Mil razones para dejarte ir.

47. Olvídalo.

Y lo que tanto me temía, se cumple.

Puedo verlo en sus ojos y puedo sentirlo en la reacción de su cuerpo.

He cometido un error.

—Lo siento —digo de inmediato—. No debí... No tuve que decirte esto

Me alejo de Sebastian y él lo permite, lo que solo empeora la situación. Su mirada luce perdida, no logra mantenerla sobre mis ojos y se nota a leguas la incomodidad que irradia su cuerpo.

—Olvídalo, por favor —le imploro.

Sebastian suspira y tira de su cabello, antes de asentir.

—De acuerdo —concede—. Si es lo que quieres...

Siento como mi corazón se detiene ante sus palabras.

—No, no es lo que quiero —exclamo.

No quiero eso.

No quiero olvidar la primera vez que decidí decirle a alguien que lo quiero, no cuando sentirlo por Sebastian ha sido tan maravilloso. A pesar de sus cambios de humor, tener que lidiar con su equipaje y saber que él no corresponde mis sentimientos.

—¿Entonces qué quieres, Alice? —me cuestiona él sin acercarse a mí.

Me abrazo a mí misma, al sentirme repentinamente helada y no a causa de la fría noche otoñal precisamente.

—Quiero que digas algo —susurro.

—¿Qué quieres que te diga? —continúa él con un tono neutro que me desagrada.

—¿De verdad tienes que preguntarme?

—Acabas de dejarme sin palabras aquí —exclama simplemente.

Suspiro, desviando mi mirada.

—Después de todo lo que me dijiste, de todo lo que has hecho, de tu insistencia por seguir con esto... Creí... Yo creí...

—Te deseo Alice, eso es algo que no niego —me interrumpe Sebastian—. Y creí que eso era lo que tu también sentías por mí, después de todo, desde un principio establecimos que los sentimientos no iban a ser parte de esto

—No recuerdo que estableciéramos eso en algún momento —murmuro.

—Fue algo tácito Alice, era lo que debíamos esperar el uno del otro cuando decidimos que no queríamos un noviazgo —le oigo suspirar—. Creí que estabas de acuerdo con lo que teníamos

Su última oración sale con un todo distinto al anterior. Giro mi rostro hacia el suyo para verlo con una expresión parecida al dolor ¿o solo es su incomodidad que ha aumentado a niveles superiores? No logro saberlo.

—Lo estaba Sebastian, pero a medida que te conocí, las cosas cambiaron. Aunque creo que solo fue para mí

—Claro que no —asegura acercándose por primera vez, para rodear mi rostro con sus manos—. Hice cosas por ti que jamás había hecho por nadie más y se sintió bien hacerlo, así como cada momento que pasé contigo

Una sonrisa se forma en mis labios, pero no me siento feliz, en realidad me siento triste, muy triste.

—No tienes que decir esas cosas solo para hacerme sentir mejor

—No lo estoy haciendo, sabes que no es mi estilo

—Es cierto, no es tu estilo —concuerdo.

Sebastian cierra sus ojos, presionando su frente contra la mía.

—No es así como quería que terminara esta noche Alice —susurra.

—Lo sé, tampoco yo

No había estado más de acuerdo con alguien como ahora.

Fue una noche muy intensa, llena de fotografías, charlas, buena comida, la mano de Sebastian junto a la mía, su sonrisa permanente, sus halagos honestos hacia mis padres y esa mirada que nunca dejaba de seguirme cada vez que me alejaba de él, haciéndome estremecer cada vez que lo descubría y me guiñaba un ojo con descaro.

Dios, como lo quiero.

—Pero te quiero —repito—. Tenía que decírtelo, a pesar de sospechar que tú no lo tomarías de la mejor forma

Sebastian hace una mueca.

—No quiero lastimarte Alice, pero si estás esperando que yo corresponda tus sentimientos, debo advertirte de inmediato que no sé si pueda hacerlo

En ese momento, sus palabras de hace un tiempo regresan a mi mente.

No voy a mentirte nunca, jamás y eso siempre te va a cabrear

Que equivocado que estaba.

Su sinceridad no me molesta, solo me hace sentir una profunda tristeza.

—Entonces, olvídalo —susurro sosteniendo sus manos para quitarlas de mi rostro—. Y esta vez, lo digo en serio, olvídalo. Será lo mejor

—Alice...

—Hablo en serio —lo interrumpo mientras retrocedo fuera de su alcance—. Creo que los últimos acontecimientos tienen mi mente hecha un lío, hay un millón de sentimientos nuevos aflorando a mi alrededor, cosas que jamás me permití vivir o sentir con anterioridad y si a eso le sumamos tus palabras de hace un rato...

Me quedo en silencio, sintiéndome estúpida.

¿De verdad estoy buscándole una excusa para sentirme somo me siento?




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