Jordan
Hace mucho no me sentía así de emocionado, de feliz y tan lleno de energía. Se supone que ese día debía trabajar y listo, pero estaba tan aburrido y ella tan preciosa que no pude evitarlo. ¿Qué otro día tendría la oportunidad de volver a verla? No pensé mucho en posibilidades y solo lo hice.
Un poco más de medio año, conversaciones, salidas y muchas bromas después, podía más que asegurar haber tomado la decisión correcta. Valió cada palabra de mi regaño, incluso la penalización por incumplimiento de horario. Sentir su aroma, la suavidad de su piel y el duce sabor de sus labios era todo lo que quería, ella lo valía.
Sin embargo, no podía solo ocultar este nuevo temor que crecía en mi pecho. Nunca me había preocupado por eso, desde que inició el proyecto hasta que se hizo realidad no le di gran importancia. Pero dadas las nuevas circunstancias, creía necesario decirle esa parte de mi vida, debía decirle la verdad.
—Ya cabrón, me tienes obstinado con esa cara de culo —se quejó Camilo sobresaltándome—. ¿Qué joda te sucede? ¿Ya peleaste con Lili? Nadie te aguanta, Jesús.
—Serás idiota, claro que no —le recriminé—, vamos muy bien para tu información.
—Perfecto, maravilloso —exclamó con sarcasmo—, entonces a que se debe la cara de mil demonios, ¿ah? Eres mi mejor amigo, pero cansas.
—Sí, como sea, «amigo».
Continué con mis labores, la edición del último video no se haría sola ni mucho menos por arte de magia. Antes me sentía orgulloso de eso, de mis supuestos dotes de actuación, pero después de conocerla había cambiado mi forma de ver el propósito de este proyecto.
—¿Me vas a decir algún día? —insistió después de un largo silencio.
—Bien… —suspiré resignado—. ¿Crees que sea bueno decirle sobre esto a Lili? ¿Se enojará conmigo?
—¿De qué hablas? —me miró confundido.
—Ella no sabe nada de esto —dije señalando la imagen en el computador.
Frente a nosotros, estaba en pausa el video donde me podía ver a mí mismo coquetear con una chica elegante y hermosa, mientras yo vestía casual fingiendo ser un simple vendedor de dulces. Igual que ese día en que conocí a Lilieth, estaba trabajando.
—¿Estás bromeando? —se burló—. Tu preocupación es que te vea coqueteando con otras, es razonable.
—No idiota, ella ni siquiera sabe de la existencia de este tipo de contenido —le expliqué exasperado—. Nunca le he dicho de esto, para ella solo me dedico a corregir notas y esas cosas.
—Técnicamente sí haces eso, así que no le estas mintiendo —dijo más serio—. ¿Cuál es el problema?
Suspiré con desesperación, llevando mis manos a mi rostro para tratar de tranquilizarme. No había nada en el mundo que me estresara más que eso, que no entiendan lo que digo y deba sobre explicar las cosas.
—El día que la conocí se supone estaba trabajando, le dije la misma chachara que a todas, la invité a salir y todo eso…
—¿Qué? ¿La ibas a…? —me interrumpió, pero le interrumpí de vuelta.
—Claro que no, imbécil —le reclamé—. Desde el inicio solo quise hablarle y ya, no pretendía que toda esa mierda del proyecto estuviese mezclada con nuestra relación. Ese es mi puto problema, si le llego a decir a estas alturas que me dedico a hacer este tipo de videos, muy posiblemente crea eso. Y es lo que quiero evitar.
—Mierda, hermano —chasqueó la lengua en desaprobación—. De verdad que estás bien idiota. Se enojará, y bien cabrón.
—Gracias por meter el dedo en la herida, pero no dolió, ¿quieres darle más fuerte? —me quejé.
—Estoy tratando de ayudarte, atarantado —replicó.
—¿De veras? ¿Cómo? —inquirí de brazos cruzados.
—Solo dile la verdad, nada más —sugirió—. Si esperas que el tiempo siga su curso, solo corres el riesgo que se entere de esto por otros medios. Tú mismo has visto el alcance que están teniendo los últimos videos, es casi imposible que no vea alguno. Y si no lo recuerdas, sales en la mayoría de ellos, señor cara bonita.
Debía resignarme a ello, porque él tenía toda la razón. Los videos eran cada vez más populares, y por desgracia estaba obligado a salir en la mayoría de ellos. No por esa razón, sino por ser el autor de la idea del proyecto. Jamás pensé que una idea tan absurda como esta fuese aceptada, menos que se desarrollara tan bien.
—¡Dios! —exclamé—. Me va odiar por esto.
—Deja el drama, si se lo dices con las palabras correctas solo será un pequeño disgusto —comentó—. Solo hazlo rápido, y todo estará bien en ese nidito de amor.
—A veces te odio —suspiré.
—Y yo te amo mi Jordi —se burló, imitando la voz de Lilieth.
—Muérete, a ti no te sale.
Después de echarlo casi a patadas, terminé con mi trabajo de edición. Pensaba hacerlo ese mismo día, o por lo menos antes de que el nuevo video saliera a la luz, ya que en este pasó lo inesperado. La chica a la que trataba de invitar a salir, en realidad pensaba aceptarme tal como lo hizo una vez Lilieth. Sin embargo, mi intención era solo una, verificar si en realidad era una persona interesada o no. Se confirmó, y después, ¿qué? Hasta el momento no había pasado, ninguna de las chicas y chicos resultaban ser tan honestos, así que solo se desenmascaraban y ya.
#4733 en Novela romántica
#1419 en Chick lit
#1669 en Otros
#335 en Relatos cortos
Editado: 11.07.2025