

—Ni yo, lo supe cuando llegué a casa. Alina me sacó a rastras —explico.

Las esquinas de la boca de Sebastian se alzan levemente, antes de fijar su vista detrás de mi. 

—Lewis —dice simplemente. 

—Lane —responde Zach. 

Sebastian asiente y vuelve a clavar sus oscuros ojos en mí. 

—¿Acabas de llegar? 




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