Mil razones para dejarte ir.

40. No estoy lista.

La lluvia finalmente ha hecho acto de presencia mientras Sebastian y yo vemos la película.

Me encuentro recostada en su pecho, con las palomitas sobre mis piernas mientras Sebastian rodea mis hombros con su brazo derecho, y con el izquierdo toma cada tanto palomitas para llevarlas a su boca.

En ningún momento me toca, tampoco ha intentado volver a besarme, lo que significa que en realidad solo quería ver una película, y en cierto modo eso me decepciona un poco. 

Apenas y le he puesto atención a la película, por estar pensando en ello.

Mis sentimientos están más confusos que nunca y siento que en cualquier momento voy a explotar.

—Tengo que ir al baño —murmuro de pronto.

Sebastian se incorpora un poco y se extiende hasta el control remoto para pausar.

—¿Es eso ó estas asustada por la película? —me reta sonriendo. 

—Te he dicho que no me asustan estas cosas —espeto alejándome hacia el baño que tienen en la planta baja.

Me encierro en éste, me quito las gafas y mojo mis manos y mi rostro. Me veo en el espejo y niego, sintiendome ridícula, por continuar pensando ridiculeces que no le permiten disfrutar de lo que pasa en el momento. Si Alina tiene razón, él quizás no quiere asustarme pues sabe que está siendo mi primer... ¿Mi primer que?

Ni yo misma lo sé.

Vuelvo a sacudir mi cabeza, necesitando alejar esos pensamientos de mi cabeza. Convenciendome de que el que él no quiera llevar las cosas más lejos es lo mejor, pues a pesar de sentirme un poco decepcionada al no sentirme deseada, la realidad es, que me tranquiliza muchísimo más.

Sebastian es atento, muy guapo y me hace ver las nubes con sus besos, pero estoy segura de que no quiere involucrar sentimientos entre nosotros y aunque no pido una cena romántica a la luz de las velas para ese día, tampoco quiero estar pensando que en cuanto suceda esa persona simplemente se irá.

En el fondo, necesito de un compromiso mucho más fuerte que el simple "estamos saliendo" y aunque sé que yo estuve de acuerdo, pues en realidad nunca quise un novio en primera lugar, Sebastian comienza a calar hondo en mi interior, haciéndome sentir cosas que cada vez son más intensas hacia él y sin poder decir nada al respecto para no alejarlo.

¿Hasta cuando podré soportar todo esto?

—¿Alice?

Me sobresalto al escuchar su voz y tras secar mis manos y mi rostro, me coloco las gafas de nuevo y abro la puerta del baño para encontrarlo frente a mi.

—Hola —saludo sin saber que más decir.

Su ceño se frunce.

—¿Segura que no te estás escondiendo?

Blanqueo los ojos mientras paso junto a él y camino hacia el sofá.

—Tu eres quien se ha escondido en mi cuello varias veces —comento tomando haciento de nuevo—. Así que el cobarde eres tú

Una de sus cejas se alza mientras se acerca para tomar asiento a mi lado.

—Nadie me llama cobarde y vive para contarlo

—¿Y que vas a hacer?¿Matarme? —cuestiono sonriendo.

Bien, me siento bien. Tontear con Sebastian está bien, está mucho más que bien.

—Podría...

—Zach sabe que estoy contigo y él te mataría a ti, así que terminaríamos los dos muertos 

Sebastian gruñe y vuelve a poner en marcha la película, haciéndome reír unos minutos. La película continúa, el suspenso aumenta y la música terrorífica también. Subo mis piernas y las abrazo reposando mi cabeza sobre mis rodillas, dando pequeños vistazos a Sebastian de reojo, solo para ver como en algunas escenas cierra sus ojos por algunos segundos.

—Te estoy viendo —susurro sin mirarlo.

No sé porque lo provoco, quizás porque él siempre me provoca a mí y por primera vez al parecer, soy más valiente que él en algo.

—¿Me ves para no ver la película? —me cuestiona mirándome.

—Te estoy viendo cerrar tus ojos cuando el espectro aparece

—Por supuesto que no

Bajo mis piernas y me giro hacia él.

—Entonces sigue mirándola, mientras yo te miro a ti. A ver quien gana

Sus cejas se alzan cuando me mira.

—¿Estas retandome?

—No voy a pasar la oportunidad de probar que eres un pequeño cobarde —canturreo—. ¿Aceptas o no?

—Bien —gruñe volviendo su vista hacia la película.

Sonrío al ver que he ganado, así que lo observo, a la espera. Solo es cuestión de tiempo para que la película llegue a su punto más terrorífico. No la he visto antes pero he visto suficientes películas de terror para saber como funcionan.

—¿Segura que no intentas dejar de ver tu la película? —pregunta sin mirarme. 

—Luego podremos invertir los papeles si lo prefieres —extiendo mi mano hacia las palomitas y tomo un puñado.

Las mastico mientras escucho la película y observo a Sebastian. Su mandíbula, sus carnosos labios, su nariz recta. Puede ser que intento probar algo para acallar esa vocecilla en mi interior que clama con llevarme a pensar estupideces nuevamente, pero la verdad es, que disfruto el poder mirarlo sin parecer una lunática.

Sebastian es guapo, muy guapo y aprovecho de ver eso.

De repente, un estruendo suena en la película y Sebastian brinca en su asiento y se gira hacia, escondiendo su cara en mi cuello.

—Quita la maldita película —susurra.

Aprieto mis labios para no sonreír mientras extiendo mi mano hacia el control remoto y la pauso.

—Creo que gane, cobarde —susurro. 

—De verdad que quiero matarte —asegura separándose un poco para verme a los ojos.

Su rostro está tan cerca del mío que su respiración agitada cae sobre mí mejilla.

—¿De verdad quieres hacer eso? —pregunto en un susurro.

El niega con lentitud.

—La verdad es que quiero besarte

Mi mirada se desvía hacia sus labios por instinto, mientras mi respiración se queda atorada en mi garganta. Él acaricia mi mejilla, logrando atraer la atención de mis ojos hacia los suyos de nuevo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.