Milagro antes de las doce

Epílogo

Era la noche del 24 de diciembre Arturo miraba el salón decorado con un gran árbol el cual tenía varios regalos debajo, la parte de afuera de la casa se podía distinguir en la distancia por el gigantesco muñeco de nieve que brillaba en el techo acompañado de algunos renos y por supuesto un montón de luces navideñas de diferentes colores.

Arturo recordó aquella última navidad y su milagro antes de las doce en verdad estaba feliz de haber ido a ese bar y a ese parque sin duda esa pequeña era un ángel o un ser divino que quiso traerle un poco de esperanza, todo lo que había vivido desde ese momento lo llenaba de una inmensa paz y alegría camino hasta la cocina donde su joven esposa cantaba villancicos mientras prepara una ensalada, su hija Kaia la cual adopto junto a su esposa Bea tenía ya 10 años y estaba colocando los platos en la mesa, Arturth cumpliendo ocho añitos era el hombre de la casa, ayudaba a su hermana mayor a poner los utensilios en la mesa, el viejo Harold entro con una de las gemelas en brazos mientras la otra la traía Luchi los dos nuevos miembros de la familia tenían apenas unos meses Arturo le insistió a su esposa estudiar antes de tener más bebes y eso hizo ahora ella era una increíble repostera la cual había estudiado en París enviada por su esposo el cual la apoyo acompañándola junto a los dos hijos que tenían y su fiel Luchi la cual se había convertido en la nana de los niños.

Él no le importaba lo que gastara ya habían pasado muchos años hundido en la tristeza para preocuparse por eso estaba claro que el dinero no compraba la felicidad y con dos casas y ahorros para los niños en la universidad, más unos ahorros para cuando fuera viejo era suficiente así que ayudaba a su esposa con su fundación benéfica navideña después de ser rechazada aquella noche en la que casi muere con sus dos pequeños, ella abrió aquella fundación la cual nombraron "un milagro antes de las doce" esta le brindaba asilo, comida, ropas e incluso empleo aquellos desvalidos que en navidad no tenía nada, una hermosa cena y algunos regalos hacían feliz a cualquiera en aquella situación.

 

—Hey papá, te estoy hablando —dijo su mini copia el bajo la mirada viendo aquel hermoso niño de mejillas sonrojadas.

—Lo siento hijo, estaba pensando—dijo sonriendo y poniéndose a su altura.

—Te decía que vamos a la mesa—dijo el pequeño tomando su mano.

Este lo siguió y se quedó en el umbral observando por un segundo su familia, ya no estaba solo, ni triste y menos desolado, ya su casa no es silenciosa, ahora había gritos, risas, pleitos y alegría.

Beatriz sonrió, pues noto la alegría de su hombre misterioso, Arturo era así y le gusta mucho, se podría decir que eran felices, tenían cuatro bellos hijos a Luchi y Harold que eran como abuelos consentidores. Jamás pensó que sería más feliz de lo que ya era, el timbre sonó y su amiga Liz junto a su ahora esposo entraron con dos revoltosos de seis y cinco años, todos tomaron asiento felices.

 La víspera navideña es tiempo de unión, de amor y de compartir con aquellos que amas, pero también es tiempo de perdonar y empezar de cero, recibiendo el nuevo año con un corazón puro y limpio, pero sobre todo lleno de amor, porque siempre puede haber:

Un milagro antes de las doce

 

 




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