- Un condón Halle ¿Tan difícil era usar un jodido condón? Hay millones en el mundo y a ti te parece mucho trabajo usar uno.
Me dice mi madre mientras agita los brazos a su lado, y ya está, todo el trabajo que me tomé intentando que las lágrimas que amenazaban por salir a la superficie se controlaran, se terminó y lloré, lloré como nunca lo había hecho.
Sus brazos me envolvieron en un tierno abrazo mientras que las lágrimas descontroladas barrian mis mejillas. Durante algunos minutos todo a mi alrededor dió vueltas, sentí una punzada de dolor en el pecho, intenté que mi respiración regresara a la normalidad y para cuando lo logré me atreví a mirar esos ojos marrones que me observaban con cautela, como si temieran que me derrumbara nuevamente de un momento a otro.
- Creo que pasaré por casa de Jhon a recoger el vestido y luego iré a casa.- susurré.
Jhon es mi padre, o bueno, solo donó su esperma porque nunca se ha ocupado de mi y pues el vestido es un regalo que me envió una prima porque se estaba acercando mi cumpleaños por el cual yo no presentaba ningún interés.
- Pero Halle, acabas de salir de consulta, vamos juntas a casa.
- Voy a estar bien, tranquila, intentaré que sea rápido.
Me miró como si no estuviera segura de que hacer pero se resignó y me dedicó una sonrisa fingida.
- Vale cariño, ten cuidado y no te demores.
Giré sobre mis talones y me dirigí hacia la parada del autobús. Solo habían transcurrido unos dos minutos cuando llegó uno. Al subir me encuentro con algunos puestos vacíos al final del pasillo y me decido por compartir asiento con una señora mayor que parece inmersa en sus pensamientos. Al notar mi presencia me dedica una dulce sonrisa que provoca pequeñas arrugas alrededor de sus labios lo cual hizo que su rostro me pareciera aún más dulce.
Mientras miro a través de la ventanilla me decido a buscar mis auriculares y elijo una canción de Ed Sheeran que he escuchado millones de veces, especialmente en esos días que siento que mi vida carece de sentido.
Las melodías de "Thinking out loud" inundan mis sentidos y me centro en el rostro de los demás pasajeros. Aparentan normalidad, no creo que ninguno se sienta como yo.
La visita al ginecólogo se reproduce en mi mente, como mamá tomaba mi mano entre las suyas y me miraba a los ojos intentando contener sus lágrimas, se que intentaba aparentar ser fuerte para que yo me sintiera protegida.
Ese momento en que introducían algo en mi vagina de lo cual ni siquiera recuerdo el nombre, solo sé que era frío, de metal y dolía montón, sentí como me abrían a la fuerza y mis lágrimas jugueteaban en mi rostro mientras me confirmaban lo que tanto temía.
Cuando volví a la realidad me percate de que faltaba poco para llegar a mi destino,aunque después tendría que caminar varias calles más arriba, el autobús me deja un poco lejos de casa de Jhon.
Reuno las fuerzas que me quedan para levantarme del rincón y cuando me dispongo a caminar hacia la salida la anciana de la sonrisa dulce me toma de la mano.
- Querida, eres muy joven para preocuparte por amores.
¿Por qué todo el mundo a mi alrededor supone que es un corazón roto el motivo de mis lágrimas? Preferiría que fueran por un adolescente con la testosterona a punto de una explosión que no lograra decidirse por una chica y se la pasara con alcohol o cigarrillos a su alrededor pero no, la vida a veces nos pone a pruebas a muy temprana edad. Ignoro su comentario ya que de cierta forma me siento ofendida.
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"Something must've gone
Wrong in my brain
Got your chemicals all
In my veins
Feelings all the higs
Fellings all the pain ..."
Never be the same (nunca volveré a ser la misma) retumba en mis oídos mientras camino por las aceras.
Justo antes de tocar el timbre siento como el viento arroja mi cabello sobre mi rostro y este se me queda pegado a la piel. ¿ Estoy llorando ? Joder!! Soy un mar de lágrimas andante. Me tomo unos minutos para mí hasta que siento que mis mejillas vuelven a su total normalidad.